Camilo y su revolución del amor ponen a bailar a Madrid sobre sus butacas
El artista colombiano de pop lleva desde el pasado 7 de julio recorriendo España con su primera gira, ‘Mis Manos Tour’, y en el WiZink Center le han acompañado Pablo Alborán, Dani Martín o Nicki Nicole
Las luces se apagan en el WiZink Center, que esta noche cuelga el cartel de agotado, y, sobre miles de gritos de euforia, un primer plano de una boca con bigote daliniano lanza un mensaje: “Cuenta la leyenda que hay una tribu que sigue creyendo que el amor es la más grande de todas las revoluciones. Si estás aquí es porque no estás solo, eres parte de La tribu”. Con esta consigna, Camilo Echeverry, de 27 años, se estrenó en directo este domingo en Madrid.
El artista colombiano, ganador de un...
Las luces se apagan en el WiZink Center, que esta noche cuelga el cartel de agotado, y, sobre miles de gritos de euforia, un primer plano de una boca con bigote daliniano lanza un mensaje: “Cuenta la leyenda que hay una tribu que sigue creyendo que el amor es la más grande de todas las revoluciones. Si estás aquí es porque no estás solo, eres parte de La tribu”. Con esta consigna, Camilo Echeverry, de 27 años, se estrenó en directo este domingo en Madrid.
El artista colombiano, ganador de un Grammy Latino, se mueve entre los géneros del reguetón y el pop, pasando por la bachata, la ranchera y la cumbia. Su salto a la fama lo dio en 2007, cuando ganó el programa Factor X en su país a los 13 años. Con su primer disco, Por primera vez (2020), pasó más de 50 semanas en la lista de los álbumes más vendidos de España y ya cuenta con seis discos de platino y tres de oro. Lleva desde el pasado 7 de julio recorriendo España con su primera gira, Mis Manos Tour, y, allá donde va, su tribu le acompaña. Así es como ha bautizado a su grupo de seguidores, que sobre todo comparten la afición por el artista colombiano y el mensaje del amor como motor del cambio. Es probable que lo que más distinga a unos tribales de otros sea la diferencia de edades. Y lejos de ser un inconveniente, es una de las cosas que más les une. A las puertas del concierto, coinciden en que eligen a Camilo porque sus canciones son para todo el mundo, desde más niños a más ancianos. Y la cantidad de familias completas que han acudido al concierto les dan la razón.
También le siguen “por su voz peculiar”, “por el bigote”, “por sus letras sencillas pero que transmiten”, “por su rollo hippy de ser feliz con poco”, “porque es muy tierno” y, otra de las joyas de la corona, por la relación que mantiene con su esposa, la actriz Evaluna Montaner, hija del cantautor Ricardo Montaner. Desde La tribu valoran que tengan canciones juntos y que ella aparezca en casi todos sus videoclips, ya sea disfrutando de su luna de miel o arreglando su nueva casa. En el punto de venta de productos oficiales destacan que la camiseta que más se ha vendido es la única en la que aparecen los dos: “Esta se vende como churros”, señala una de las vendedoras.
Y en una noche tan especial para Camilo, en el escenario no podía faltar Evaluna, que subió para acompañarle a dúo en algunos temas, como Machu Picchu o 999 —y el amor se contagió tanto que acabó con una pedida de mano con éxito en las gradas—. Pero la actriz no fue la única invitada a las tablas. También lo hicieron artistas de la talla de Pablo Alborán, con el que comparte la canción El mismo aire, Dani Martín, que le puso el broche a la balada Manos de tijera, y Nicki Nicole, que cantó La difícil con el colombiano. Todos demostraron tener una gran química con Camilo y el público, que por momentos apenas se podía mantener en las butacas, respondió a las sorpresas en forma de ovaciones y pataleando en masa contra el suelo para hacerse notar.
En el ambiente había ganas de espectáculo —ha sido el primer concierto en el WiZink Center desde el 17 de julio, cuando actuó Lola Índigo— y Camilo no ha defraudado. En su repertorio de canciones radiofónicas no ha faltado ninguno de sus grandes éxitos, y ha intercalado a la perfección las más bailables con las que pedían mecheros al aire. Todo acompañado de una puesta en escena simple pero efectiva: rodeado por cuatro músicos, tres pantallas y dos neones gigantes a los lados en forma de tipi, el logo de La tribu. Además del propio Camilo, vestido con un mono blanco en el que tiene escritas las distintas ciudades de la gira, y descalzo sobre una alfombra, manteniéndose fiel a su mensaje de que menos es más.
Durante las casi dos horas de velada tampoco han faltado los momentos de charla con el público, donde ha destacado la mención a sus padres —sentados en primerísima fila— con la que se ha emocionado hasta llorar, y un mensaje a los más pequeños allí presentes: “Cuando pasen los años, que se les olvide lo que sea. Pero recuerden que el tipo que había en el escenario con bigote les dijo que lo que sea que sueñen lo pueden alcanzar, por loco que parezca. No dejes que nunca nadie te diga lo contrario”.
La recta final del concierto se ha convertido en una fiesta con KESI, canción oficial de LaLiga 21/22, y la cumbia Vida de rico, con la que la organización del WiZink Center ha sudado tinta para mantener a La tribu en sus butacas. Su próxima actuación le espera este martes en Zaragoza, donde también ha vendido todas las entradas. Y si el espectáculo es similar, el público también lo tendrá difícil para contener los bailes sobre sus sillas.