Un centro de arte holandés cambia su nombre por su pasado colonial
La institución se ubica en uno de los barrios promovidos como enclave multicultural por el Ayuntamiento de Róterdam
En la calle de Witte de With, de Róterdam, dedicada a uno de los héroes marítimos de los Países Bajos en el siglo XVII, se abre el Centro de Arte Contemporáneo del mismo nombre. La dirección decidió cambiarlo en 2017, pero los acontecimientos se han precipitado en los últimos días, después de que miembros del autodenominado grupo Nunca Héroes, contrario a dedicar espacios públicos a figuras de la explotación colonial, mancharan su fachada.
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En la calle de Witte de With, de Róterdam, dedicada a uno de los héroes marítimos de los Países Bajos en el siglo XVII, se abre el Centro de Arte Contemporáneo del mismo nombre. La dirección decidió cambiarlo en 2017, pero los acontecimientos se han precipitado en los últimos días, después de que miembros del autodenominado grupo Nunca Héroes, contrario a dedicar espacios públicos a figuras de la explotación colonial, mancharan su fachada.
Witte de With (1599-1658) no participó en el tráfico de esclavos, pero defendió los intereses comerciales de la entonces República de los Países Bajos, que incluyeron la esclavitud, la destrucción de plantaciones de especias en las islas Molucas (Indonesia) para hacerse con el monopolio, y el expolio de la flota española de Indias cargada de oro y plata de América. La nueva denominación del centro artístico se hará pública en 2021.
Si bien la placa con el nombre de Witte de With ha sido retirada ahora del centro, la dirección ha admitido el efecto que tuvo, ya en 2017, una carta abierta publicada por un nutrido grupo de artistas y activistas sobre las connotaciones de su denominación oficial. “Nos hizo reflexionar sobre la forma en que presentamos nuestro trabajo”, señala una nota firmada por su directora, Sofía Hernández Chong Cuy, en la página de web.
“Mantener el nombre de este marino en un centro de arte contemporáneo, situado además en una zona promocionada por el Ayuntamiento como uno de los nudos multiculturales de la ciudad, es un problema”, señala el historiador Coen van Galen
El escrito añade dos cosas: que el nombre de la institución “indica la calle donde se halla, pero no expresa nuestra vocación, y tampoco refleja nuestro esfuerzo por ser inclusivos”. Así, cambiarlo pretende ser “un gesto institucional para abordar asuntos como el relato del pasado histórico disonante, y el racismo sistémico incrustado en nuestra cultura”.
En neerlandés, Witte de With significa Blanco el Blanco, y según Alex van Stipriaan Luiscius, catedrático de Historia del Caribe en la universidad Erasmus, de Róterdam, “el personaje tiene en contra su nombre propio, por lo que representa para un centro de vanguardia artística que promueve el debate público y debe hacer, por tanto, autocrítica”.
En su opinión, el marino no era un esclavista, pero al proteger los intereses comerciales de su país contribuyó a ello. “Este debate es saludable. Piense en las figuras que adornan la fachada del Ayuntamiento de Róterdam. Una de ellas es de Johan van der Veeken, director de la Compañía de las Indias Orientales (VOC), involucrada en el tráfico de esclavos. Y qué hacer con los edificios que se asoman a los canales de Ámsterdam, levantados por comerciantes así enriquecidos. O con el centro de Surinam [antigua colonia en Sudamérica] pagado por esclavistas. A lo largo de la historia se han cambiado nombres”, dice, en conversación telefónica.
Entre las sombras de la vida de Witte de With, aparece su participación, en 1625, en la destrucción de aldeas y plantaciones de clavo de olor en las islas Molucas
Entre las sombras de la vida de Witte de With, aparece su participación, en 1625, en la destrucción de aldeas y plantaciones de clavo de olor en las islas Molucas, situadas en el archipiélago de Indonesia. En la expedición, una de las más importantes de su carrera dada la importancia del comercio de especias, ya era capitán para la VOC, dueña de tierras y poblados, y fueron arrancados unos 90.000 árboles para facilitar la vigilancia de las plantaciones y controlar su precio.
La VOC se convirtió en la empresa más poderosa del mundo, “pero mantener el nombre de este marino en un centro de arte contemporáneo, situado además en una zona promocionada por el Ayuntamiento como uno de los nudos multiculturales de la ciudad, es un problema”, señala Coen van Galen, historiador de la universidad neerlandesa de Radbaud (Nimega). Igualmente por teléfono, añade que el barrio en cuestión “data del siglo XIX, cuando se ponían estos nombres a calles y plazas con el ascenso del nacionalismo”.