Jorge Martínez, triunfador del Circuito de Novilladas de Andalucía
Manuel Perera, que cortó una oreja más que su compañero, quedó segundo
Jorge Martínez, novillero de 21 años, natural de Totana (Murcia), pero criado taurinamente en Almería, fue declarado este domingo triunfador del Circuito de Novilladas de Andalucía al final del festejo celebrado en la localidad granadina de Atarfe.
El ganador cortó tres orejas frente a su compañero, Manuel Perera, novillero albaceteño de 19 años, que obtuvo cuatro; a pesar de ello, el jurado tomó la decisión por unanimidad, si bien debía tener en cuenta, además de los trofeos, la actitud y la expresión artística de los actuantes.
Ambos aspirantes se enfrentaron a un encierro comp...
Jorge Martínez, novillero de 21 años, natural de Totana (Murcia), pero criado taurinamente en Almería, fue declarado este domingo triunfador del Circuito de Novilladas de Andalucía al final del festejo celebrado en la localidad granadina de Atarfe.
El ganador cortó tres orejas frente a su compañero, Manuel Perera, novillero albaceteño de 19 años, que obtuvo cuatro; a pesar de ello, el jurado tomó la decisión por unanimidad, si bien debía tener en cuenta, además de los trofeos, la actitud y la expresión artística de los actuantes.
Ambos aspirantes se enfrentaron a un encierro compuesto por tres hierros diferentes, Torrestrella, El Torero y Ana Romero, muy nobles y cómodos los dos primeros y complicados los novillos de origen Santa Coloma.
Los dos finalistas llegaron a Atarfe tras superar un proceso de clasificación en el que han participado nueve jóvenes y que se inició en Sanlúcar de Barrameda el pasado 29 de mayo. El llamado Circuito de Novilladas de Andalucía forma parte de la Liga Nacional, organizada por la Fundación del Toro de Lidia, y que incluye otros procesos clasificatorios en Madrid, Castilla y León, que están en fase de semifinales, y el Norte y el Mediterráneo, que aún no han comenzado.
Martínez y Perera alcanzaron la final con dos conceptos diferentes, pero igualmente válidos. El primero, frío y austero en las formas, pero clásico, relajado, con suficiencia técnica y sentido de la colocación y el temple; y el segundo, con mayor capacidad para conectar con el público, muy valeroso, variado con los engaños y con una entrega sin límites.
Ambos habían toreado muy poco con picadores, pero demostraron una sorprendente capacidad para superar su inexperiencia con un afán desmedido por ejecutar el buen toreo ante los nobles novillos que lo permitieron, y mantuvieron el ánimo a duras penas frente a las dificultades que presentaron los oponentes de Ana Romero.
Martínez cortó una oreja a su primero, de Torrestrella, excesivamente noble, con una faena dominadora, pero sin fondo artístico ni pellizco. Pasó un quinario con el de Santa Coloma, soso, listo y complicado en exceso para un chaval acostumbrado a novillos más cómodos. Solo la generosidad de la presidenta evitó males mayores en la suerte suprema, que fue larga y desesperante para el aspirante. Mejoró sensiblemente ante el buen novillo de El Torero, al que recibió con elegantes verónicas, y cortó las dos orejas tras una labor basada en la firmeza y sentido del temple.
Manuel Perera se quedó helado cuando conoció el veredicto del jurado. No lo esperaba tras el derroche de energía y entrega que había protagonizado durante todo el festejo.
Recibió a sus tres novillos en la puerta de chiqueros, con saltilleras en el primero, y largas cambiadas de rodillas en los otros dos. Su toreo es alegre y arrebatador, basado en el valor y en un estilo emocionado y cálido. Paseó una oreja de su primero, cortó las dos al de Ana Romero, (un premio quizá excesivo, aunque superó la difícil prueba con cierta suficiencia), y otra más le concedieron del último novillo, lo que no fueron motivos suficientes para que el jurado lo designara triunfador del ciclo.