Un ‘Ecce homo’ en Palencia convierte a la escultura de una pastorcilla en un monigote
Una restauración en un emblemático edificio en la calle Mayor transformó los adornos en 2017 sin que nadie se percatara
Una conversación en una floristería descubrió una gran chapuza. El pintor Antonio Capel charlaba hace unos días con los responsables de esta tienda de Palencia, en plena calle Mayor, cuando sus propietarios le comentaron que algo fallaba en la fachada de un emblemático edificio en cuyos bajos tiene ahora su sucursal Unicaja. Capel se extrañó. Los encargados de la floristería Vivaldi le recomendaron que se fijara en el rostro de una supuesta pastorcilla. El artista subió a su estudio, unos pisos más arriba del establecimiento, puso el teleobjetivo a su cámara y observó que los rasgos anteriorme...
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Una conversación en una floristería descubrió una gran chapuza. El pintor Antonio Capel charlaba hace unos días con los responsables de esta tienda de Palencia, en plena calle Mayor, cuando sus propietarios le comentaron que algo fallaba en la fachada de un emblemático edificio en cuyos bajos tiene ahora su sucursal Unicaja. Capel se extrañó. Los encargados de la floristería Vivaldi le recomendaron que se fijara en el rostro de una supuesta pastorcilla. El artista subió a su estudio, unos pisos más arriba del establecimiento, puso el teleobjetivo a su cámara y observó que los rasgos anteriormente delicados de la escultura se habían convertido en un adefesio. Los ojos ni siquiera son simétricos y la boca y la nariz revelan, como bromea Capel, que el autor no era especialista en Bellas Artes. La Asociación española de restauradores y conservadores se ha apresurado en destacar que no es una restauración profesional.
Los gerentes de la Vivaldi, que prefieren no decir sus nombres, recuerdan que hace unos años unas fuertes lluvias provocaron el desprendimiento de cascotes. Entonces vieron que se le había caído la cara a la escultura. “Lo raro es que nadie se diera cuenta”, apuntan, de lo mal que se restituyó esta ornamentación. El pintor lamenta que “es incomprensible que en un edificio civil tan bonito, de esculturas preciosas, hagan esto”. A su juicio, los operarios rellenaron con masa y trazaron esos burdos rasgos con la esperanza de que, al estar muy alto, nadie se percataría de esa alteración de la fachada del número 9 de la calle Mayor.
Unicaja rechaza ser responsable. Portavoces de la compañía insisten en que solo poseen el local de la sucursal y la planta primera. Hace años que Caja Duero, propietaria del edificio completo y que posteriormente pasó a formar parte de Unicaja, vendió el resto del inmueble, donde ahora viven particulares. La entidad sostiene que el edificio se inauguró en 1923 y que en 2017 el administrador les informó de algunos desprendimientos, entre ellos de piezas de adorno. El Ayuntamiento emplazó a la comunidad de vecinos a asegurar y reparar la fachada, pues se trata de uno de los lugares palentinos más transitados. El Consistorio confirma que ellos instan a las comunidades a arreglar los desperfectos que puedan perjudicar a la vía pública, pero matizan que el inmueble posee una “protección estructural, no integral”. Por tanto, cualquier rehabilitación debe cuidar la estructura, pero esta decoración exterior no requería consideración especial.
Los telefonistas del banco se ríen al preguntarles. La chapuza de su particular Ecce homo, al igual que otros casos de desastrosas restauraciones aplicadas por autores aficionados, pasó inadvertida hasta que alguien con buen ojo percibió el cambio. Incluso quienes trabajan a diario cerca de esas pastorcillas, como los periodistas de la Cadena Ser, que tiene su redacción en ese edificio, admiten que jamás encontraron el fallo. Hasta el diario británico The Guardian se ha hecho eco y elucubra con un supuesto parecido al aún presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. La simpleza de la escultura permite cualquier teoría sobre qué inspiró a los responsables de sustituir a la inocente pastora palentina.