El otro Brexit: los llanitos jóvenes ya no ven la tele española

Empieza a ser habitual un tipo de joven insólito hasta hace poco: el llanito que solo habla en inglés

Una calle de Gibraltar el pasado julio

He pasado un par de días en Gibraltar, invitado a un simposio, y tenía mucha curiosidad por ver cómo respiraban los llanitos a un mes de un Brexit que nadie sabe ya cómo adjetivar.

Debatimos sobre un cambio que parece sutil, pero es muy profundo: los jóvenes de entre 12 y 18 años no ven la tele española. Incluso en los años de cierre de la verja (1969-1982), las ondas pasaban por encima y TVE llegaba a unos hogares que ...

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He pasado un par de días en Gibraltar, invitado a un simposio, y tenía mucha curiosidad por ver cómo respiraban los llanitos a un mes de un Brexit que nadie sabe ya cómo adjetivar.

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Debatimos sobre un cambio que parece sutil, pero es muy profundo: los jóvenes de entre 12 y 18 años no ven la tele española. Incluso en los años de cierre de la verja (1969-1982), las ondas pasaban por encima y TVE llegaba a unos hogares que no sintonizaban la BBC y en los que se hablaba el español coloquial, guasón y travieso de Cádiz. Ahora empieza a ser habitual un tipo de joven insólito hasta hace poco: el llanito que solo habla en inglés. Sus padres y sus abuelos veían las películas de John Wayne dobladas al castellano en las sobremesas del domingo después del Telediario. Ellos ven Juego de tronos sin subtítulos y no les importa quién va a divertirse cada noche a El hormiguero.

La tele era la forma en que los gibraltareños se sumergían en la cultura española, adquiriéndola por transpiración, como ruido de fondo. Desde que solo ven series en inglés, el país del otro lado se ha hecho muchísimo más extranjero. Con Brexit duro o mediopensionista, nunca fue tan grande la distancia cultural entre los adolescentes llanitos y los de los pueblos del Campo de Gibraltar, lo que tiene que ver además con el abismo económico que los separa: el Peñón dispone de uno de los PIB per cápita más altos del mundo (64.000 euros), mientras que La Línea, con 20.000, está casi 10.000 euros por debajo de la media española. Pocas comunidades tan pegadas en lo geográfico viven tan separadas en todo lo demás.

Lo que la televisión unió una vez, por encima incluso de la política internacional, lo separan ahora las tabletas y las plataformas.

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