FERIA DE FALLAS

Interesante debut de Diego Carretero, que cortó una oreja y le negaron otra

El viento y la lluvia deslucieron una novillada a la que acudió muy poco público

El novillero Diego Carretero durante la faena a su primero.Juan Carlos Cárdenas (EFE)

Tarde de perros. Antitaurina. Lluvia a ráfagas y viento casi toda la tarde. Y desoladora entrada, como era de esperar. La función comenzó con apenas 10 minutos de retraso, tras acondicionar el ruedo que en determinadas zonas era un barrizal. Pero se dio la novillada, aunque la inclemencia del tiempo impidiera ver una lidia que en otras condiciones hubiera brillado más.

Lo más destacado fue lo que dio de sí el debutante Diego Carreterro. Ya en su primer novillo, berreón en banderillas y algo rebrincado en la muleta, presentó unas credenciales que le sitúan entre los novilleros con mayore...

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Tarde de perros. Antitaurina. Lluvia a ráfagas y viento casi toda la tarde. Y desoladora entrada, como era de esperar. La función comenzó con apenas 10 minutos de retraso, tras acondicionar el ruedo que en determinadas zonas era un barrizal. Pero se dio la novillada, aunque la inclemencia del tiempo impidiera ver una lidia que en otras condiciones hubiera brillado más.

Lo más destacado fue lo que dio de sí el debutante Diego Carreterro. Ya en su primer novillo, berreón en banderillas y algo rebrincado en la muleta, presentó unas credenciales que le sitúan entre los novilleros con mayores posibilidades del momento. Muy firme sobre la arena, pisando con seguridad, la suya fue una faena que tuvo varias virtudes, a saber: la ligazón, sin rectificar entre muletazo y muletazo, el temple y la lentitud con la que toreó en ciertos momentos. Poso de muy buen torero. El final de esa primera faena fue brillante: ayudados por alto, cargando la suerte y llevando muy toreado al novillo, y unos doblones de impacto estético. La estocada resultó fulminante y el novillo rodó sin puntilla. La sorpresa fue que la presidencias, tan dadivosa en otros momentos, negó una oreja bien merecida.

Esa oreja negada en el segundo la cortó Carretero en el quinto, uno de los novillos de mayor cuajo del envío ganadero. El concepto de la ligazón volvió a estar vigente. Con el de El Parralejo cada vez más parado, Carretero porfió de cerca. Muy centrado. Aguantó y consintió lo necesario para obligar al novillo a tomar la muleta. Si faltó algo de continuidad., la faena sí tuvo medida de empaque. Y valor seco, pero valor. Zapatillas siempre muy asentadas en el barro. Todo lo puso el torero, por casi nada el novillo. Y de nuevo otra estocada rotunda. Muy buen debut de Carretero.

PARRALEJO / VALADEZ, CARRETERO, RICO

Novillos de El Parralejo, de correcta presentación, más cuajados los tres últimos, manejables, pero parados y con poca entrega en la muleta.

Leo Valadez: estocada casi entera -aviso- y descabello (saludos); estocada y descabello (silencio).

Diego Carretero: estocada sin puntilla (vuelta); estocada (oreja).

Jorge Rico: pinchazo _aviso_ tres pinchazos más _2º aviso_ y descabello (silencio); metisaca, media _aviso_ y descabello (silencio).

Plaza de Valencia. 13 de marzo. Tercera de Fallas. Apenas un cuarto de entrada.

De los otros cuatro capítulos, la novillada se resintió algo. Muchos pases de Valadez en el novillo que abrió plaza, pero poco quietud. Afanosa labor. Más centrado estuvo Valadez en el cuarto. Novillo que acusó un excesivo castigo en varas, y llegó a la muleta con pocas ganas de tomarla. La faena fue larga y la voluntad del novillero estuvo por encima de todo lo demás. A este novillo, Valadez le hizo un vistoso quite por lopecinas, muy celebrado en el tendido.

Lo mejor de Jorge Rico, también debutante en Valencia, fue torear de capa al tercero con los pies juntos. Fue su momento de gloria en una actuación muy discreta. Tampoco ayudó mucho este novillo, y Rico lo intento, sobre todo, por el lado derecho. Con oficio, pero con poco beneficio. Al sexto también le aplicaron excesivo jarabe de palo en el primer tercio y acabó acusándolo. Menos opciones en este caso. Quiso componer pero no logró acoplarse, y la cosa acabó sin arreglar nada.

La novillada de El Parralejo no puso mucho de su parte. En general llegaron con poca entrega a la muleta, aunque ninguno de los seis planteó otro tipo de problemas. Algunos fueron castigados en exceso y lo acusaron en el último tramo de la lidia.

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