Carla Morrison presenta a los lectores de EL PAÍS su nuevo disco, ‘El renacimiento’

La cantante habló sin tapujos de la depresión que le llevó a cambiar México por París para sanarse y componer de nuevo

La cantante Carla Morrison se reúne con un grupo de suscriptores del diario.

Se antoja difícil pensar que Carla Morrison (Tecate, 36 años), una de las artistas alternativas más conocidas dentro y fuera de las fronteras de su México natal, se sintiera sola, triste e incomprendida. Atesora tres Grammy Latinos, dos de ellos con su primer álbum, Déjenme llorar (2012), que fue uno de los discos más vendidos en su país en el momento y con el que se convirtió en un fenómeno del pop alternativo. En 2016 publicó su segundo álbum, ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Se antoja difícil pensar que Carla Morrison (Tecate, 36 años), una de las artistas alternativas más conocidas dentro y fuera de las fronteras de su México natal, se sintiera sola, triste e incomprendida. Atesora tres Grammy Latinos, dos de ellos con su primer álbum, Déjenme llorar (2012), que fue uno de los discos más vendidos en su país en el momento y con el que se convirtió en un fenómeno del pop alternativo. En 2016 publicó su segundo álbum, Amor supremo (2016), y hasta el tercero han pasado casi siete años. Más tarde, una profunda crisis personal la llevó a dejar México y a instalarse en París en 2020. De esa reflexión, que inició justo antes de la pandemia, de la introspectiva y su aprendizaje, surgió su nuevo disco, El renacimiento, y sobre él ha charlado con los suscriptores de EL PAÍS dentro del programa de actividades exclusivas de EL PAÍS +.

El suyo ha sido el último de los encuentros organizados por el periódico esta temporada, en el que un grupo reducido de seguidores tuvo la oportunidad de preguntar a la artista sobre su proceso creativo y disfrutar de una canción a capella. En conversación con la periodista de EL PAÍS Andrea Nogueira, Morrison explicó el pasado 14 de julio su nueva propuesta musical, que incluye temas como Ansiedad, No me llames u Obra de arte. “Hablo mucho sobre mi salud mental, sobre mis momentos duros que pasé al irme de México. No porque México fue el problema, lo era mi carrera y en dónde estaba en ese momento”, explicó a sus seguidores. Se refería a cuando lo dejó todo para encontrarse a sí misma y, en suma, cuando volvió a sus canciones para cantarle a los demás. “La reacción del público ha sido muy bonita porque mucha gente se siente identificada con el concepto del Renacimiento. Creo que después de la pandemia todos quedamos un poquito así, como sacados de onda”, sintetizó.

No hay poder humano que aguante una crítica constante en las redes sociales”
Carla Morrison

La decisión de parar con 2020 le hizo clic tras un momento crítico, cuando empezó a tener pensamientos negativos sobre su carrera. Reconoció que estaba siendo muy dura consigo misma, empezó a nublarse: “Sufrí una depresión muy fuerte, con constante ansiedad que no me permitía ser feliz”. Probablemente, una de las causas que le llevó a ese estado fue el acoso que asegura haber sufrido de 2012 a 2015 en redes sociales. Dice que fue una de las primeras artistas mexicanas que tenía tatuajes, “un poco de sobrepeso”, que hablaba de una manera muy clara en las entrevistas. “Recibí muchas críticas y comparaciones y al final eso me afectó. No hay poder humano que aguante una crítica constante en las redes sociales”, expresó.

Sumado a lo anterior, sintió que vivía para trabajar. Incluso confesó haber perdido sus hobbies; necesitaba recuperar la relación con sus amigos y familia. Cuando dijo basta, recordó en el encuentro virtual, fue cuando le vino un pensamiento preocupante y que recordó sin ambages: “Si quiero tener el trabajo de mis sueños, no debería sentir que a lo mejor si estuviera muerta sería más fácil. Eso me alertó”.

Pero con tiempo y paciencia, París le sanó. Morrison se reencontró consigo misma. Lo logró con terapia, descanso y tiempo libre: “Aprendí a disfrutar de vivir. Como si aprendiera de las pequeñas cosas: ir al parque, parar a tomar un café, mirar a la gente”. Muchas veces, contó, se ponía a llorar, “como si quisiera regresar a abrazar a esa Carla que se sentía tan sola y perdida”. Pero se repuso. Con el tiempo volvió a componer, y en esas visitas a los museos en París, nutridas de grandes obras de arte sobre el Renacimiento, encontró su momento vital. El concepto del Renacimiento definiría a su disco y la época que atravesaba. “Todas mis canciones tienen que ver con eso, con volver a mí”, dijo a su audiencia virtual de unas 20 personas.

Ahora que ya está recuperada, la artista aseguró disfrutar del momento presente en su carrera. Dijo que se ha cuidado mentalmente, ha mejorado su alimentación, tomó clases de jazz y dedica más tiempo a estar con los suyos. Quizá ha aprendido a no tomarse todo tan en serio, reflexionó, aunque eso no quiera decir que no le importe su trabajo: “Todo lo siento mucho más claro. Definitivamente, es un antes y un después”. El renacimiento y sus 11 temas así lo atestiguan.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Archivado En