La animación llega a la colección ‘Cine Goya’

Las Hurdes es una comarca al norte de Cáceres que hoy utiliza sus paisajes, con el meandro del río Melero como símbolo, para atraer a turistas amantes de la naturaleza. Esta imagen bucólica dista mucho de cómo la recogió Luis Buñuel, en 1932 y 1933, en un documental que tituló Las Hurdes. Tierra sin pan, donde la misera de los habitantes de esta zona montañosa se puede palpar en blanco y negro.

Ese trabajo inspiró al ilustrador cacereño Fermín Solís para crear una novela gráfica que publicó en 2008 con el título de Buñuel en el laberinto de las tortugas. Este trabajo f...

Las Hurdes es una comarca al norte de Cáceres que hoy utiliza sus paisajes, con el meandro del río Melero como símbolo, para atraer a turistas amantes de la naturaleza. Esta imagen bucólica dista mucho de cómo la recogió Luis Buñuel, en 1932 y 1933, en un documental que tituló Las Hurdes. Tierra sin pan, donde la misera de los habitantes de esta zona montañosa se puede palpar en blanco y negro.

Ese trabajo inspiró al ilustrador cacereño Fermín Solís para crear una novela gráfica que publicó en 2008 con el título de Buñuel en el laberinto de las tortugas. Este trabajo fue tomado por el director Salvador Simó como punto de partida para crear su película animada homónima. En la pasada edición de los Premios Goya este drama se hizo con el galardón a la mejor película de animación, ganando a Klaus y Elcano y Magallanes. Este domingo, el filme llega a los quioscos con EL PAÍS, por 9,95 euros, como tercera entrega de la colección Cine Goya. Todos los títulos están disponibles en la web de Colecciones. 

Buñuel escribió en sus memorias Mi último suspiro (1982) sobre Las Hurdes: “Aquellas montañas desheredadas me conquistaron enseguida. Me fascinaba el desamparo de sus habitantes, pero también su inteligencia y apego a su remoto país, a su ‘tierra sin pan’. Por lo menos en una veintena de pueblos se desconocía el pan tierno”. Mientras su documental se centra en las duras condiciones en las que vivían entonces los habitantes de la región, muchos de ellos enfermos de bocio, Buñuel en el laberinto de las tortugas aborda el rodaje y las circunstancias que lo motivaron.

Buñuel se aventuró a realizar el documental por su amistad con el dirigente anarquista, profesor y artista Ramón Acín (1888-1936), quien había dicho al cineasta que, si ganaba la lotería, financiaría un filme sobre esta pobre región, que consideraba una de las más olvidadas de España. Esa navidad le tocó. La película, que optaba a otras tres nominaciones en los Goya —mejor dirección novel, mejor guion adaptado y mejor música original—, indaga en la figura del propio Buñuel, acosado por el escandaloso estreno de La edad de oro (1930), surrealista trabajo que mezcla escorpiones, sadismo y blasfemias y que causó un gran revuelo.

Simó declaró a la Academia de Cine antes de ganar el premio que la película “no deja de ser una obra de amor y respeto hacia este personaje”. Y añadió: “Es para mí un maestro al que no conocí en vida, pero he tenido la gran suerte de conocer a través de esta historia y de las palabras de las personas que lo conocieron, de las historias de sus amigos. Recordaré siempre las palabras de Juan Luis Buñuel, su hijo, cuando describía la amistad de su padre con Ramón Acín. Cuando le hablaba de él se le rompía la voz al recordar a Ramón”.

El crítico cinematográfico de EL PAÍS Jordi Costa apreció sobre la película animada que la participación del historietista José Luis Ágreda en el proyecto, en calidad de director artístico, “hace que, en el resultado final, prevalezca una mayor angulosidad del trazo en una labor de adaptación que, en sus esencias estéticas, intenta ser bastante fiel a la obra original” de Solís.

A Buñuel en el laberinto de las tortugas le seguirá en la colección Cine Goya la comedia Yesterday, dirigida por Danny Boyle y que estaba nominada a mejor película europea. El argumento gira en torno a un mundo que ha olvidado la existencia de The Beatles, a excepción de un músico que popularizará sus temas.