Pablo Alborán: “El ministro de Cultura debería replantearse si está preparado para estar donde está”

El músico malagueño se muestra combativo: no le convencen algunas cosas que están pasando y ha compuesto una canción donde señala a los responsables

Pablo Alborán, durante la entrevista, en la casa de Málaga de sus padres.

“Es momento de hablar, de manifiestos. No podemos estar callados”. Pablo Alborán (Málaga, 30 años) está combativo. Se encuentra en Málaga, en casa de sus padres. “Menos mal que me pilló aquí, con ellos. Si no… Estoy haciendo el payaso todo el día, para entretenerlos. Estoy aprendiendo cosas de ellos y ellos de mí. Eso es lo positivo de la situación”, explica. La pandemia ha revuelto por dentro al artista. Ha compuesto una canción, ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

“Es momento de hablar, de manifiestos. No podemos estar callados”. Pablo Alborán (Málaga, 30 años) está combativo. Se encuentra en Málaga, en casa de sus padres. “Menos mal que me pilló aquí, con ellos. Si no… Estoy haciendo el payaso todo el día, para entretenerlos. Estoy aprendiendo cosas de ellos y ellos de mí. Eso es lo positivo de la situación”, explica. La pandemia ha revuelto por dentro al artista. Ha compuesto una canción, Cuando estés aquí (todos los beneficios para Unicef), en la que critica a los que él considera responsables de algunos males que nos hacen la vida difícil. Empezamos hablando por videollamada, pero la cosa no fluye. “Yo soy un desastre con la técnica. Uy, esto se va a cortar”, dice antes de que se congele la imagen de su rostro. Después de tres intentos acabamos utilizando el teléfono.

Pregunta. En un mes, el sistema en el que vivimos está contra las cuerdas. Esto quizá diga poco de su fortaleza.

Respuesta. La reflexión que debemos hacer es que tenemos que recuperar como sea la confianza. Tomar conciencia de todo lo que está ocurriendo. Hacer autocrítica. Incluso en redes sociales la información parece que ha desaparecido. Todo es una opinión, un juicio. Y mensajes de odio. Hay que recuperar esa necesidad de conciliación; siempre haciendo autocrítica, claro. Tender la mano ahora mismo es clave.

P. Eso está bien. Pero este sistema se ha construido con cierto egoísmo y con muchas desigualdades. Igual no estamos programados para mirar de frente al vecino con empatía y generosidad.

R. Es difícil. Es posible que no lo consigamos ni en dos meses ni en años. Tenga en cuenta que este país ha recortado en los últimos años en sanidad y educación, en aspectos clave para cualquier sociedad. No se le pueden pedir peras al olmo. Ahora bien, podemos mejorar. Tenemos ejemplos mucho peores, países donde el odio está muy presente en los pilares del gobierno.

“Ves las noticias y ves ciertos lugares y da la sensación de que no te crees nada, de que estamos rodeados de mentiras. Ya no te crees los mensajes de esperanza, tampoco los de protección...”

P. Si le llamase ahora el ministro de Cultura español, José Manuel Rodríguez Uribes, y le dijese: “Pablo, hágame una petición”, ¿qué le diría?

R. Ostras. Pues de momento que se replantee si de verdad está donde quiere estar y si está preparado para estar donde está. Creo que es muy complicada la situación, pero por otro lado también hay que plantearse si de verdad quiere estar ahí. Los artistas también debemos ser conscientes de que no somos el único sector dañado.

P. ¿Cree que el ministro de Cultura podría gestionar mejor la situación?

R. Siempre se puede hacer mejor.

P. La canción confinada que acaba de lanzar, Cuando estés aquí, dice cosa duras: “Me veo rodeado de mentiras, de balones pinchados por balas perdidas”.

R. Es que ves las noticias en televisión y ves ciertos lugares y da la sensación de que no te crees nada, de que estamos rodeados de mentiras. Ya no te crees los mensajes de esperanza, tampoco los de protección... Las “balas perdidas” son ciertos políticos y personas con mucho poder que explotan los “balones pinchados”, que es nuestra esperanza. Es vital en este momento utilizar la información de forma responsable. Las redes se han creado para conectarnos, no para desconectarnos.

“La economía no puede estar por encima de la salud. La salud no puede ser una cuestión solamente económica. Ahora estamos todo el día viendo en la televisión: ‘Los números de muertos han ascendido, o descendido’. Oye: que esos números son personas”

P. ¿Le va a hacer esta crisis replantearse su forma de escribir?

R. Me gusta ser lo más honesto posible. Ni el amor ni nada lo vamos a ver como antes. Aceptar que el mundo va a cambiar es algo que hay que hacer. Y hay que ser fuerte para lo que venga.

P. ¿Cómo va a cambiar el amor?

R. Lo vamos a ver de una forma distinta. Yo espero que lo valoremos mucho más. El poder estar aquí con mis padres en este momento es un regalo. El primer abrazo que tú te vas a dar con quien te de la gana te va a saber a gloria.

