Un gran toro y tres toreros a medio gas

Cayetano y Román cortaron una oreja cada uno en la primera de feria

El diestro Román muletea al quinto toro de la tarde, el mejor del encierro.Litugo/Nautalia

El toro de la corrida, seguro que uno de los toros de la feria, fue el quinto. Con sus cinco años cumplidos, aparentando la edad, hondo e impecable de armamento y 600 kilos pasados. Tomó dos varas con alegría desbordante, de lejos, y se empleó comiéndose el peto con su empuje. A las primeras de cambio también se fue directo a la muleta de Román, que lo esperó en el centro del ruedo de rodillas. Dos de tal guisa y en el tercero, al querer forzar el cambio por la espalda, el de Montalvo lo arrolló y lo perdonó. A partir de ahí, con el toro muy entregado, Román no terminó de cogerle el aire. Mule...

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El toro de la corrida, seguro que uno de los toros de la feria, fue el quinto. Con sus cinco años cumplidos, aparentando la edad, hondo e impecable de armamento y 600 kilos pasados. Tomó dos varas con alegría desbordante, de lejos, y se empleó comiéndose el peto con su empuje. A las primeras de cambio también se fue directo a la muleta de Román, que lo esperó en el centro del ruedo de rodillas. Dos de tal guisa y en el tercero, al querer forzar el cambio por la espalda, el de Montalvo lo arrolló y lo perdonó. A partir de ahí, con el toro muy entregado, Román no terminó de cogerle el aire. Muletazos en línea recta, sacudiendo el toro hacia afuera. No acabó de entender Román a perla tan deseada. La faena se deslizó hacia abajo aunque voluntariosa, con el toro casi pidiendo la hora y Román buscando una salida airosa. Las manoletinas finales tampoco sirvieron de mucho. Un soplo de decepción en la plaza.

El toro que abrió la función y las Fallas era fachada, solo eso y nada más que eso. Bien armado, astifino. Serio, en fin. Pero nada más. Ya de salida dijo que sus fuerzas eran las justas, y tras dos puyazos sin aportar nada y una desordenada lidia en banderillas, pasó a las manos de Cayetano cogido con alfileres. Intentos vanos de un Cayetano que tampoco terminó de confiarse.

Con cinco años bien cumplidos, el cuarto. Serio por los cuatro puntos cardinales. Se dejó en varas. En la primera estuvo a punto de derribar y, lo que son las cosas, se salió suelto en son de manso. Pero fue un toro entregado en la muleta, de dejar estar sin poner pegas. Cayetano se abrió de muleta con unos rodillazos, con el cierre de un molinete, que levantó clamor en los agradecidos tendidos. Luego, con el toro siempre al paso, el torero anduvo cómodo, sin redondear faena y con muletazos sueltos en faena no ligada. Los pases de pecho mirando a la gente y unos eléctricos molinetes de rodillas volvieron a calentar al personal. Una faena, en fin, de más casta que de fondo. La estocada, sin puntilla, rindió más al público, que le pidió hasta las dos orejas. El presidente, sensato, concedió una.

Varias veces rodó el segundo por la arena, con más papeletas para volver a los corrales que terminar sus días en el ruedo. A pesar de las protestas que levantó en los dos primeros tercios, llegó a la muleta con buen son e incluso goteando calidad. Lo entendió Román, en la media distancia donde el de Montalvo parecía estar más cómodo y entregado. Sin probaturas, el valenciano se lo llevó en redondo sobre la derecha muy ajustado. Más defensivo por el pitón izquierdo, por donde no tuvo tanta entrega, Román volvió a la carga por el lado derecho. Muy de cerca, comprometido, exprimió a un toro por el que nadie daba nada en principio. La estocada despejó fantasmas del pasado: entró muy lento, aunque no fue la estocada perfecta.

El primero del lote de Ginés Marín fue poca cosa por dentro y por fuera. Con la tónica general de la corrida, justo de fuerzas, se quedó muy corto en el tercio final. Media embestida, sin entrega, no fue toro de gusto. Marín lo intentó, siempre de cerca, pero echó por la calle de en medio en cuanto se dio cuenta que no había nada que rascar. Un manso de libro cerró la corrida, el tercer colorado ojo de perdiz del envío. Marín se pasó el conato de faena tras el toro, que salía huyendo cada vez que se despedía de la muleta.

MONTALVO / CAYETANO, ROMÁN, MARÍN

Toros de Montalvo, bien presentados, con cuajo y pitones. De fuerzas justas en general, desiguales de juego, destacó el quinto que fue  sobresaliente. El sexto, el de peor nota, fue un manso declarado.

Cayetano: estocada (silencio); estocada pasada (oreja).

Román: estocada algo desprendida y descabello (oreja); dos pinchazos -aviso- y dos descabellos (saludos).

Ginés Marín: estocada rinconera (silencio); estocada (silencio).

Plaza de Valencia. 12 de marzo. Primera corrida de la Feria de Fallas. Más de media entrada.

Dos salidas a hombros en Castellón. Antonio Ferrera y Paco Ramos salieron a hombros en la primera corrida de la Feria de la Magdalena en Castellón. Se lidiaron toros de Victorino Martín, bien presentados y de juego desigual. El mejor, sin duda, el bravo cuarto. También tuvo su interés el encastado tercero. Sin fuerzas y muy deslucido el primero. Complicados los demás. Antonio Ferrera, silencio y dos orejas. Miguel Ángel Perera, silencio y ovación. Paco Ramos, oreja y oreja. La plaza registró alrededor de media entrada en los tendidos.

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