Pepitas de oro del pop español

Se reeditan en vinilo los álbumes 'Lo mejor de Los Salvajes' y 'Los Huracanes' Dos discos que devuelven la vitalidad de los sesenta durante el franquismo y la oleada ye-yé

Patillas largas, estrecho pantalón, jersey a rayas…la voz descarada de Gaby Alegret declina los atributos identitarios de una juventud que reclamaba su lugar en el sol de los años sesenta y que Los Salvajes, con su canción Soy así, transformaban en himno reivindicativo. Casi medio siglo después la composición sigue transpirando su insolencia juvenil, relámpagos de libertad en un país como España, donde la censura había estado a punto de prohibir ¡Que noche la de aquel día!, el debut cinematográfico de The Beatles.

Gracias al sello Vinilissimo, obstinados desde hace tie...

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Patillas largas, estrecho pantalón, jersey a rayas…la voz descarada de Gaby Alegret declina los atributos identitarios de una juventud que reclamaba su lugar en el sol de los años sesenta y que Los Salvajes, con su canción Soy así, transformaban en himno reivindicativo. Casi medio siglo después la composición sigue transpirando su insolencia juvenil, relámpagos de libertad en un país como España, donde la censura había estado a punto de prohibir ¡Que noche la de aquel día!, el debut cinematográfico de The Beatles.

Gracias al sello Vinilissimo, obstinados desde hace tiempo en una labor de arqueología musical por lo que se refiere al rescate del mejor pop español de los años sesenta y setenta, se edita en vinilo el álbum Lo mejor de Los Salvajes, en su momento publicado por el sello Regal EMI, aquí con imagen del grupo flower-power siguiendo los destellos del Sergeant Pepper y que recogía su producción en la casa barcelonesa. Un álbum que contiene algunos de los mejores momentos de aquel rock ibérico, que el franquismo intentó abortar y que el triunfo del pop global, hizo que se le escapara de la manos y acabara admitiendo, aunque fuera bajo la etiqueta inocua de un apelativo como ye-ye, como signo de modernidad. Una denominación, la de ye-yé, que acabaría siendo un poco cajón de sastre, que igual servía para definir la nueva ola del toreo de El Cordobés, que a las chicas que se atrevían a pasearse en minifalda por la calle.

Como otros grupos de su época, Los Salvajes tuvieron que someterse, además de un servicio militar que amputaba la vida profesional de los conjuntos, a las servidumbres de las discográficas que imponían sus directrices, traducidas, entre otras, en la práctica exhaustiva de versiones de éxitos foráneos. En el caso de Los Salvajes, esta imposición se reflejaba igual en la traslación de una balada romántica italiana de Pino Donaggio que un éxito de la Motown como el Reach Out I’ll Be There de los Four Tops, ahora traducido como Es mejor dejarlo como está.

A pesar de estas limitaciones, como refleja el álbum Lo mejor de Los Salvajes, sus versiones de grupos como Spencer Davis Group (Corre, corre), Troggs (Una chica como tú) o los Rolling Stones, el grupo con el que acabaron en una especie de fraternidad discográfica y de los que versionarán temas como, Satisfaction (Satisfacción), 19 th Nervous Beakdown (La neurastenia) o Paint it black (Todo negro) ponen de relieve su ductilidad a la hora de los covers. Los Salvajes acabarán por transformar aquella imposición de las casas discográficas en virtud, dejando muestras de sobra de su gancho interpretativo para hacer propios y personales los temas. Lo suyo, estaba claro, que no se reducía ser un grupo de versiones miméticas como otras formaciones de la época.

El triunfo de Los Brincos con temas de su propia cosecha animó a las discográficas a dejar una cierta manga ancha en materia de creatividad. Desde los temas de un pop absurdo y surreal de una formación como Micky y Los Tony al pop más suntuoso que exhibirá un dúo como Juan & Junior, las creaciones propias acaban haciéndose un hueco en el paisaje musical. Un balance creativo que medio siglo pone de relieve las limitaciones e insuficiencias del pop español en sus contenidos, dígase líricos o literarios. Sólo desde la periferia un músico como Pau Riba ponía cara y ojos al folk-rock siguiendo el modelo Bob Dylan y presagiaba el triunfo de los cantautores críticos sobre el pop inofensivo. Canciones como Es la edad, Soy así o Las ovejitas traducen, con todo, a pesar de su simplicidad o escritura naif, la voluntad de una generación por dar señales de vida propia.

También desde la periferia desembarcaron a mitad de los sesenta Los Huracanes. Los miembros del grupo han hecho su aprendizaje en el rock pionero que desde Valencia impulsan grupos como Los Milos, Pantalones Azules, Los Top-Son o un Emilio Baldoví, ahora bautizado Bruno Lomas por el todopoderoso empresario del Olympia de Paris, Bruno Coquatrix, y que hace saltar las matinales de los teatros de la ciudad con sus pantalones de cuero y cadenas emulando a Gene Vincent. Entre 1966 y 1968, aunque la formación continuará hasta los primeros setenta, Los Huracanes registran para el sello Regal-EMI una serie de discos que acabarán desembocando en su primer y único long play, ahora reeditado por Vinilissimo en su formato original.

Un álbum donde se refleja el buen olfato y la elegancia del grupo para asimilar los sonidos de la década, desde el rock más esencial -Esta tarde a las siete- , ecos de los inolvidables Everly Brothers, apuntes primitivos de un folk-rock en temas como El calor del verano, sonoridades Herb Alpert &Tijuana Brass, Tarta de merengue. Canciones que hablan de la impaciencia de la cita amorosa y de los días de verano y el tiempo de la felicidad que parece no tener fin. Hasta se atreven con un tema com el de la seducción y el ligue juvenil, El conquistador, que desde Francia, un cantante como Jacques Dutronc resolvía con más ironía y desenfado, Les playboys, con la ayuda inestimable de un escritor y letrista como Jacques Lanzmann.

Sin el apoyo mediático de una prensa musical que se repartía entre Madrid y Barcelona, Los Huracanes quedarán como otros grupos de la época, en esa segunda línea de flotación que acabó dividiendo la música pop española de los años sesenta y que en la mayoría de los casos terminaría precipitando su disolución o desaparición del mapa musical. Este álbum, aparte de refrescarnos la memoria, hace justicia medio siglo después.

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