Columna

La mentira

Si apenas dos décadas atrás existían mecanismos legales para desmontar la falsedad en los tribunales, ahora resulta imposible

Benedict Cumberbatch en 'Brexit: The Uncivil War'Nick Wall/HBO (Getty Images)

En lo que ustedes van con el mando de Netflix a HBO, pueden encontrar una clave fundamental para comprobar lo que ha mutado la mentira en los últimos 20 años. En la primera plataforma exhiben Negación, de Mick Jackson. Y en la otra, Brexit: The Uncivil War, de Toby Haynes.

Una cuenta el proceso que la historiadora Deborah Lipstadt (Rachel Weisz) libra en el año 2000 contra el escritor David Irving (Timothy Spall) por pitorrearse del Holocausto. No contento con la patraña, Irving deman...

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En lo que ustedes van con el mando de Netflix a HBO, pueden encontrar una clave fundamental para comprobar lo que ha mutado la mentira en los últimos 20 años. En la primera plataforma exhiben Negación, de Mick Jackson. Y en la otra, Brexit: The Uncivil War, de Toby Haynes.

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Una cuenta el proceso que la historiadora Deborah Lipstadt (Rachel Weisz) libra en el año 2000 contra el escritor David Irving (Timothy Spall) por pitorrearse del Holocausto. No contento con la patraña, Irving demandó con su flema british a Lipstadt y a su editorial, Random House por los ataques que ella le lanzó en un libro. Salió trasquilado. Pero lo que el juicio pudo restituir en los tiempos que marcaba la justicia y, por tanto, el sistema, fue la incontestable verdad histórica.

En Brexit el asunto cuenta la cocina del no al referéndum. Cómo una serie de bulos emitidos a velocidad de la luz se impusieron sin que el sistema, esta vez por medio de las urnas, pudiera evitar su cuajo. La mentira ha encontrado un mecanismo depredador para imponer su ley: el rayo de las redes sociales. Una epidemia que carcome y contagia. Que denigra, falsea y logra resultados para quienes buscan el poder de la desintegración en las sociedades democráticas.

Ambas películas muestran cómo han cambiado el ritmo y los tiempos. Si apenas dos décadas atrás existían mecanismos legales para desmontar la falsedad en los tribunales aun a expensas de intensos debates públicos, ahora, todo eso resulta imposible. Para cuando los paralizados por la incertidumbre desean reaccionar, ya es demasiado tarde. Quienes la expanden para usurpar el poder, se han instalado. Y así es como todo va quedando en manos de okupas desalmados, bacterias antidemocráticas sin escrúpulos: Trump, Orban, Salvini, Bolsonaro, ¿Vox?… La tropa de cuatreros globales comandada por Steve Bannon. Mentirosos sin complejos.

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