Mucho más que cometas

Los 'cometeros' reivindican esta actividad a través de festivales en los que las batallas de estos objetos voladores y las exhibiciones atraen a numeroso público

Un mero entretenimiento de chavales al comenzar el buen tiempo. Así es como se suelen ver las cometas en España. Sin embargo, hay quien les dedica su vida. Son muchas las asociaciones de cometeros de todas las edades que se reúnen en diferentes festivales celebrados por toda la geografía española y europea. Para ellos, las cometas no son un juego de niños.

Pedro González es uno de esos cometeros. Junto con su hermano Esteban forma Esste confecciones, una empresa dedicada a la elaboración y ...

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Un mero entretenimiento de chavales al comenzar el buen tiempo. Así es como se suelen ver las cometas en España. Sin embargo, hay quien les dedica su vida. Son muchas las asociaciones de cometeros de todas las edades que se reúnen en diferentes festivales celebrados por toda la geografía española y europea. Para ellos, las cometas no son un juego de niños.

Pedro González es uno de esos cometeros. Junto con su hermano Esteban forma Esste confecciones, una empresa dedicada a la elaboración y venta de cometas a cualquier lugar del mundo. Acaban de recibir la licencia para comercializar las llamadas Revolution, un tipo de cometa acrobática, de cuatro hilos, que se caracteriza principalmente porque tiene freno, lo que permite cabriolas muy elaboradas. "Es como si la llevaras atada a un alambre y a muchísima altura", cuenta Pedro. Normalmente se emplean en festivales en los que, por equipos, las hacen volar al ritmo de la música creando coreografías espectaculares .

"En España no hay cultura de cometas, se ve como un juego de niños", se queja Pedro. Y es que aquí estamos muy lejos de la afición que existe en otros países como Francia, Reino Unido o Alemania. En Guatemala, por ejemplo, las cometas tienen un papel importante en las celebraciones del Día de los muertos. Las familias salen al campo a volarlas como forma de llamar a los muertos, quienes lograrán encontrar a sus familiares por el color de estas. El hilo de la cometa sirve de conductor para unirlos. Pero nada comparable al que es, para Pedro, uno de los festivales más importantes y espectacular: el de Ahmedabad en la India. "La ciudad se paraliza, es como las fallas en Valencia", rememora. "Es espectacular, se venden 8,5 millones de cometas durante el festival, vuelas una y si la pierdes, compras otra y vuelves a volar", dice. Y es que en Ahmedabad, las cometas se vuelan desde los tejados y se producen batallas en las que se busca cortar el hilo de la del contrario. Si se consigue, la cometa es tuya. Pero para que esto suceda no puede usarse cualquier hilo, se utiliza manja, "un cordón que fabrican artesanalmente por toda la ciudad", untado en un barniz de vidrio muy cortante. Este ungüento se elabora con una mezcla de botellas machacadas y un engrudo de cola que se impregna en la línea de vuelo de la cometa.

En España las batallas de cometas se hacen al American Style, es decir, al toque. El combate es uno contra uno y la primera que toca el hilo del contrario gana, por lo que no se pierde la cometa. Tanto estas batallas, como las exhibiciones Revolution son habituales en los festivales y pueden verse, por ejemplo, el sábado 21 en el Primer Festival de Sol I Lluna en la playa de Xeraco (Valencia) o en el Festival de Cometas de Vitoria-Gasteiz que se celebra en las playas de Garaio (Álava) el 9 y 10 de octubre. "El sitio no es demasiado adecuado para volar pero el entorno es precioso y mucha gente se acerca a ver las cometas, a pasar el día en familia", explica Pablo Ibarrondo, uno de los organizadores de este festival, uno de los más importantes de España. No hay mejor sitio para comprobar que las cometas no son solo para críos.

Cometas en el Festival de Cometas de Vitoria-Gasteiz.LAU HAIZETARA
Detalles de varias cometas en el Festival de Vitoria-Gasteiz de 2009.LAU HAIZETARA
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