Jero Romero: “Estoy tremendamente preocupado porque a mi hijo se le da bien la batería”

Fue el cantante de los exitosos The Sunday Drivers, y ahora edita su primer disco en siete años sin más pretensiones que mostrar lo que ha hecho

El cantante Jero Romero fotografiado en una calle del barrio de Chamberí en Madrid, el pasado 28 de octubre.Jaime Villanueva

Miracoloso es pura artesanía. Compuesto a fuego lento durante siete años, pero grabado con las ideas muy claras en solo dos semanas, el tercer disco de quien fuera cantante y compositor de The Sunday Drivers, Jero Romero (Toledo, 48 años), es una finísima pieza de pop en castellano. En los 10 años que han pasado desde que el grupo se disolviera por sorpresa y en pleno éxito, Jero se ha convertido en un músico de culto, de esos que tienen 50.000 oyentes mensuales en Spotify, la única for...

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Miracoloso es pura artesanía. Compuesto a fuego lento durante siete años, pero grabado con las ideas muy claras en solo dos semanas, el tercer disco de quien fuera cantante y compositor de The Sunday Drivers, Jero Romero (Toledo, 48 años), es una finísima pieza de pop en castellano. En los 10 años que han pasado desde que el grupo se disolviera por sorpresa y en pleno éxito, Jero se ha convertido en un músico de culto, de esos que tienen 50.000 oyentes mensuales en Spotify, la única forma de acceder a Miracoloso, porque la edición en vinilo ya se ha agotado y no lo va a tocar en directo. Es su forma de hacer las cosas, cuenta en un bar de Madrid, ante un pincho de tortilla y de estupendo humor.

Pregunta. Siete años desde su anterior disco ¿Qué diablos ha estado haciendo desde entonces?

Respuesta. Trabajar como las personas normales. Mi intención era hacer algo completamente ajeno a la música. Tenía unos amigos en Toledo que tenían una editorial de libros y me metí con ellos. Y ahí he estado currando y aprendiendo el oficio hasta más o menos saber lo que hago.

P. Así que ha grabado Miracoloso sin ninguna otra presión que la suya propia, que, por lo que recuerdo, suele ser mucha.

R. Bueno, como todo el mundo, más o menos. Pero siempre me ha dado envidia la gente prolífica. Yo compongo poco y mis canciones no me suelen gustar al mes. Desecho muchísimo material. Como oyente, de cada disco me quedo con dos o tres canciones, pero como autor necesito sentir que todas son buenísimas. Cuando estaba con el grupo sacábamos un disco cada año o cada dos por obligación, con el agua al cuello porque yo no era capaz de componer diez canciones que me molasen.

P. ¿Inseguridad?

R. No creo. Yo me reconozco inseguro en contextos de exposición y como para mí la composición es un acto individual e íntimo, no lo veo.

P. He de decir que siempre me ha parecido que nunca terminaba de encontrarse a gusto. Pero este disco lo veo distinto ¿Es posible que esta sea la primera vez que está cómodo con algo que ha hecho?

R. Sí. Pero me flipa que se perciba. Es algo que yo no sé explicar, pero es así. Nunca me he sentido cómodo del todo en la música y creo que nunca lo haré. No va con mi carácter. Pero estoy tranquilo. En este disco no hay ni inseguridades, que he tenido muchas. Ni pretensiones, que también he tenido algunas.

P. Esa es una mezcla muy mala.

R. Sí, lo es. Eres deudor de lo que tus compañeros de grupo quieren, de lo que hiciste ya que no quieres hacer, de lo que te dicen que vas a lograr. Pero he estado tan fuera que me he librado de todo. El simple hecho de aparecer en la portada de disco, que nunca lo he hecho, significa algo: “Mira, este soy yo y estoy bien”.

