Pearl Jam: dejen paso a un buen disco de rock

Con ‘Dark Matter’ los de Seattle ofrecen una fórmula clásica que casi habíamos olvidado: canciones furiosas, algún momento íntimo de claridad existencial y mágicos medios tiempos

Pearl Jam en una imagen promocional reciente. De izquierda a derecha: Mike McCready (guitarra), Matt Cameron (batería), Eddie Vedder (voz), Jeff Ament (bajo) y Stone Gossard (guitarra).Danny Clinch

Pearl Jam comenzó su carrera hace 33 años con una canción, Alive, donde un joven Eddie Vedder gruñía su angustia después de que su madre le revelara que el hombre que él creía su padre en realidad era su padrastro. “Oh, estoy todavía vivo”, aullaba Vedder para mantenerse a flote en aquel 1991, con 26 años. El año que viene el vocalista cumplirá 60 y ha escrito para sus hijas ...

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Pearl Jam comenzó su carrera hace 33 años con una canción, Alive, donde un joven Eddie Vedder gruñía su angustia después de que su madre le revelara que el hombre que él creía su padre en realidad era su padrastro. “Oh, estoy todavía vivo”, aullaba Vedder para mantenerse a flote en aquel 1991, con 26 años. El año que viene el vocalista cumplirá 60 y ha escrito para sus hijas Something Special, incluida en la parte final del disco que nos ocupa. Es el tema más melódico de un buen disco de rock, una canción preciosa donde papi Vedder susurra a sus vástagos (de 20 y 16 años): “Si pudieseis ver lo que yo veo, deberíais saber que estoy tan orgulloso”.

Eddie Vedder y Pearl Jam han aguantado un temporal extraordinariamente virulento, el que ha azotado al rock en los últimos tiempos. Primero esquivaron la maldición de aquella generación grunge que fue poblando el camino de jóvenes cadáveres (Kurt Cobain, Layne Staley, Scott Weiland, Chris Cornell, Mark Lanegan), luego soportaron la explosión de las estrellas del pop comercial en los 2000 (Britney Spears, Justin Timberlake, Beyoncé) y ahora se muestran firmes ante la avalancha de la música urbana. Pearl Jam ha mantenido tiesa la bandera del rock y con estimables niveles de popularidad. Bien por ellos.

Dark Matter, su duodécimo trabajo, es un álbum de rock, con sus canciones furiosas y sudorosas, algún momento íntimo de claridad existencial y mágicos medios tiempos. Una fórmula clásica que ya casi habíamos olvidado. Es este sentido recuerda al excelente último trabajo de los Rolling Stones, Hackney Diamonds. Y aquí encontramos un vínculo importante: Andrew Watt. Este neoyorquino que nació (curioso) el mismo año en el que se formaron Pearl Jam, hace 33 años, se hizo un nombre produciendo a estrellas del pop comercial como Justin Bieber, Dua Lipa o Miley Cyrus; últimamente se está encargando de remozar el sonido de veteranos del rock como Ozzy Osbourne, Iggy Pop, los Rolling Stones y ahora a Pearl Jam. La principal cualidad de Watt, además de su maestría con los instrumentos (buen guitarrista), es que es un fanático del rock que se conoce todos los detalles de la música de sus ídolos. Y eso se nota, porque consigue que los grupos regresen a su esencia, a la que les hizo grandes, pero con un sonido actual. Ese es el valor de Dark Matter.

Los de Seattle muestran desde el principio los dientes, con dos temas que levantan fuego a su paso, Scared Of Fear y React, Respond. En esta última, Vedder pregunta: “¿Estamos en guerra unos con otros? ¿Estás en guerra contigo mismo? Podríamos estar luchando juntos en lugar de pelear contra nosotros mismo”. Upper Hand es una de las joyas del disco, un tema que comienza con una introducción espectral de órgano para luego desarrollar esas rutas dramáticas que tanto frecuentaban los Pearl Jam clásicos. La voz de Vedder en este tema recupera la aflicción existencial que padecía a los 20. Destaca durante todo el álbum la labor de Mike McCready, concentrando sus mejores solos de guitarra al final de las canciones para cerrarlas con un acorde distorsionado.

Al contrario que en su anterior trabajo, Gigaton (2020), donde musicalmente cayeron en la pereza, aquí se escucha a cinco tipos concentrados en provocar un sonido que se niegan a explicar demasiado, porque no lo necesita. Sus piezas duras son como el pedernal y en los medios tiempos elaboran melodías adherentes sin caer en la retórica. A esta categoría pertenecen Wreckage, Wont’ Tell o Something Special. Poniéndonos picajosos quizá sacaríamos alguna pega, como que sobra la última canción, Setting Sun, una pieza parsimoniosa que parece un sobrante de algún disco en solitario de Vedder. Como es el cierre, siempre queda la posibilidad de pararse en la canción 10 y completar 40 minutos de un potente álbum de rock, que en el contexto musical que estamos funciona como bote salvavidas.

Pearl Jam presenta ‘Dark Matter’ en dos conciertos en Barcelona (6 y 8 de julio) y uno en Madrid (festival Mad Cool, 11 de julio).

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