Sbaraglia por Sbaraglia

El actor argentino se autoparodia como una estrella a la búsqueda de un taquillazo de acción en ‘Días de vinilo’

Leonardo Sbaraglia, retratado en Madrid.claudio álvarez

Se sienta Leonardo Sbaraglia (Buenos Aires, 1970) y empieza a cabecear de sueño: “Tengo un jet lag...”. En seis días ha volado de Buenos Aires a Cannes (donde presentó Relatos salvajes) y tras la megapromoción, a Madrid, a sus negocios y a charlar sobre Días de vinilo, de su amigo Gabriel Nesci, a pesar de que tiene un pequeño papel. Pronto resuelve la duda: “Iba a encarnar a uno de los cuatro protagonistas, pero por cuestiones de fechas no pude. En cambio tampoco pudo el actor para el que habían preparado el personaje de la megaestrella... y acepté autoparodiarme”. ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Se sienta Leonardo Sbaraglia (Buenos Aires, 1970) y empieza a cabecear de sueño: “Tengo un jet lag...”. En seis días ha volado de Buenos Aires a Cannes (donde presentó Relatos salvajes) y tras la megapromoción, a Madrid, a sus negocios y a charlar sobre Días de vinilo, de su amigo Gabriel Nesci, a pesar de que tiene un pequeño papel. Pronto resuelve la duda: “Iba a encarnar a uno de los cuatro protagonistas, pero por cuestiones de fechas no pude. En cambio tampoco pudo el actor para el que habían preparado el personaje de la megaestrella... y acepté autoparodiarme”. Ese Sbaraglia es un Sbaraglia patán que busca un filme de acción al estilo Bruce Willis o Tom Cruise, que se siente parte de una generación de rutilantes actores taquilleros como los mencionados, y que vuelve loco a un guionista para que cambie el libreto y lo adapta a sus absurdas peticiones. “No es el personaje más raro que he interpretado. En Vaquero (2011) hice de un actor famoso que trabaja en un wéstern filmado en Argentina”.

El porteño cuenta que Ricardo Darín era el primer elegido para esa mofa. “Solo cambiamos los nombres de la generación a la que se compara. Porque soy más joven que Darín, no mucho más, que no se enfade Ricardo...”. Y se ríe: “A veces te estás seis semanas filmando y sale una mala película. En cambio, aquí estuve una tarde para tres secuencias y quedó fantástico”. ¿Querría él hacer acción? “Es bien difícil porque no hay presupuestos para ello en Argentina. En Relatos salvajes, sí me tocó la parte de acción. Me gustaría hacerla, me atrae la cosa física, aunque no cambiaría mi carrera. Mi terreno favorito es el de la intimidad cinematográfica”.

Mi terreno favorito es el de la intimidad cinematográfica"

¿Le preocupa su imagen pública? “Supongo que eso depende de los compromisos que tengas. Yo no los tengo con nadie. Y cada vez más me siento más libre. Por eso puedo aceptar papeles más arriesgados ahora. Solo hice un cambio en mi carrera, cuando vine a trabajar a España. Ahora que me he reinstalado en Argentina, puedo verlo todo con más distancia, hago otras cosas, como un espectáculo con músicos”. No habrá tiros, pero sí canciones.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Archivado En