Wilco y el valor de la patria conquistada

La banda estadounidense ofrece un concierto sobresaliente en el Mad Cool

Concierto de Wilco en el Mad Cool Festival, en Madrid.JAIME VILLANUEVA

Wilco llevan ya mucho tiempo siendo Wilco. Un valor seguro del pop-rock de nuestra época, pero, sobre todo, y lo más difícil, llevan ya mucho tiempo siendo la excelencia. En la tarde del sábado, en el escenario principal del Mad Cool, salieron sin mucho ruido, cuando todavía el sol hacía de las suyas en una ciudad pasada por agua. Con Jeff Tweedy, ataviado con su sombrero, presidiendo la banda, Wilco se arrancaron con Random Name Generator sin nada de pirotecnia, pero irreprochable estilo.

De primeras, su propuesta ya ...

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Wilco llevan ya mucho tiempo siendo Wilco. Un valor seguro del pop-rock de nuestra época, pero, sobre todo, y lo más difícil, llevan ya mucho tiempo siendo la excelencia. En la tarde del sábado, en el escenario principal del Mad Cool, salieron sin mucho ruido, cuando todavía el sol hacía de las suyas en una ciudad pasada por agua. Con Jeff Tweedy, ataviado con su sombrero, presidiendo la banda, Wilco se arrancaron con Random Name Generator sin nada de pirotecnia, pero irreprochable estilo.

De primeras, su propuesta ya estaba lejos de los vitamínicos Foo Fighters o Green Day, que en días anteriores pasaron por el mismo enorme escenario. Sus virtudes son otras, como bien han evangelizado desde que le dieran un vuelco increíble y glorioso a la escena indie norteamericana con el cambio de siglo. Folk-rock elegante, imprevisible, absorbente, con aire de himno. Una propuesta que lleva su marca, su sangre, como ese Vía Chicago al que pusieron todas las marchas que se les antojó, del medio tiempo folkie a la memorable locura instrumental con la batería en plena cilindrada, las guitarras desatadas y el órgano rugiendo. Bajando y subiendo, subiendo y bajando. La canción cogía los prismas que Tweedy y los suyos querían.

Esa es la gran hazaña de Wilco, surgidos de la fantástica escena del country alternativo norteamericano de los noventa. Darle la vuelta a todos los conceptos, desde su fascinación por igual por los Beatles, Gram Parsons, Bob Dylan o Woody Guthrie, cuyo espíritu errante y romántico voló con California Stars, perteneciente al homenaje en forma de disco que hicieron con Billy Bragg.

Las canciones de Wilco son patrimonio irrenunciable del folk-rock norteamericano. Son una patria sonora en sí mismas, más ahora que todo es tan volátil y pocas cosas perduran con identidad en nuestra memoria. Con una precisión sonora de un reloj suizo, aunque con el volumen algo bajo, I Am Trying to Break Your Heart, Art of Almost, Impossible Germany, Jesus etc. o Hummingbird constataron ante el entregado público madrileño la conquista de Wilco. La conquista de ser un ente independiente, con un lenguaje propio, con unas ambiciones alcanzadas, con una influencia reconocible en la música popular de los últimos 15 años, con el deseo intacto de querer seguir siendo relevantes e inimitables. Y sino que se lo digan a la interpretación de Spiders. Nada nuevo para todo aquel que ha seguido a este grupo en este siglo, cierto. Pero la verdad no deja de ser verdad por conocida. Wilco son Wilco y seguiremos celebrándolo.

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