Feria de Hogueras

El Juli, en estado puro, sale por la puerta grande

Ureña cortó una oreja, y el quinto de Garcigrande fue premiado con la vuelta en el arrastre

El Juli, a hombros en la feria de Hogueras.Teseo
Alicante -

Al toro que levantó el telón lo toreó Morante pulcro, aseado, por momentos incluso a gusto, pero sin arrebatar. Gustaron las pinturerías de Morante al inicio de la faena, pero luego, con la espada, aparecieron las precauciones y la gente dividió sus pareceres.

Con el cuarto Morante encontró la horma a su zapato: el toro ideal, pero que se puso terco en banderillas, esperó, y provocó el pánico entre los peones. Pero Morante pareció ver posibilidades y brindó la faena a Luis Francisco Esplá. Y surgió el Morante inspirado por las musas. Los ayudados por alto, de pie o rodilla en tierra, pr...

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Al toro que levantó el telón lo toreó Morante pulcro, aseado, por momentos incluso a gusto, pero sin arrebatar. Gustaron las pinturerías de Morante al inicio de la faena, pero luego, con la espada, aparecieron las precauciones y la gente dividió sus pareceres.

Con el cuarto Morante encontró la horma a su zapato: el toro ideal, pero que se puso terco en banderillas, esperó, y provocó el pánico entre los peones. Pero Morante pareció ver posibilidades y brindó la faena a Luis Francisco Esplá. Y surgió el Morante inspirado por las musas. Los ayudados por alto, de pie o rodilla en tierra, preludiaron la sinfonía. A compás abierto, a medio compás o a pies juntos, por la derecha y por la izquierda; de frente o de costadillo, la faena fue una suma y sigue de embrujo. El torillo, de escasa presencia pero entregado sin condiciones, fue el perfecto aliado. Los detalles de torería salpicaron una labor rematada con unos molinetes rodilla en tierra muy logrados. Recorrió mucha plaza Morante y la espada, al final, le negó una mayor recompensa.

El Julio metió en la muleta al segundo de la tarde cuando quiso y como quiso, pero pronto. Tras una serie de banderazos en cadena, ya estaba la diestra de El Juli dominando la situación. Siempre con la franela por pantalla, el toro no se resistió aunque le costó algo entregarse de verdad. No había secretos para un Juli que llegó más al tendido cuando se puso a dar circulares invertidos con cambios de mano. Pero perdió trofeos por la espada.

GARCIGRANDE/MORANTE, EL JULI, UREÑA

Toros de Garcigrande, de escasa presencia y poco ofensivos, nobles y colaboradores en general. Al quinto, de gran juego en la muleta, se le dio la vuelta al ruedo en el arrastre.

Morante de la Puebla: dos pinchazos y estocada (división de opiniones); mertisaca, estocada muy baja _aviso_ y descabello (saludos).

El Juli: pinchazo, más de media baja _aviso_ y descabello (saludos); _aviso_ estocada trasera (dos orejas).

Paco Ureña: pinchazo y media perdiendo muleta _aviso_ (saludos); estocada _aviso_ y descabello (oreja).

Plaza de Alicante. 23 de junio. Tercera de Hogueras. Tres cuartos de entrada.

Se desquitó en el quinto. Un torete incansable, con clase, que dejó expresarse a El Juli en toda su extensión. Un torero en estado puro. A placer. Faena de regusto más que de ataque, aunque cuando lo hizo la gente respondió con mayor ardor. Muletazos en cadena, el tres en uno repetido y los cambios de mano de muleta sin solución de continuidad. Sensación de un juego de El Juli con tan buen torillo, aunque respetando siempre los cánones. Sonó el aviso antes de enterrar el acero y el toro recibió honores póstumos en el arrastre. Merecido.

El bonito castaño claro que saltó tercero salió respondón. Se empleó algo en varas, le pegaron, pero en banderillas se vino arriba con incierta embestida y pareció complicarse sobre la marcha. Con un entregado Ureña, la partida pareció siempre favorable al torero. Valiente, con valor seco y sereno, nunca renunció a nada. No podía ser brillante la cosa, pero todo pareció serio y consciente. Al toro, por momentos acorralado, le entraron ganas de renunciar a la pelea y amagó un par de veces con marcharse. Lo hizo tras el primer pinchazo y buscó para morir terrenos de toriles.

El toro que cerró la corrida fue de más a menos, hasta quedarse más parado que un poste. Ureña coció la faena poco a poco y la basó sobre la mano izquierda, con muletazos hasta donde daba de sí el toro. Más corto por el derecho, el toro se puso terco por ese lado y Ureña optó por las cercanías y el toreo de aguante. Poco más se podía pedir.

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