P. En Sunday Drivers había un poco de tensión continua.

R. Éramos muy tímidos y cuando eres así necesitas a alguien que esté muy seguro, porque si no te vienes abajo. Y en el grupo nos retroalimentábamos para lo bueno y para lo malo. Tendíamos a tirar hacia abajo

P. El éxito del grupo coincide con el crecimiento de los festivales.

R. Tengo el don de dejar las cosas cuando empiezan a funcionar. Hemos tocado en las primeras ediciones de casi todos los festivales más longevos de España. El primer Sonorama, el primer Low Cost, el primer SanSan…

P. ¿Fue un poco traumático el fin de los Sunday Drivers?

R. Bastante traumático, la verdad. Teníamos miedo de que nuestra amistad se resintiera. Además, siendo de una ciudad pequeña [Toledo] es duro para esas cosas. Todo el mundo tiene una opinión y se cree obligado a contártela… Es como que lo dejes con tu pareja y que todo el mundo te pregunte por ella todo el rato. Y tienes que contestar sonriendo. No todos estábamos de acuerdo y se hizo cuando mejor nos iba. Eso lo hizo más incomprensible y había que explicarse más.

P. Yo tampoco lo entiendo.

R. El principal motivo fui yo. No fui el único ¿eh? Fui el principal, pero había otros. Eso ponlo, porque sino sería injusto. Tenía otras inquietudes, no me encontraba cómodo con lo que hacíamos, empezaba a componer en castellano. Además no es lo mismo tener 25 años que 35 y un hijo.

P. ¿Su intención era seguir en solitario?

R. No, en absoluto. Yo quería irme a casa, estaba hasta los cojones de la música.

P. Pero no tardó mucho en debutar en solitario.

R. Año y medio, pero es que yo no me puse a trabajar: tenía cuatro o cinco canciones ya hechas y estaba de brazos cruzados en mi casa. Se lo puse a un músico amigo, me contagió su entusiasmo y enseguida me tiré adelante. Después hice una gira, luego otro disco y otra gira y entonces me cansé.

P. ¿Las inseguridades y expectativas de las que hablaba?

R. A mí lo que me ha pasado es que con los Drivers me pasaban cosas que creo que no nos merecíamos, porque creo no éramos tan buenos. Y conmigo creo que era lo contrario. Creo que hice conciertos de nivel muy alto, llegué al máximo de lo que puedo dar y la repercusión era cero. Vivir esa frustración confirma que yo estoy hecho para componer, grabar y punto.

Otra imagen de Jero Romero.Jaime Villanueva

P. The Sunday Drivers fueron enormes en Francia.

R. Sí. Cuando se empezaron a interesar en nosotros, en España ya habíamos tocado para bastante gente. Salas de 500 personas. Para nosotros, eso ya era la hostia. Y en algún festi, tocamos para varios miles. Pero llegas a Francia y tocas a las horas y los escenarios en los que ponen a Arcade Fire o Arctic Monkeys. Yo pensaba: “Aquí algo no cuadra”. Era un choque muy gordo.

P. Recuerdo París empapelado de carteles de Sunday Drivers.

R. Flipábamos con eso. Porque no era que en Francia tuviéramos una trayectoria, era que estábamos en una major que te lleva a hacer las promos más tochas de Francia, empapela las ciudades, tu disco está en todos los lados… Nosotros estábamos acostumbrados a que entre lo que hacíamos y lo que lográbamos hubiera cierta lógica y todo aquello hizo explotar nuestra lógica. Cuando fuimos a tocar a Francia por primera vez las salas estaban llenas. Eso es por el marketing. Lo vivíamos de una forma tan ajena que nunca llegamos a disfrutarlo del todo.

P. Este último disco suena muy distinto a los Drivers.

R. Acabe tan harto del inglés que solo escucho música en castellano. Prefiero ponerme a Drexler, Calamaro o Tangana que a Arctic Monkeys.

P. ¿Tiene relación con los otros excomponentes de Sunday Drivers?

R. Sí, sobre todo con Miguel. Nuestros hijos van a la misma clase y nos vemos todos los días.

P. ¿Nadie se ha ofrecido a convertirle en una estrella?

R. La verdad es que no.

P. ¿Y volver con los Drivers?

R. Eso más.

P. ¿Y?

R. ¿Después de lo que he contado crees que soy de ese tipo?

P. Creo que es de los que si dice “no” es “no”.

R. No está bien visto decir que no, pero hay que hacerlo. Yo me he tomado siempre la música muy en serio. A veces, demasiado. Tocar por tocar me parece una falta de respeto a esa filosofía.

P. Si dentro de cinco años su hijo que ahora tiene 11 le dice “papá, quiero ser músico”, qué le dice.

R. Que haga lo que le salga de los cojones. El único problema es que le encanta la batería y se le da muy bien. Estoy tremendamente preocupado porque a mi hijo se le da bien la batería.

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