OBITUARIO

Federico Casado, ‘Caracolillo’, bailaor y maestro de danza

El artista, fallecido el sábado en Sevilla, trabajó con las grandes compañías de los cincuenta y creó su propio ballet y un estudio de danza

Federico Casado Algrenti.

Aunque nacido en Cádiz (10 de marzo de 1933), al bailaor y maestro de baile Federico Casado Algrenti, Caracolillo, fallecido el sábado en Sevilla poco antes de cumplir los 79 años, se le va a relacionar siempre con la capital hispalense, por más que su propio nombre artístico siga vigente en su ciudad natal a través de la descendencia de su abuelo Francisco Casado, Caracol, que fue empresario de la desaparecida plaza de toros gaditana y del que heredaría su apodo. A Sevilla, al barrio de Triana, se había mudado con tan solo seis años tras el fallecimiento de su padre y, aunque la vida de artis...

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Aunque nacido en Cádiz (10 de marzo de 1933), al bailaor y maestro de baile Federico Casado Algrenti, Caracolillo, fallecido el sábado en Sevilla poco antes de cumplir los 79 años, se le va a relacionar siempre con la capital hispalense, por más que su propio nombre artístico siga vigente en su ciudad natal a través de la descendencia de su abuelo Francisco Casado, Caracol, que fue empresario de la desaparecida plaza de toros gaditana y del que heredaría su apodo. A Sevilla, al barrio de Triana, se había mudado con tan solo seis años tras el fallecimiento de su padre y, aunque la vida de artista le habría de llevar por medio mundo, él había sellado un pacto de amor con la que fue su esposa, la gran cupletista Juanita Reina (Sevilla, 1925- 1999), para regresar a su ciudad y vivir en ella hasta que la muerte los separase. Ahora, los dos descansarán por fin cercanos, como habían querido.

De familia con antecedentes artísticos —su hermano mayor Manuel también era bailaor—, Caracolillo fue artista precoz. Debutó con solo 14 años y, tras su paso por Los Chavalillos de España, aún adolescente, marchó a Estados Unidos en compañía de la bailaora Minerva. Giras posteriores por países europeos le labraron un buen ganado prestigio, hasta crear y dirigir su propio ballet. También bailó con los principales de la época, formando parte de las compañías de Pilar López, Concha Piquer y Caracol o trabajando con Carmen Amaya. Son solo destellos de una importante carrera concentrada en apenas dos decenios, entre los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo. Porque, en 1959, lo contrata Juanita Reina para su espectáculo Sevilla, trono y tronío y, aunque todavía quedaría tiempo y espacio para proseguir sus carreras de forma independiente, la pareja de artistas contraería matrimonio en 1964, una unión de la que nacería el periodista y crítico de cine Federico Casado Reina. Tras unos años de residencia en Madrid, la familia se traslada a Sevilla y, en 1976, Caracolillo funda el estudio de danza que lleva su nombre y que regentó hasta 2002, año de su jubilación.

Sin duda, esta última etapa es de gran fecundidad. Por su academia han pasado muchos y grandes artistas del baile a los que ha podido trasladar sus grandes conocimientos de la danza clásica española, de la escuela bolera o del baile flamenco, disciplinas de su total dominio. Sin embargo, curiosamente, su nombre y el de su academia adquirirían notoriedad en la década de los ochenta por aquel auge del baile de las sevillanas que él enseñaba con el magisterio que le otorgaba su amplio conocimiento. Su intervención en Flamenco, de Carlos Saura, es buena muestra de la trascendencia de su magisterio.

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