Ámsterdam frena la construcción de hoteles para reducir el turismo de masas
La capital de los Países Bajos tiene 541 hoteles con unas 40.000 habitaciones, y portavoces del Consistorio aseguran que su intención es “mantener una ciudad habitable para sus residentes”, que rozan las 935.000 personas
El Ayuntamiento de Ámsterdam se ha plantado ante el turismo de masas y ha prohibido la construcción de nuevos hoteles en la mayor parte de sus distritos, justificándolo con la búsqueda de la sostenibilidad y de la mejora de la calidad de vida. La medida, introducida en 2016, había avanzado desde entonces con lagunas y excepciones, pero ahora se aplicará con carácter permanente. El paso dado refleja el compromiso adquirido hace tres años por el Consistorio con una iniciativa ciudadana que pedía contener el flujo d...
El Ayuntamiento de Ámsterdam se ha plantado ante el turismo de masas y ha prohibido la construcción de nuevos hoteles en la mayor parte de sus distritos, justificándolo con la búsqueda de la sostenibilidad y de la mejora de la calidad de vida. La medida, introducida en 2016, había avanzado desde entonces con lagunas y excepciones, pero ahora se aplicará con carácter permanente. El paso dado refleja el compromiso adquirido hace tres años por el Consistorio con una iniciativa ciudadana que pedía contener el flujo de visitantes de superarse los 20 millones de pernoctaciones anuales. En 2023 fueron 20,6 millones, y las autoridades locales han echado el freno. Solo podrá construirse un nuevo establecimiento hotelero si antes cierra otro para no aumentar la oferta de plazas.
“Hay barrios donde se oye cantar a los pájaros y otros donde hay demasiado ruido ambiental y suciedad en la calle debida al flujo turístico”, señala el Consistorio en un documento con su visión del turismo para 2035. “Para que la capital neerlandesa siga siendo atractiva y sostenible, los cambios tienen que ser beneficiosos para residentes, empresarios del sector y visitantes sin afectar al precio de la vivienda y la vida cotidiana”, incide.
Ámsterdam tiene 541 hoteles con unas 40.000 habitaciones, y portavoces del Consistorio aseguran que su intención es “mantener una ciudad habitable para sus residentes [cerca de 935.000 personas] y reducir el impacto negativo del turismo excesivo en algunas partes del centro urbano”. Quieren unir el crecimiento responsable a la rentabilidad “con pioneros del sector que se atrevan a experimentar”, explican, en respuesta a un cuestionario remitido por correo electrónico. Esperan lograrlo “sin culpar a los viajeros porque una economía de visitantes sostenible exige de todos nosotros una forma distinta de pensar y actuar”.
Si a los 20,6 millones de pernoctaciones hoteleras registradas en 2023 se suman los huéspedes de campings y parques vacacionales, la cifra total en el país es de 49,7 millones de personas. Ello supone un aumento de más del 8% con respecto a 2022, según la Oficina Central de Estadística (CBS, en sus siglas neerlandesas). El mismo organismo señala que en 2022 el gasto turístico ascendió a 96.000 millones de euros y la contribución del turismo a la economía nacional fue del 3,7%.
Teniendo en cuenta que Ámsterdam es el principal polo de atracción, al ejercicio de estilo del Ayuntamiento para fomentar la sostenibilidad se suman los equilibrios que deberá hacer para no enajenar un sector que genera empleo. La semana pasada, las autoridades locales también anunciaron medidas para reducir los cruceros fluviales a base de recortar el número de barcos autorizados a llegar a la ciudad. Pasarán de los 2.125 atraques de 2023 a no más de 1.150 para 2028. Se investiga igualmente la posibilidad de prohibir los cruceros marítimos desde su puerto. “Hace poco prohibimos la entrada de autocares al centro urbano y hemos subido la tasa turística al 12,5% del precio de la pernoctación. Todo ello forma parte de un conjunto de más de cien medidas para conseguir una ciudad habitable y una economía de visitantes preparada para el futuro”, explican las mismas fuentes.
Para Jos Klerx, experto en hostelería y turismo del banco Rabobank, la prohibición hotelera muestra lo difícil que es regular el turismo en algunas ciudades sujetas a su poder de atracción, como también ocurre con Barcelona, Venecia o Praga. “Que haya menos hoteles puede ayudar, pero en Ámsterdam los que ya están aprobados en planes anteriores [alrededor de una veintena] se construirán igual”, dice, al teléfono. “Una cosa es el dinero generado por el turismo, que en Países Bajos roza el 4% del PIB [en España fue del 12,8% en 2023, según Exceltur, que reúne a una treintena de grandes empresas turísticas]. Otro asunto es la sociedad, porque si no acepta el turismo en sus calles, hay un problema”.
¿Qué se puede hacer? “Tal vez centrarse en el tipo de turista que deseas. A la mayoría de los ciudadanos no les gusta —en el caso de Ámsterdam— el que bebe por la calle o va a los coffee shops en busca de cannabis”, señala. Aunque admite que se trata de una elección difícil, sugiere “reemplazar los coffe shops por otro tipo de local, o bien desarrollar de otro modo el Distrito Rojo [con sus locales para la prostitución, legal desde el año 2000], aunque es un problema para el que no tengo solución”.
La mayoría de los huéspedes extranjeros en Países Bajos procedían de Alemania (7,2 millones), Bélgica (2,5 millones) y Reino Unido (2 millones), y después de Ámsterdam las urbes preferidas son Róterdam, Utrecht y La Haya, según CBS. Las dificultades señaladas por Jos Klerx aparecen a su vez en las respuestas del Consistorio, que presentan al turista como un reflejo de la diversidad de Ámsterdam y lo que ofrece de historia y cultura. “Al mismo tiempo, vemos la ciudad como un ecosistema donde se puede participar y no como un producto para ganar dinero”.
El rechazo causado por las oleadas de visitantes es similar al visto en Canarias o en Barcelona. Venecia, por su parte, ha decidido cobrar cinco euros a los que quieran acceder al centro histórico. De aquí que la capital neerlandesa pretenda animar al sector “a no comercializar solo los lugares más conocidos o preferir modelos de ingresos rápidos”.
Las despedidas de soltero basadas en recorridos de bares, la afluencia de visitantes del Distrito Rojo o los coffee shops son tres de los focos que el Ayuntamiento trata de contener. “En el Distrito Rojo hay en pie medidas para reducir las molestias, entre ellas, no beber o fumar cannabis en la calle y el cierre temprano de bares. Y lo que fomentamos es que los operadores turísticos busquen lugares menos conocidos: tanto Ámsterdam como su región en toda su variedad”, explican los portavoces municipales.
El Consistorio ha estrechado lazos con Barcelona, Brujas (Bélgica), Florencia y Praga, que afrontan retos similares, “para intercambiar ideas y prácticas que lleven a una forma más sostenible de turismo urbano”. Horeca Nederland, la mayor organización del sector hotelero y de restauración que representa a más de 18.000 empresas, no ha respondido por ahora a las preguntas de este periódico.
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