La Oreja de Van Gogh, dos décadas de música y amistad

El grupo presenta su último trabajo, ‘Un susurro en la tormenta’, a los lectores de EL PAÍS

Una historia de música y amistad. Así resumen Pablo Benegas, Álvaro Fuentes, Haritz Garde, Xabier San Martín y Leire Martínez los 24 años de La Oreja de Van Gogh. Acaban de editar Un susurro en la tormenta, su octavo álbum de estudio, que seguirá engrosando la cifra de ocho millones de discos vendidos durante su carrera. La semana pasada la banda compartió cómo ha sido la composición de este trabajo con un grupo de lectores del diario. El encuentro, virtual, forma parte del programa de experiencias exclusivas de EL PAÍS para lectores registrados y suscriptores.

A pesar de las extraordinarias cifras y de los premios -poseen 50 discos de platino y oro, Grammy Latino, MTV internacional, MTV Latino, cinco Ondas y dos Premios de la Música-, La Oreja de Van Gogh se siente ajena a estos datos. “A nadie le amarga un dulce y estamos muy contentos, pero nuestra obsesión es, sinceramente, la música y lo que ocurre dentro del escenario”, puntualizó San Martín.

Así llevan dos décadas, ensayando en San Sebastián, recorriendo el mundo y compartiendo su vida a través de las letras de sus canciones. Este es, según han declarado, su disco más autobiográfico. Han volcado en él diálogos que “sin pretenderlo” fueron apareciendo, consigo mismos, con el entorno o con seres queridos que ya no están. Ese es el hilo conductor que los ha llevado hasta el título, Un susurro en la tormenta, que incluye por primera vez un dúo entre Martínez y San Martín, Durante una mirada.

Aunque el trabajo vio la luz en septiembre, algunos de sus temas se han ido conociendo a lo largo de estos meses pandémicos. Esta crisis tan brutal ha hecho que las canciones hayan adquirido nuevos significados. “No vamos a caer en el oportunismo”, atajó Benegas sobre la coincidencia de algunas letras, especialmente Abrázame, con la actual situación. “El disco estaba terminado a principios de año y ‘Abrázame’ ya estaba decidido que iba a ser el primer tema, pero que la gente se lleve a su terreno una canción nos parece fantástico”.

La experiencia de los años -ya están en la cuarentena- les hace demorarse más en la composición de las canciones. “Aunque te preocupan las mismas cosas, como el amor, por ejemplo, no es lo mismo cuando tienes 20 años a como lo ves con 40, hay que ir sintetizando más y el proceso es más complejo”, explicó Benegas. A cambio, han ganado maestría en la utilización de las herramientas, la palabra y los instrumentos, y consiguen afinar el disco tanto como se lo habían imaginado. “Tenemos más oficio y es un proceso apasionante”, concedió.

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