P. Hablando de abrazos. El otro día publicó un artículo un periódico serio inglés que ponía en cuestión la forma de relacionarnos que tenemos los españoles, lo efusivos que somos físicamente. Y lo conectaba con la pandemia. ¿Cree que esto también debe cambiar?

R. Está claro que ahora mismo no nos podemos tocar. De hecho me preocupa ver a gente corriendo por la calle en otros países. No lo entiendo. Esto tiene que ser de manera global. Y criticar que los españoles somos muy tocones me parece algo peligroso, porque estamos deseándolo hacer otra vez.

P. Usted se aisló voluntariamente durante un tiempo.

R. Me retiré un poco de todo. Paré una de las giras. Necesitaba pisar el freno. Pero nada que ver con esta situación. Estaba colapsado, tuve que frenar e ir a mi casa. Necesitaba estar con los míos. Entrar, salir de fiesta… Eso es lo que hice porque estaba metido en la rutina de la locura.

P. Dicen los expertos que el capitalismo está en quiebra.

R. Lo que no puede estar en quiebra es el ser humano. Y la economía no puede estar por encima de la salud. Eso está clarísimo. La salud no puede ser una cuestión solamente económica. Ahora estamos todo el día viendo en la televisión: “Los números de muertos han ascendido, o descendido”. Oye: que esos números son personas. Los números nos están haciendo daño en la visión de cómo sobrellevar esto. ¿El capitalismo se va a derrumbar? No se cómo va, pero supongo que esto es una debacle económica. Pero ahora mismo la única manera que tenemos los seres humanos de no volvernos locos es mantener la confianza y la conciliación. Y que cada uno haga lo que tiene que hacer desde su posición.

“No es el momento de huelgas; es el momento de manifiestos. Hay que ser consciente de que el sector de la cultura no es el único que está dañado”

P. La gente puede pensar que dice esto desde una posición privilegiada.

R. Claro. Y tendrá razón. Desde el respeto y desde la consciencia quiero aportar mi grano de arena. Y el vecino también debe hacerlo. Todos tenemos que hacerlo. El que escribe un tuit estos días tiene que ser muy delicado, porque hay gente que está sola en sus casas, gente mayor que está accediendo por primera vez a las redes sociales para mantenerse informada y recibe… a saber qué. No es el momento de pensar en todas las cosas que fallan. Es el momento de potenciar las cosas que sí funcionan. Es que si no, no hay forma de avanzar.

P. Ahora se cuestionan mucho los recortes que se han hecho en sanidad durante la crisis económica.

R. Es el momento de darnos cuenta de que este país ha hecho lo que ha hecho con la sanidad. Creo que es el momento de que lo digamos. Es el momento de manifiestos, de decir las cosas. Ahora que estamos viendo a toda esa gente que está en primera línea, hay que ser consciente y decir las cosas. Y luchar. Jamás he estado a favor de un recorte en sanidad y educación y no lo voy a estar nunca.

P. ¿Está usted preparado para parar un año o dos?

R. Habrá que hacerlo. Yo soy un privilegiado en muchos sentidos. Tengo que usar ese privilegio para ayudar a los demás. Hay gente que no va a poder parar porque necesita trabajar.

“Cuando vi que la filosofía se arrinconaba en los colegios me tiré de los pelos. Necesitamos pensar, saber interpretar las situaciones. Yo también estoy esperando un mesías que me dé respuestas”

P. Hay músicos por debajo de usted a nivel de ventas que están visibilizando los agujeros del sector. Dicen: “Los discos no se venden y el streaming no da dinero. Si solo vivimos del directo y pasa esto, qué hacemos”.

R. Yo creo que no es el momento de huelgas; es el momento de manifiestos. Hay que ser consciente de que el sector de la cultura no es el único que está dañado. Es verdad que hay gente en la música que vive al día. Y no saben lo que va a ser de ellos. Pero como ellos hay muchos en otros sectores. Sin la medicina, sin los transportistas, el periodismo, la limpieza… si se pusieran en huelga ellos nos querríamos morir. Creo que hay que tener responsabilidad.

P. ¿Ha tenido algún momento de bajón estos días?

R. Si lo hubiera tenido no lo diría [lo asegura con educación y una sonrisa].

P. O sea, lo ha tenido.

R. Ummm. Lo que he tenido es familiares solos, en casas pequeñas y que están pasándolo mal. Todos tenemos un amigo, una prima, un vecino que está peor que nosotros. El otro día le decía a una familiar: la única manera de sentirte acompañada ahora es pensar que hay un montón de personas que están como tú. No solo te pasa a ti.

P. Ahora necesitamos respuestas de filósofos, cuando, últimamente, desde diferentes esferas del poder, se ha defenestrado esta disciplina.

R. Efectivamente, se necesita gente que sepa leer la situación y la analice. Cuando vi que la filosofía se arrinconaba en los colegios me tiré de los pelos. Es que estamos hecho de eso. Necesitamos pensar, saber interpretar las situaciones. Yo también estoy esperando un mesías que me dé respuestas.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Archivado En