Muere Juan Ruiz Pardo, restaurador de los frescos de Goya en Madrid
Ganó un premio nacional por su trabajo en la ermita de San Antonio de la Florida
Juan Ruiz Pardo, especialista en pintura mural y premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales en 2003 por su trabajo con los frescos de Goya en la ermita madrileña de San Antonio de la Florida, fue hallado muerto de un infarto el martes, 2 de febrero, en su domicilio de Madrid.
Nacido en Valdepeñas (Ciudad Real) en 1947, estuvo vinculado desde 1965 a la restauración del patrimonio en el Instituto de Conservación y Restauración —hoy, Instituto del Patrimonio Cultural de ...
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Juan Ruiz Pardo, especialista en pintura mural y premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales en 2003 por su trabajo con los frescos de Goya en la ermita madrileña de San Antonio de la Florida, fue hallado muerto de un infarto el martes, 2 de febrero, en su domicilio de Madrid.
Nacido en Valdepeñas (Ciudad Real) en 1947, estuvo vinculado desde 1965 a la restauración del patrimonio en el Instituto de Conservación y Restauración —hoy, Instituto del Patrimonio Cultural de España—. Graduado por la Escuela de Restauración de Madrid, se especializó en pintura mural y obtuvo una beca de la Academia de España en Roma para seguir un curso en el Instituto Centrale del Restauro.
De regreso a España, realizó numerosos trabajos sobre obras de arte realizadas en muy diversos materiales: vidrio romano, cerámica griega e ibérica, mosaicos romanos y las pinturas murales.
Antes de su labor en la ermita de San Antonio de la Florida, trabajó en el panteón de San Isidoro de León, en San Antonio de los Alemanes de Madrid y en la santa capilla de la basílica del Pilar de Zaragoza (1996-1998).
Otras intervenciones destacadas son las que realizó en la capilla mayor de San Francisco el Grande de Madrid —frescos debidos a autores como Goya, Casado del Alisal y otros—, una restauración compleja y discontinua que duró 27 años y remató en 2006, y la restauración de las pinturas murales de la capilla románica de Santa Cruz de Maderuelo, dentro del Prado, entre 2008 y 2009. En 2011, solicitó su jubilación y dedicó su tiempo, sobre todo, al dibujo y a la fotografía. Trabajó para conservar el legado de otros y aliviar tal vez lo que Borges dejó escrito: “La meta es el olvido”.