Crítica:

Una cataquesis friqui

El director y productor Judd Apatow, estandarte de un relevo generacional en la comedia americana, tiene el extraño poder de vender a su público nuevas raciones de catequesis y moralismo sin que éste vea más allá de una renovación de las formas externas del género. Su debut en la dirección, Virgen a los 40 (2005), era un libro abierto: una vehemente apología de los valores de la castidad antes del matrimonio, presentada bajo las formas de una comedia que, pese a integrar ecos del modelo escatológico popularizado por los hermanos Farrelly, se postulaba como su superación madura y sentime...

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El director y productor Judd Apatow, estandarte de un relevo generacional en la comedia americana, tiene el extraño poder de vender a su público nuevas raciones de catequesis y moralismo sin que éste vea más allá de una renovación de las formas externas del género. Su debut en la dirección, Virgen a los 40 (2005), era un libro abierto: una vehemente apología de los valores de la castidad antes del matrimonio, presentada bajo las formas de una comedia que, pese a integrar ecos del modelo escatológico popularizado por los hermanos Farrelly, se postulaba como su superación madura y sentimental. No se le podía negar a Apatow un soberbio control de los mecanismos de la comicidad, ni tampoco el riesgo de manejar personajes con alma y corazón en un contexto antes dominado por caricaturas especialmente diseñadas para el slapstick humillante. De la mano de Apatow, la comedia norteamericana adolescente -y post-adolescente- se reafirma como discurso tremendamente conservador, pero renueva su eficacia cómica. Virgen a los 40 también delataba su talón de Aquiles: una tendencia a la elefantiasis narrativa que barrenaba la esencia de la comedia como forma ligera.

LÍO EMBARAZOSO

Dirección: Judd Apatow. Intérpretes: Steh Rogen, Katharine Heigl, Paul Judd, Leslie Mann. Género: Comedia. Estados Unidos, 2007. Duración: 129 minutos.

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Lío embarazoso, su segundo largometraje como director, llega a las pantallas cuando el llamado Fenómeno Apatow parece estar en boca de todos los cronistas cinematográficos: no es, por tanto, una comedia en la que poder descubrir cierto toque de distinción, sino un trabajo saludado, de entrada, con la pompa y circunstancia del gran acontecimiento. La esencia de Virgen a los 40 sigue ahí: sus virtudes y logros, pero, también, sus problemas y, ante todo, la confirmación de que su compromiso con las señas de identidad de una generación friqui no trae consigo subversión, sino voluntad integradora, ganas de gustar, en suma, a las mayorías absolutas.

La película pone en marcha el motor de su comicidad mediante el recurso siempre eficaz del choque de contrarios: tras una noche loca de celebración, una espectacular presentadora del canal E! Entertainment (Katherine Heigl) se queda embarazada de un friqui (Seth Rogen, que fue co-guionista de la reciente producción Apatow Supersalidos) más interesado en diseñar una masturbatoria página web junto a sus amigotes que en pulir sus recursos sociales. Contra todo pronóstico, la chica a) decide tener el bebé y, en el colmo de la improbabilidad, b) decide intentar consolidar una relación de pareja con su azaroso lío de una noche. Resulta revelador que el debate sobre una posible interrupción del embarazo se resuelva casi en dos líneas y que el término aborto sea una palabra tabú sustituida por un argot de urgencia. Y, por otro lado, resulta alarmante que Apatow necesite más de dos horas de metraje para contar su historia: si un día se ve en el trance de narrar, pongamos por caso, un ménage à trois quizás precise del metraje de Doctor Zhivago.

El genio cómico de Apatow brilla en muchos momentos: hay una escena en la que Katherine Heigl es llamada al despacho de su jefe y tanto la crispada felicidad de éste como la contenida contrariedad de su asistente crean sutiles filigranas cómicas. Ese momento resistiría una comparación con la escena de la masajista de Una mujer de París (1923) de Chaplin o las intervenciones de la antitética pareja de comentaristas de Very Important Perros (2000) de Christopher Guest, pero el músculo cómico de Apatow no siempre luce esa firmeza y la fofez termina apoderándose del conjunto.

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