Versos del siglo XXI a la manera de Lope

El CDN estrena ‘Páncreas’, un texto contemporáneo de Patxo Telleria con métrica clásica

Sergio Ramos, Alfonso Lara y Fernando Cayo, en un momento de la función.sergio parra

El teatro empezó a huir del verso hace tres siglos. Solo unos pocos autores del género poético como Lorca, o el más contemporáneo Rodrigo García, y títulos sueltos como Don Juan Tenorio o La venganza de Don Mendo se han colado desde entonces en una escena dominada por el naturalismo y el realismo. Es insólito que un dramaturgo se ponga a escribir hoy una obra a base de pareados, tercetos, cuartetas, romances o manriqueñas. Y aún más que lo haga usando como guía el Arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega. “¿Y por qué no? ¿Porque es antiguo? ¿Por miedo a que no se...

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El teatro empezó a huir del verso hace tres siglos. Solo unos pocos autores del género poético como Lorca, o el más contemporáneo Rodrigo García, y títulos sueltos como Don Juan Tenorio o La venganza de Don Mendo se han colado desde entonces en una escena dominada por el naturalismo y el realismo. Es insólito que un dramaturgo se ponga a escribir hoy una obra a base de pareados, tercetos, cuartetas, romances o manriqueñas. Y aún más que lo haga usando como guía el Arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega. “¿Y por qué no? ¿Porque es antiguo? ¿Por miedo a que no se entienda? Ese es un argumento desmontable: no es tanto el verso lo que dificulta la comprensión de un texto sino el propio idioma utilizado en esos versos, de otra época, con palabras, giros y referencias en desuso”, afirma Patxo Telleria.

Telleria, dramaturgo, actor, guionista y director de cine, se propuso hace dos años el reto de escribir un texto no poético, con argumento y lenguaje contemporáneos, usando métrica del Siglo de Oro. No solo como desafío estilístico, sino sobre todo como recurso artístico. “Hace tiempo que el teatro perdió la batalla del realismo ante el cine y la televisión. Por eso debemos apostar por fórmulas expresivas que lo diferencien y le den valor añadido. Es cierto que el verso produce un distanciamiento de la realidad, pero eso no significa que no pueda representarla. Al contrario, ese alejamiento puede potenciarla y ofrecer a la vez placer estético”, opina el autor.

Así nació Páncreas, o Pankreas en vasco. Las dos versiones se gestaron a la vez y han cobrado vidas distintas. “No puede hablarse de traducción de una a la otra porque las escribí al mismo tiempo. En euskera no hay tradición de teatro en verso, así que tuve que partir de la guía de Lope en castellano para ir componiendo las dos en paralelo”, explica el autor. La versión vasca se estrenó en 2014 en Bilbao interpretada por el propio Patxo Telleria con su compañía Tartean. Su singularidad y, sobre todo, su éxito llamaron la atención de la productora Concha Busto, que enseguida decidió montar el texto en castellano y convenció al Centro Dramático Nacional para meterse en el proyecto con tres actores de relumbrón: Fernando Cayo, Santiago Ramos y Alfonso Lara. El espectáculo es ya una realidad: tras estrenarse el mes pasado en Bilbao, acaba de recalar en el teatro Valle-Inclán de Madrid y en febrero emprenderá una gira en la que ya no quedan fechas libres hasta la próxima temporada, otro hecho raro en el panorama teatral español actual.

La buena acogida de esta apuesta ratifica la teoría del autor: no es el verso, sino el lenguaje y el tema lo que hace antiguo o contemporáneo a un texto. En Páncreas solo es antigua la métrica (“metro largo para los momentos reflexivos y corto para las situaciones de comedia y enredo, siguiendo los consejos de Lope”, dice Telleria) y la habilidad con la que se suceden malentendidos y entuertos. El argumento y los personajes son del siglo XXI: un hombre que necesita un trasplante de páncreas, un amigo con tendencia suicida y un tercero con sed de venganza mediando entre ellos. Parece una tragedia, pero el público ríe. “No es humor negro ni macabro, ni mucho menos. Es una tragicomedia, con los enredos propios del género”, aclara el autor. Tragicomedia de vida y muerte, según el subtítulo de la obra.

Tampoco suena antiguo ni declamado el verso en la producción del Centro Dramático Nacional, que ha contado con la ayuda de Vicente Fuentes, asesor de verso de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. El director Juan Carlos Rubio ha concebido una puesta en escena limpia, dejando que brillen los actores, pero en absoluto naturalista: los personajes parecen sacados de un cuadro de Magritte. “Puede pensarse que el verso ata, pero es al contrario. Te da la libertad de jugar con el texto y las situaciones. Lo importante, en todo caso, no es si hay verso o prosa, sino que lo que se diga suene auténtico, de verdad”, apunta Rubio. Hay, por otra parte, una razón argumental que justifica desde el principio que los protagonistas hablen en rima. Pero eso deben descubrirlo los espectadores durante la función.

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