Los chispazos de luz de Curro Díaz
El torero de Linares da una vuelta al ruedo tras estoquear al mejor toro de una mansa y deslucida corrida de El Montecillo
Cómo sería la cosa que la mejor noticia que dejó el festejo fue su corta duración. Corta, claro, para estos tiempos de tauromaquia moderna en la que rara es la corrida que no dura más de dos horas y media. Esta vez fueron poco más de dos y ya se hizo larga…
A las ocho y cuarto de la tarde, con el día aún alumbrando el cielo, los contados aficionados que acudieron a la plaza de Las Ventas, la abandonaban felicitándose por la hora de salida y recordando algunos pasajes de la actuación de Curro Díaz.
Él, el más veterano de la terna, protagonizó los únicos momentos reseñables de la t...
Cómo sería la cosa que la mejor noticia que dejó el festejo fue su corta duración. Corta, claro, para estos tiempos de tauromaquia moderna en la que rara es la corrida que no dura más de dos horas y media. Esta vez fueron poco más de dos y ya se hizo larga…
A las ocho y cuarto de la tarde, con el día aún alumbrando el cielo, los contados aficionados que acudieron a la plaza de Las Ventas, la abandonaban felicitándose por la hora de salida y recordando algunos pasajes de la actuación de Curro Díaz.
Él, el más veterano de la terna, protagonizó los únicos momentos reseñables de la tarde. Fueron solo chispazos. Detalles. Instantes. Pero de gran calidad. Lo apuntó ante el primero, el ejemplar más serio y descarado de la corrida de El Montecillo. Y no fue fácil. El animal, que, como el resto de sus hermanos manseó en varas, llegó al último tercio con cierta movilidad, pero defendiéndose mucho.
Pese a los constantes cabezazos del toro, Curro Díaz le presentó el engaño con firmeza y, así, erguido, compuesta la figura, logró extraer algunos muletazos limpios de gran mérito sobre la mano diestra. La espada cayó baja y un sector de la plaza le reprochó que saliera a saludar.
Lo mismo sucedió tras la muerte del cuarto. Esta vez, ante una ovación de mayor intensidad, el de Linares decidió dar la vuelta al ruedo, pese a que, de nuevo, había cobrado una estocada baja. ¡Qué barato está Madrid!
La suerte suprema fue el borrón de una obra irregular e incompleta que contó con pasajes de bella inspiración. Como el comienzo, por bajo, sacando el toro hacia los medios. O esos derechazos y naturales con las zapatillas asentadas preñados de sabor y torería, y rematados con largos de pecho. A veces más ajustado, otras más despegado; Díaz, en tandas cortas, aprovechó la calidad de su oponente y demostró, una vez más, que cuenta con ese don tan desconocido en la actualidad: personalidad.
Poco o nada se le puede echar en cara a Sergio Serrano. El albaceteño, un matador ya maduro pese a su juventud, salió a por todas y se estrelló ante un lote nada propicio. A la puerta de chiqueros se fue a esperar a su primero, que salió andando y se puso a barbear en tablas mientras Serrano intentaba llamar su atención rodillas en tierra. Se arrancó por fin y el torero tuvo que echar cuerpo a tierra para no ser arrollado por aquella fuerza descontrolada.
Después, muleta en mano, dio muchos pases, pero la escasez de casta del toro impidió que sus esfuerzos llegaran a los tendidos. Una historia que se repitió en el quinto, otro manso que iba y venía sin clase ni transmisión.
Más dudas dejó Tomás Campos. Inseguro y mecánico, desaprovechó la codicia del tercero y se empeñó en alargar la agonía del inválido sexto.
El Montecillo / Díaz, Serrano, Campos
Toros de El Montecillo, bien presentados (a excepción del 5º, sin trapío), nobles, mansos y de poca casta y clase en conjunto. Bueno en la muleta resultó el 4º; interesante el codicioso 3º; y blandos 2º y, sobre todo, el 6º.
Curro Díaz: estocada caída (saludos con protestas); estocada muy baja (vuelta al ruedo tras leve petición de oreja).
Sergio Serrano: estocada y tres descabellos (palmas y sale a saludar); pinchazo hondo y dos descabellos (palmas y sale a saludar).
Tomás Campos: estocada baja —aviso— (silencio); pinchazo hondo en los blandos y dos descabellos (silencio).
Plaza de toros de Las Ventas. 17 de abril. Corrida del Domingo de Resurrección. Menos de un cuarto de entrada (7.494 espectadores, según la empresa).