MÚSICA

Andrés Suárez y Sara Ráez, cómplices musicales

Los cantautores comparten escenario en la noche gallega

Cuando la noche gallega empezaba y el calor extraño de Santiago de Compostela perdía intensidad, David Amor —galán de Gym Tony y acento gallego de obsesión— subió al escenario y empezó a hablar de la ardua tarea de los cantautores. Sus ejemplos derivaron en los principales exponentes del electropop y el reggaetón, su astucia creativa y el éxito de sus canciones. Todo esto para presentar enseguida a dos artistas que comparten pasión por la música y que han protagonizado uno de los conciertos del ciclo ...

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Cuando la noche gallega empezaba y el calor extraño de Santiago de Compostela perdía intensidad, David Amor —galán de Gym Tony y acento gallego de obsesión— subió al escenario y empezó a hablar de la ardua tarea de los cantautores. Sus ejemplos derivaron en los principales exponentes del electropop y el reggaetón, su astucia creativa y el éxito de sus canciones. Todo esto para presentar enseguida a dos artistas que comparten pasión por la música y que han protagonizado uno de los conciertos del ciclo Cómplices Mahou que, esta vez, ha llegado a Santiago. Andrés Suárez y Sara Ráez cogieron sus guitarras, desataron sus voces y cada uno, por separado y juntos durante unos minutos, ofrecieron al público una selección acústica de su repertorio.

Suárez está cumpliendo un año de promoción de su disco Mi pequeña historia. El mes pasado ofreció una serie de conciertos en México y Argentina y dice sentirse mejor que nunca. Poco antes de este concierto santiaguiño (“íntimo y sin cobertura”, como la marca de cerveza no se cansa de repetir con éxito), el cantautor nacido en Ferrol (Galicia) dijo que hoy está haciendo lo que se propuso el día en que empezó a cantar. “Ya han pasado años y muchos de los que han seguido mi carrera hoy vienen a verme con sus hijos. Durante todo este tiempo he dudado de mí en alguna ocasión, pero nunca de mis canciones. Salí de Ferrol, vine a Santiago de Compostela y luego me fui a Madrid porque pensaba que mi obra podía ser escuchada por más gente. Me fui a cantar al metro, sin saber lo que era el metro. Para hacer trasbordos, por ejemplo, salía a la calle y luego volvía a entrar. Y luché por lo que quería y aquí estoy.”

El intérprete de No saben de ti ha grabado ya seis discos y en otoño espera llenar el Palacio de los Deportes de Madrid en un concierto que será el último “por lo menos durante siete meses”, porque ha de confeccionar otro CD. Afirma que el público ha vuelto a fijarse en el trabajo de los cantautores “porque la palabra no pasa de moda. Sin embargo hoy a hay chavales que se quieren dedicar a esto y no saben quién es Ismael Serrano, por ejemplo. Eso se debe, en gran medida, a que los medios dejaron de focalizar a los cantautores. Pero ellos sobrevivieron en los bares, uno de los lugares más poderosos del mundo.” Él mismo, después de amenizar bodas, bautizos y comuniones como cantante de una orquesta, se dedicó a presentarse en muchos garitos y gracias a eso fue construyendo su popularidad. “Hoy soy un privilegiado porque vivo de la música y, sobre todo, de mis canciones. Así que me levanto por la mañana y toco madera para que todo siga igual. Cuando empecé y las cosas no iban tan bien, venían dos o tres personas a verme. Y ahora que vienen muchos tengo que dar lo mejor. Tengo que estar a la altura de esa gente. Por eso me pongo nervioso”, dijo antes de cambiarse de ropa para salir al escenario rojizo de Mahou.

Andrés Suárez explicó que le cuesta tener una canción lista para grabarla. “Porque las canciones me hacen a mí, no yo a ellas. Puedo pasar seis meses o un año sin escribir una. Sufro, pero de repente sucede algo y me pongo a escribir y me dejo llevar y escribo una o dos o cinco.” Según su experiencia, el mejor estado de ánimo para componer es la tristeza. “La música brota mejor cuando estás melancólico o abandonado. Más de tres cuartos de mis canciones han surgido así. Porque desde el dolor se escribe mejor. En los conciertos siempre me piden las canciones de desamor y melancolía, de dolor. Por algo será, ¿no?”

A Sara Raéz, en cambio, le viene mejor la alegría. Esta chica que se dio a conocer en un concierto de Manuel Carrasco, sostiene que sus canciones “son muy pasionales.” Quizá lo dice porque reconoce tener unas raíces flamencas y copleras muy asimiladas. “Me acuerdo que desde los tres años, cuando estaba con mi abuela, cantaba por Lola Flores o a mis padres les cantaba algo de flamenco. Hoy no lo hago y tal vez no lo haré, porque son géneros a los que les tengo mucho respeto”, dice con cierta timidez. Raéz ha sido telonera de Andrés Suárez en otras ocasiones. La noche del pasado miércoles, dentro de este ciclo, fue la primera vez que compartieron juntos el escenario. Ambos se conocieron hace unos tres años y ella dice que tienen en común “las canciones llenas de verdad y sentimiento.” “Yo le canto a lo que me pasa, a la buena gente, a las cosas malas y buenas de la vida, al paso del tiempo, al amor, a algún tema social. A todo lo que siento”, enumera antes de actuar.

El concierto del miércoles se alargó por decisión de Andrés Suárez y por la buena acogida que le dieron sus fans (mujeres veinteañeras, en su mayoría). Casi todas sus canciones fueron coreadas con entusiasmo y, cuando estaba a punto de finalizar, él se bajó de las tablas y deambuló entre el público. Sara Ráez, que todavía se siente “poco conocida”, exhortó a los presentes a gritar el estribillo de una de sus canciones y la respuesta que obtuvo la llenó de satisfacción. Antes de este par, se presentaron aquí Zahara y Niños Mutantes. Y luego les siguieron Sidonie, Mucho, Leiva e Iván Ferreiro. Los Cómplices Mahou llegarán pronto a otras ciudades españolas.

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