Estampas de la lidia antigua

Enorme mérito de Sánchez Vara y Octavio Chacón ante una mansa y complicada corrida de la casta navarra

El diestro Sánchez Vara, frente a uno de los toros de Reta.3puyazos

Si alguien hubiera tomado una foto del momento en el que Octavio Chacón intentaba darle muerte al sexto toro de Reta de Casta Navarra y la hubiera puesto en blanco y negro, cualquiera podría creer que la misma databa de finales del siglo XIX o principios del XX.

La estampa era la siguiente: un torero perfilado para entrar a matar a un fino y ofensivo toro navarro, custodiado, fuera de los burladeros, por su atenta cuadrilla. El hombre contra la fiera en un combate a vida o muerte.

Bien podría resumir ese momento el conjunto de la corrida lidiada por Reta de Casta Navarra en el fi...

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Si alguien hubiera tomado una foto del momento en el que Octavio Chacón intentaba darle muerte al sexto toro de Reta de Casta Navarra y la hubiera puesto en blanco y negro, cualquiera podría creer que la misma databa de finales del siglo XIX o principios del XX.

La estampa era la siguiente: un torero perfilado para entrar a matar a un fino y ofensivo toro navarro, custodiado, fuera de los burladeros, por su atenta cuadrilla. El hombre contra la fiera en un combate a vida o muerte.

Bien podría resumir ese momento el conjunto de la corrida lidiada por Reta de Casta Navarra en el final de la llamada Feria del Aficionado, organizada por la Peña Tres Puyazos en San Agustín de Guadalix (Madrid). Un encierro de otro tiempo, en todos los sentidos, y con todo lo que ello conlleva.

Tras el regreso a las plazas de toros, un siglo después, de la mano del ganadero Miguel Reta, la casta navarra volvía a examinarse en un festejo que había levantado una gran expectación. Para su lidia se contaba con dos matadores expertos en hacer frente a lo más duro del campo bravo: Sánchez Vara y Octavio Chacón.

A los dos, y al resto de toreros de oro y de plata, les recibió el público con una fuerte y emotiva ovación. Fue el preludio de una intensa mañana que, por momentos, trasladó a los presentes a épocas pasadas.

Nadie —salvo algún despistado, quizás— esperaba que allí se dieran vistosos capotazos, ni templados y bellos derechazos y naturales. Tampoco que por chiqueros salieran bondadosos y humilladores ejemplares. Lo que se esperaba, más bien, era la guerra. Y una guerra se libró... a medias.

La corrida de Reta, muy desigual de presentación, aunque en el tipo de su procedencia, manseó mucho, aunque no tanto como la lidiada en Céret hace dos años. Vistas ambas, la evolución es evidente. Al menos esta vez los picadores no tuvieron que perseguir a los toros a lo largo y ancho del ruedo. Es más, hubo algunos que acudieron al caballo y cumplieron. Otros, la mayoría, acabó cantando la gallina y se refugió en tablas.

Y hasta allí, armados con una muletita, tuvieron que ir a buscarles Sánchez Vara y Chacón. Ambos dieron una lección lidiadora casi hasta el final. Atentos siempre a la lidia, colocaron fenomenalmente bien a los toros en el primer tercio, y los muletearon, después, con inmenso mérito, valor y oficio.

¡Hasta fueron capaces de sacar algunos muletazos largos y limpios! Como Octavio Chacón, frente al encastado y muy listo segundo, que acudía a los cites como un resorte. A base de suavidad, el gaditano logró lo que parecía imposible, antes de que el de Reta comenzara a acortar aún más el recorrido y a rebañar en busca del bulto.

También logró lucirse Sánchez Vara con el serio tercero, que tuvo algo de recorrido y embistió a media altura. ¡Hasta ligó varios redondos! Por el derecho, claro, porque por el izquierdo el bicho cazaba moscas.

Mucho valor tuvieron también los esfuerzos realizados ante el descastado y difícil cuarto, del que Chacón extrajo una tanda limpia al natural, mediante el unipase; y ante el sobrero quinto, muy anovillado de presencia, pero que se movió con una viveza y exigencia inusitadas. ¡Qué mérito el de Sánchez Vara hasta que se rajó aquello!

Los que sí que no dieron opción alguna fueron el parado primero, que acabó acobardado y a la defensiva tras tres puyazos criminales; y el dificilísimo sexto, que sabía latín.

Un espectáculo diferente, anacrónico para muchos, pero en el que se reivindicó el espíritu primigenio de esta fiesta: la lidia de una fiera por la inteligencia y valor de un torero heroico. Estampas de una tauromaquia donde los pases cambiados, rodillazos y bernadinas no están... ni se les espera.

Reta de Casta Navarra / Sánchez Vara, Chacón

Toros de Reta de Casta Navarra, Alba Reta (4º y 5º bis) y César Reta (1º), en tipo de su procedencia, pero muy desiguales de presentación, con algunos muy serios y otros, como el 2º y el sobrero 5º bis, muy terciados; y de manso y complicado juego en conjunto.

Sánchez Vara: dos pinchazos y ocho descabellos (saludos); pinchazo y estocada desprendida (vuelta); bajonazo trasero (saludos).

Octavio Chacón: estocada tendida y contraria, un descabello —aviso— y otros tres descabellos (vuelta); pinchazo y estocada caída y atravesada (saludos); estocada corta muy atravesada, dos pinchazos —aviso—, tres pinchazos y bajonazo (ovación de despedida)

Plaza de toros de San Agustín de Guadalix (Madrid). Último festejo de la Feria del Aficionado organizada por la Peña Tres Puyazos. Menos de 2/3 de entrada.

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