Román salva un compromiso con drama incluido

El torero valenciano, volteado de forma espeluznante, salva la tarde ante los toros de Fuente Ymbro y Algarra

Un momento de la impresionante voltereta que sufrió Román en la lidia del quinto toro de la tarde.CarlosGomez_litugo

Por las condiciones del toro de Fuente Ymbro, la segunda faena de Román fue la más importante de la tarde. Picado trasero y también dosificado en el castigo, plantó la batalla propia de los toros encastados. A Román no le salió el quite por tafalleras que intentó y la faena de muleta la estrenó con cuatro por alto de estética. La primera parte de esa labor ni brilló, ni parecía gobernada. El ímpetu del toro necesitaba mano baja, someterlo, y Román descubrió a tiempo el secreto. Desde ese momento, la faena subi...

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Por las condiciones del toro de Fuente Ymbro, la segunda faena de Román fue la más importante de la tarde. Picado trasero y también dosificado en el castigo, plantó la batalla propia de los toros encastados. A Román no le salió el quite por tafalleras que intentó y la faena de muleta la estrenó con cuatro por alto de estética. La primera parte de esa labor ni brilló, ni parecía gobernada. El ímpetu del toro necesitaba mano baja, someterlo, y Román descubrió a tiempo el secreto. Desde ese momento, la faena subió en intensidad e importancia. Hubo un intento frustrado sobre la mano izquierda, para reencontrar el buen camino cuando volvió a la derecha. Bien asentado en la arena, tuvo importancia todo. La réplica de un Román, tan encastado como el de Fuente Ymbro, remató una labor de alto voltaje. Buen nivel del valenciano; gran mérito.

El que cerró la función, de Luis Algarra, fue el otro toro propicio. Tras el conato de drama del anterior, en ese sexto Román reencontró, al menos, cierta tranquilidad. Buen toro, pronto en la media y corta distancia y algo más remiso en tiro largo. Para Román fue, desde luego, el conato de paz que necesitaba tras la guerra en el quinto. A ese ejemplar, Román lo toreó cómodo y las series le salieron, al menos, con cierto buen aire. La paliza que llevaba le disculpa de que la faena no rompiera más.

El quinto de la tarde marcó un antes y un después, aunque fuera casi al final del festejo. Toro de Domingo Hernández, al recibió Román a portagayola con una larga de rodillas: le salió limpia y fue el breve y único capítulo brillante con la capa de toda la tarde. Muy sobado el toro durante el primer, admitió un discreto quite de Román por chicuelinas. Tras los dos primeros pares de banderillas de los titulares, Román cogió otros dos y le ofreció uno a su peón Raúl Martí, que reaparecía tras varios años alejado de la profesión. Mucho capotazo en ese segundo tercio y un par de Román, al cambio, en que el que dejó los palos en los bajos: desafortunado. Tanto, que no dejó que Raúl Martí completara el tercio: un desaire. El toro se puso complicado, no quería nada fuera del tercio y se refugió en tablas. Insistente Román, pero sin hallar soluciones, en un despiste el toro se lo llevó por delante en una voltereta impresionante en la que cayó de cabeza. No perdió Román los papeles, pero estuvo a punto. Ese no fue el único susto, pues en el último de los intentos de matar el toro, que ya estaba anclado en el refugio de terrenos de toriles, le prendió de nuevo. Acabó como pudo y maltrecho, tuvo que ser atendido durante varios minutos entre barreras ante de soltarse el último.

El viento se presentó de repente y condicionó la lidia del primero. Un toro de El Parralejo de correcta presencia, abanto y distraído de salida, que no dejó estirarse a Román. Dos puyazos tomó el toro, el primero con saña y el otro simplemente señalado. Pero aquella primera vara sirvió para que el toro descolgara. Y fue un buen toro en la muleta, sin plantear problemas, fue un buen aliado para Román. La faena, toda sobre la derecha menos una serie con la zurda que no tuvo relieve, fue también una lucha por salvar el viento inoportuno. El toreo en redondo fue la base, con algunos muletazos destacados. Cumplió en el primer capítulo.

Tras la tensión del segundo, el de Pedraza de Yeltes que hizo tercero fue como para tomarse un respiro. Toro de contagiosa sosería, noblón y un punto pegajoso. También algo distraído. La faena de Román fue de transición. Aseado, sin más. Se tomó un respiro, vamos.

El toro de Victorino, largo como un tren de mercancías, planteó problemas. Los clásicos de este hierro: listo, enterado, desarrolló sentido hasta ponerse no apto para la lidia moderna. Román sorteó como bien pudo cada colada y no logró imponerse. El toro sí impuso su ley y el asunto no dio para más.

VARIAS GANADERÍAS / ROMÁN, único espada

Toros, por orden de salida, de El Parralejo, Fuente Ymbro, Pedraza de Yeltes, Victorino Martín, Domingo Hernández y Luis Algarra desiguales de presentación con arreglo a su procedencia. El de Fuente Ymbro, el más encastado e interesante de todos. El de Algarra, de gran presencia, fue noble y tuvo recorrido. Bueno, a secas, el primero de El Parralejo.

Román: pinchazo y estocada (ovación); estocada pasada -aviso- (oreja); estocada pasada y cuatro descabellos (silencio); dos pinchazos, más de media y un descabello (silencio); pinchazo y estocada (ovación); estocada y dos descabellos (oreja).

Plaza de Valencia. 10 de marzo. Segunda de Fallas. Más de media entrada.

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