El hogar como prisión y como punto de encuentro

El IVAM reflexiona sobre lo público y lo privado a través de 12 instalaciones

Instalación de Ilya y Emilia Kabakov en el IVAM.

Cuando por fin el régimen de Mussolini le permitió escribir, Antonio Gramsci (1891-1937) llevaba ya dos años en prisión condenado por actividad conspirativa. “Por 20 años debemos impedir a este cerebro funcionar”, dijo el fiscal fascista en el juicio y 20 años le cayeron al pensador marxista. Pero su cabeza no dejó de funcionar a pesar de las enfermedades, de las penurias y del encierro físico. Escribió notas, cartas, reflexiones e incluso fábulas infantiles para sus dos hijos que constituyen hoy su legado más preciado....

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Cuando por fin el régimen de Mussolini le permitió escribir, Antonio Gramsci (1891-1937) llevaba ya dos años en prisión condenado por actividad conspirativa. “Por 20 años debemos impedir a este cerebro funcionar”, dijo el fiscal fascista en el juicio y 20 años le cayeron al pensador marxista. Pero su cabeza no dejó de funcionar a pesar de las enfermedades, de las penurias y del encierro físico. Escribió notas, cartas, reflexiones e incluso fábulas infantiles para sus dos hijos que constituyen hoy su legado más preciado.

Tanto, que el artista chileno Alfredo Jaar se inspiró en 2004 en el filósofo y sociólogo italiano para su instalación Infinite Cell. Su cárcel es minimalista, oscura casi negra, con los barrotes bien visibles como metáfora de los muros y el aislamiento que se imponen al pensamiento crítico. Pero la puerta está abierta y, una vez dentro, dos grandes espejos ofrecen un punto de fuga mental por donde transita la capacidad de evasión de la imaginación y las ideas.

Es una de las 12 grandes instalaciones que forman parte de la exposición ¿Cuál es nuestro hogar?, que se acaba de inaugurar en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). El discurso expositivo gira en torno a la relación entre el espacio íntimo y el espacio público. Su título se ha tomado prestado de otra de las instalaciones más llamativas por el tamaño de sus componentes, Where Is Our Place? (2003). En ella, Ilya y Emilia Kabakov transforman la última sala en un Salón de Arte del siglo XIX con unos visitantes gigantes al lado de unas fotos contemporáneas donde todo se ha cambiado porque “existen múltiples maneras de entender y crear nuestro entorno”, según explicó ayer el comisario José Miguel G. Cortés, director del museo valenciano.

‘Triplo Igloo’ es una de las últimas obras que realizó Mario Merz. Se trata de tres de sus característicos iglús, formas que remiten al hogar más primitivo

Nueve de las obras de la muestra, que se podrá ver hasta el 31 de enero de 2021, proceden del Museo Nazionale delle Arti del XXI Secolo (MAXXi) de Roma y el resto de la colección del centro valenciano, como la lúdica y luminosa reproducción de la Fun House creada en 1956 por Richard Hamilton, John Voelcker y John McHale para la exposición fundacional del pop This Is Tomorrow.

Cada una de estas piezas incide en cuestiones sociales, políticas o ideológicas diferentes aunque en todas “subyace la sensación de extrañamiento, de soledad, de gente que por su condición económica, sexual o por su color de piel se siente marginada de la sociedad”, en palabras de Cortés, que presenta una de sus últimas exposiciones al frente del IVAM. Su etapa de seis años concluye en septiembre y no se presentará al concurso internacional convocado por la Generalitat tras no prorrogarse su contrato.

La obra del arquitecto guatemalteco Teddy Cruz, compuesta por más de trescientos conos de tráfico, sorprende por su contundencia. “Unos elementos banales como los conos de circulación nos impiden acercarnos al interior de la obra transformándose en una especie de arma”, apuntó Cortés.

Otra instalación icónica es Triplo Igloo (1984-2002), una de las últimas obras que realizó Mario Merz. Se trata de tres de sus característicos iglús, formas que remiten al hogar más primitivo, que obligan al espectador a transitarlos y preguntarse sobre cómo las formas arquitectónicas y sus materiales inestables condicionan nuestros actos más cotidianos. Son formas y materiales que se mantienen inestables.

La muestra reúne también instalaciones de otros artistas tan consagrados como Bruce Nauman y William Kentridge.

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