Opinión

La regeneración de la democracia

Necesitamos fortalecer la cultura de la rendición de cuentas y la transparencia, ayuda

Nadie ignora la gravedad de la crisis institucional que sufre España ni el impacto que dicha crisis está teniendo en la aparición de ¿nuevos? partidos políticos que pueden transformar la representación parlamentaria y, en definitiva, la manera de afrontar la conformación de gobiernos. Sin negar el interés de esta aproximación que nos incita a la prospectiva, nos parece interesante analizar, antes, aquellas circunstancias que han contribuido de forma significativa a la desafección y crisis institucional vigente. No...

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Nadie ignora la gravedad de la crisis institucional que sufre España ni el impacto que dicha crisis está teniendo en la aparición de ¿nuevos? partidos políticos que pueden transformar la representación parlamentaria y, en definitiva, la manera de afrontar la conformación de gobiernos. Sin negar el interés de esta aproximación que nos incita a la prospectiva, nos parece interesante analizar, antes, aquellas circunstancias que han contribuido de forma significativa a la desafección y crisis institucional vigente. Nos referimos, de una parte, al desgaste del marco jurídico-institucional que sustenta el diseño de nuestro sistema político y, de otra, a la corrupción que ha llegado a pervertir el funcionamiento del mismo.

Así, la doctrina académica confirma, de forma prácticamente unánime, las limitaciones del actual texto constitucional en aspectos clave como el modelo territorial, el sistema de financiación autonómico, el procedimiento de participación de España en la Unión Europea, la discriminación en la sucesión a la Corona o el sistema electoral, entre otros. Sorprende, por tanto, que este consenso de naturaleza técnica no haya penetrado ya en quienes tienen la capacidad política de convertir dicho análisis en un proyecto real. Con todo, creemos que ni el inmovilismo, ni los riesgos que incorpora todo proyecto de reforma constitucional impedirán que la actualización de nuestro marco de convivencia se imponga como uno de los ejes vertebradores de la próxima legislatura. De hecho, es la única respuesta políticamente normalizada para hacer posible que los ciudadanos recuperen la ilusión en un proyecto común que puedan aceptar como válido para los próximos años.

Los casos de corrupción han destrozado la confianza de la ciudadanía en las personas, en los procedimientos e, incluso, en el funcionamiento de las instituciones

No se puede obviar, tampoco, que los casos de corrupción han destrozado la confianza de la ciudadanía en las personas, en los procedimientos e, incluso, en el funcionamiento de las instituciones garantes del interés general. En este contexto, necesitamos fortalecer la cultura de la rendición de cuentas y, para ello, la transparencia puede ayudarnos. Sin embargo, recuperar la confianza pasa también por exigir, a quienes nos representan, que se acomoden no sólo a lo que exige la ley, sino al estándar de honorabilidad o virtud pública que la sociedad acuerde exigir en el ámbito propio de la responsabilidad política. Es una forma democráticamente madura de hacer al sistema más resistente a la corrupción.

En suma, un proceso de renovación jurídico-institucional audaz y una exigente regeneración democrática acompañada de la imprescindible renovación generacional ayudaría a rescatar a los ciudadanos de ese estado de desconfianza, desconcierto, frustración y confusión del que nos alerta Daniel Innerarity (La política en tiempos de indignación, 2015) y que, de no revertirse, podría poner en cuestión el propio sistema de representación de las democracias parlamentarias.

Mariola Urrea es profesora de Derecho Internacional en la Universidad de La Rioja.

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