Stanley Clarke: "Se graban demasiados discos"

El bajista comparte escenario con Marcus Miller y Victor Wooten

El bajo eléctrico es un instrumento joven. Monk Montgomery, hermano del guitarrista Wes Montgomery, empezó a utilizarlo en los inicios de la década de 1950. Desde entonces el instrumento no sólo ha encontrado su lugar en el mundo de la música, de todas las músicas, sino que ha evolucionado a pasos agigantados. Tres de los personajes que con sus aportaciones técnicas y musicales más han contribuido a esa evolución estarán esta noche en el escenario de la sala Joy Eslava dentro del Festival de jazz de Madrid: Stanley Clarke, Marcus Miller y Victor Wooten. Ayer actuaron en Barcelona y maña...

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El bajo eléctrico es un instrumento joven. Monk Montgomery, hermano del guitarrista Wes Montgomery, empezó a utilizarlo en los inicios de la década de 1950. Desde entonces el instrumento no sólo ha encontrado su lugar en el mundo de la música, de todas las músicas, sino que ha evolucionado a pasos agigantados. Tres de los personajes que con sus aportaciones técnicas y musicales más han contribuido a esa evolución estarán esta noche en el escenario de la sala Joy Eslava dentro del Festival de jazz de Madrid: Stanley Clarke, Marcus Miller y Victor Wooten. Ayer actuaron en Barcelona y mañana lo harán en el auditorio Maestro Padilla de Almería.

Dicen que todo es posible en el mundo del jazz pero tres bajistas eléctricos compartiendo protagonismo y arropados sólo por un teclista y un batería todavía no se había dado y aún menos con el peso específico de estos tres nombres (sólo faltaría el fallecido Jaco Pastorius para poder hablar de toda la historia del instrumento desde sus inicios hasta la fecha). "La idea la tuvo Victor hace ya seis o siete años y le dijimos que estaba loco", explicó a este diario un sonriente Stanley Clarke en el hall de su hotel barcelonés. "Hace dos años la revista Bass Player me concedió el premio por toda mi carrera y fueron ellos dos los que, al entregármelo, tocaron juntos uno de mis temas, School days. Todo funcionó inusualmente bien. Así que decidimos grabar un disco e iniciar esta gira".

La gira, que ha durado dos meses y medio, concluye estos días en tierras españolas. Stanley Clarke afirma encontrarse comodísimo en este entorno de bajistas superdotados. "Nos conocemos desde hace mucho. A Marcus le conozco desde que tenía quince años y a Victor desde que cumplió los nueve", afirma. "En el aspecto humano nos entendemos muy bien y en el musical también. Los bajistas tenemos un papel muy especial en los grupos: es como abrazar a los demás, procurar que entren a tiempo, que mantengan el ritmo, ... Ser bajista conlleva un carácter muy especial: llevarnos bien con todo el mundo". Aun así, ¿no existe competición sobre el escenario? "La hay, claro, pero es una competencia sana, divertida. No del tipo de a ver quien fastidia al otro sino más deportiva, como jugar al fútbol. Los únicos que compiten entre ellos y se pican son los guitarristas". Ante esta respuesta podría pensarse que a Stanley Clarke no le gustan los guitarristas. "¡Los adoro! ... pero de uno en uno. Si hay dos o tres ... malo".

Justo antes de iniciar la actual gira Clarke estuvo embarcado en el regreso de Return to Forever que para muchos significó el retorno del jazz-rock. "Todo vuelve pero bajo una forma diferente. Nosotros tomamos los viejos temas y les dimos la vuelta para que sonaran frescos pero aún así seguía siendo música del pasado, nostálgica. Los cambios vendrán de la gente joven. Cuando uno es joven es cuando aporta los cambios más importantes. Como la primera época de Miles, que se fue recreando a si mismo, o como los Beatles o los Rolling que hicieron sus mayores aportaciones cuando eran jóvenes".

"Cuando un músico se hace mayor vende menos"

Tanto en este como en otros momentos de la conversación, Stanley Clarke prefiere dejar de lado los recuerdos y mirar hacia adelante, hablando con pasión de las nuevas generaciones. "Me preocupa que la industria discográfica no está abierta a los músicos jóvenes y es un contrasentido porque se graba más que nunca. Cuando yo empecé el presidente de la discográfica escuchaba centenares de músicos y escogía uno para hacer un disco. Ahora, con los avances tecnológicos, todo el mundo puede grabar un disco. Eso está bien pero ha provocado tal cantidad de discos que es imposible escucharlos todos. Se graban demasiados discos pero estoy dividido ante ese hecho: desde el punto de vista del negocio es malo pero como amante de la música es bueno. Esta situación afecta a todos los estilos de música. Ahora, cuando saco un disco ya sé que las ventas van a ser menores que hace veinte años. En parte por la edad: cuando un músico se hace mayor vende menos pero también por esa competencia tan fuerte con tantos discos a la venta. Y también porque la gente intercambia archivos en Internet pero... hay que adaptarse: yo también lo hago. El futuro está en esas tecnologías pero lo que nunca desaparecerá son los conciertos. Hay jóvenes que me han conocido a través de YouTube y les han entrado ganas de venir a mis conciertos".

En todos sus conciertos, por eléctricos que sean, Stanley Clake siempre reserva un espacio para el contrabajo. "Es importante que, sobre todo los jóvenes, aprendan la historia del bajo y vean de dónde procede. Cualquiera que quiera tocar el bajo tendría que aprender primero a tocar el contrabajo. Si dominas el contrabajo, el bajo eléctrico es como un juguete".

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