El verano de 2024, otra vez “muy cálido”: 9 de los 10 peores se acumulan en el siglo XXI
Aemet explica que un mes de junio fresco y la concentración del calor en julio y agosto dieron la sensación de que este periodo estival fue menos caluroso de lo que en realidad muestran los datos
España está ya tan habituada a que cada verano sea más infernal que el anterior que, cuando esto no sucede, hasta parece que ha sido normal, incluso fresco. Pero, frente a esta percepción de que no fue para tanto, los datos indican que la temporada que acaba de terminar sí que fue cálida, es más, fue “muy cálida, incluso la sexta más cálida del siglo y de la serie histórica, que comienza en 1961″, según ha informado este martes en rueda de prensa Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Pero lo realmente grave no es que sea el segundo o el cuarto o el sexto peor, sino la inexorable tendencia de la que forma parte. “Estamos observando un fuerte incremento de los veranos cálidos. De hecho, de los 10 más cálidos de la serie, nueve pertenecen al siglo XXI”, ha destacado Del Campo, que también ha hecho resumen del año hidrológico a punto de terminar, en el que se mantiene la sequía de larga duración, y ha lanzado la predicción para el otoño que acaba de comenzar: lo más probable es que sea cálido en todo el país y más seco de lo normal en el oeste peninsular y Canarias.
Frente a la creencia popular, los bulos y el negacionismo, la realidad, el análisis y los datos. En la España peninsular, la temperatura media del verano meteorológico (del 1 de junio al 31 de agosto) fue de 23,1°, un grado por encima de lo normal. “La primera vez que España superó la cota de los 23° fue en el verano de 2003 y, desde 2015, ya ha ocurrido en cinco ocasiones, lo que es muy representativo de lo que está sucediendo”, ha hecho hincapié, de nuevo, Del Campo.
La estación comenzó con un junio fresco ―”marcó un hito, fue el primer mes frío desde abril de 2022, llevábamos más de dos años sin meses fríos″― pero julio fue muy cálido y agosto, extremadamente cálido. “El bimestre julio-agosto fue el segundo con mayor temperatura, solo superado por el de 2022″, ha anotado el portavoz, que considera que esta es la razón de que, psicológicamente, no haya parecido tan horroroso como los precedentes. “El calor intenso ha sido más corto, ha estado más concentrado en la canícula, del 15 de julio al 15 de agosto, mientras que en 2023 hubo una ola de calor en la segunda quincena de junio y en el de 2022, el calor intenso golpeó ya a mediados de mayo”, ha señalado, para añadir que “los españoles nos estamos acostumbrando ya a lo que está pasando esta última década”. En su predicción estacional, Aemet dijo que quedaría entre el 20% de los veranos más cálidos “y al final ha estado entre el 10%”.
“Cambio climático no significa que cada verano sea peor que el anterior, sino que los cálidos se van acumulando”, ha recordado el experto. En el transcurso del verano, hubo dos olas de calor. La segunda, entre el 23 de julio y el 12 de agosto, tuvo una duración de 21 días. “Llegó a afectar a 31 provincias y fue la segunda más larga, solo por detrás de otra de 26 días en 2015″, ha precisado Del Campo.
Más allá del verano, mirando lo que va de un año al que le quedan apenas tres meses, 2024 es por ahora el segundo más cálido de la serie tras 2022, que sigue siendo el más tórrido desde que hay registros. “Los cinco años más cálidos de la serie se han registrado desde 2017, es muy significativo″, ha subrayado el meteorólogo, cuarto dato de la misma tendencia.
La misma tendencia al calentamiento queda muy patente en los récords de días cálidos, quinto dato. Del 1 de enero al 15 de septiembre van 25 récords de días cálidos, es decir, 25 días que son los más cálidos en comparación con la temperatura que hizo esos mismos días del mes de todos los mismos meses desde que hay registros, 1950. Sin embargo, la cuenta de los récords fríos sigue a cero, cuando en un clima no alterado son esperables cinco de cada. Entre 2014 y 2024 suman 221 récords cálidos frente a tan solo siete fríos. Ya es 32 veces más frecuente que ocurra lo primero que lo segundo.
En cuanto a las precipitaciones, el verano fue “muy húmedo”, el sexto más lluvioso del siglo XXI, con chubascos frecuentes en junio y un importante temporal de lluvias en Baleares a causa de una dana en agosto. Cayeron de media 82,2 litros por metro cuadrado, un 117% más de lo normal, pero repartidos de forma desigual: junio fue muy húmedo, julio muy seco y agosto, húmedo; y llovió mucho en el centro e interior del Levante, mientras que en Galicia, Andalucía y Canarias fue muy seco.
Ampliando el foco al año hidrológico, que acaba el 30 septiembre, los datos muestran que está siendo “normal”. El valor medio de las precipitaciones acumuladas desde el 1 de octubre de 2023, cuando comenzó el periodo, hasta el 17 de septiembre, es de 640 litros por metro cuadrado, lo que está “en torno a lo normal, ligeramente un 4% por encima”.
Las lluvias han estado desigualmente repartidas: superan los valores normales en la mitad oeste e interior de la Península, en el País Vasco, en Navarra y en la parte occidental del Pirineo junto con el norte de Aragón y de Andalucía, salvo una franja que recorre la mitad este de Asturias y Cantabria. Por debajo, están en dicha franja, en el tercio este peninsular y en ambos archipiélagos, sobre todo el canario. La carestía es especialmente pronunciada en la zona del Levante que va desde Almería hasta el sur de Castellón, donde se ha registrado menos de la mitad de la precipitación media. “La España húmeda ha sido mucho más húmeda y la seca, mucho más seca”, ha resumido Del Campo. Así, continúa la sequía de larga duración en amplias zonas del tercio norte, Cataluña y en el tercio oriental y sur de la Península.
Previsión para el otoño
¿Y qué le espera a España en otoño? La predicción para octubre-noviembre-diciembre apunta a que será un trimestre “menos lluvioso de lo habitual en el oeste de la Península y en Canarias”. “Será un cambio de patrón”, ha subrayado Del Campo con todas las reservas, ya que este tipo de predicciones muestran tendencias probabilísticas y son menos fiables en otoño y primavera en cuanto a lluvias. En el resto del país, no hay una señal clara: hay una probabilidad similar de que sea más lluvioso que de que sea más seco.
En los termómetros, “la predicción no sorprende”: lo más probable es que las temperaturas sean superiores a lo normal en todo el país, “con mayor probabilidad en Baleares y cuanto más al sur y este de la Península”. Aunque a lo largo del otoño puede haber días fríos, como el próximo fin de semana, será en general cálido. “Hay que remontarse a 2010 para encontrar el último otoño frío en España y la última temporada fría en general fue la primavera de 2018. Es una tendencia muy clara y muy significativa al calentamiento global”. Sexto dato.