Llega a Europa la hormiga roja de fuego: una de las peores especies invasoras del mundo

Se han encontrado ochenta y ocho nidos en Sicilia del insecto, complicado de combatir y cuya picadura es dolorosa, irritante y puede generar reacciones alérgicas

Varios ejemplares de hormiga roja de fuego, que ha llegado a Italia.Foto: JESSE RORABAUGH | Vídeo: EPV

Puede parecer un molesto insecto más, pero no lo es. La hormiga roja de fuego (Solenopsis invita) está considerada como una de las peores especies invasoras del mundo y la quinta más complicada de combatir. Y ya ha llegado a Europa, después de colonizar medio mundo. Un grupo de científicos ha encontrado 88 nidos repartidos en cinco hectáreas cerca de Siracusa, en Sicilia (Italia), en lo que se considera el primer avistamiento oficial. La especie, originaria de Sudamérica, provoca un gran impacto en los ecosistemas, la agricultura y la salud humana. Como su propio nombre deja entrever, l...

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Puede parecer un molesto insecto más, pero no lo es. La hormiga roja de fuego (Solenopsis invita) está considerada como una de las peores especies invasoras del mundo y la quinta más complicada de combatir. Y ya ha llegado a Europa, después de colonizar medio mundo. Un grupo de científicos ha encontrado 88 nidos repartidos en cinco hectáreas cerca de Siracusa, en Sicilia (Italia), en lo que se considera el primer avistamiento oficial. La especie, originaria de Sudamérica, provoca un gran impacto en los ecosistemas, la agricultura y la salud humana. Como su propio nombre deja entrever, la picadura es dolorosa, irritante y puede generar pústulas y reacciones alérgicas, además de llegar a provocar un choque anafiláctico. Los modelos realizados por el estudio, liderado por el Instituto de Biología Evolutiva-CSIC, muestran predicciones alarmantes acerca de la colonización de esta hormiga en Europa, que podría ser favorecida por el cambio climático.

Estas colonizadoras no deseadas podrían proceder de China o Estados Unidos, donde también es una especie invasora, concluye el trabajo, publicado en la revista científica Current Biology. En España, Finlandia y Holanda se ha detectado algún ejemplar en productos de importación, pero no existía confirmación de colonias en ningún punto de Europa. Una vez aquí, la situación es preocupante. “El gran problema es pararlas y las posibilidades de éxito son pocas”, indica Roger Vila, investigador principal del Instituto de Biología Evolutiva. “Si existe alguna opción es ahora, antes de que comiencen a expandirse, luego es imposible”, concreta. Cuando una especie invasora aterriza en algún lugar del mundo, se produce un periodo de latencia, que luego pasa al de crecimiento de forma exponencial.

Nido de hormiga roja de fuego en Italia. Enrico Schifani

Con las condiciones climáticas actuales, la hormiga de fuego podría establecerse en el 7% de Europa, indican los investigadores. La mitad de las áreas urbanas del continente serían aptas para su establecimiento y, dada su abundancia y agresividad, podría alterar el estilo de vida de las personas en grandes ciudades como Barcelona, Roma, Londres o París.

La primera señal de que algo estaba ocurriendo en Siracusa les llegó por la información de personas que habían sufrido las dolorosas picaduras en un embarcadero recreativo. “Nos mandaron fotos y vimos que podía ser la hormiga”, relata Vila. Para comprobarlo, parte del grupo ―formado por investigadores españoles e italianos― se desplazó al lugar y comprobó secuenciando el ADN que era la temible hormiga. “Al hablar con la gente nos dimos cuenta de que llevan tres años padeciendo las picaduras”, comenta. Este hecho les hace temer que haya más colonias.

Es muy complicado conocer el camino por donde arriban las especies invasoras. En esta ocasión, tampoco se conoce el punto exacto, pero, estudiando la dirección del viento, los investigadores sospechan que algunas hormigas reina voladoras podrían haber llegado desde el noroeste, donde se ubica el puerto comercial de Siracusa, a unos 14 kilómetros del embarcadero donde se han producido las picaduras. Lo habitual es que la puerta de entrada sean lugares con actividad humana y comercial desde otros países, como puede ser ese muelle, con más movimiento comercial que el pequeño embarcadero en el que se han localizado los nidos. La gran conexión que existe entre las ciudades costeras del Mediterráneo favorece esta expansión.

Decenas de reinas en un nido

Los investigadores están asesorando al Ejecutivo regional en la elaboración de un plan de erradicación, que tendrá que ser aprobado por el Gobierno de la nación. No es sencillo por la capacidad de proliferación de la hormiga de fuego. “Primero hay que eliminar lo que hemos encontrado, y para ello hay que acabar con las reinas utilizando cebo envenenado que las obreras trasladan dentro del nido”, explica Vila. Son habitáculos muy grandes, que se extienden bajo tierra con decenas de miles de hormigas y decenas de reinas. “Nos ha llegado la variedad que crea supercolonias, hay otra que solo cuenta con una reina por nido”, comenta. El segundo paso es monitorizar, buscar otros focos de la invasión por lugares cercanos, sobre todo en dirección al puerto comercial de Siracusa.

Su velocidad de expansión es evidente. En menos de un siglo, la especie se ha establecido en gran parte de Estados Unidos, México, el Caribe, China, Taiwán y Australia, y solo ha podido ser erradicada en Nueva Zelanda, indican los autores en un comunicado. En Estados Unidos, su presencia provoca una pérdida estimada de cerca de seis mil millones de euros al año. Y en Australia dedican millones a su erradicación, sin haberlo conseguido de momento. Las especies invasoras provocan un coste anual en el mundo de 423.000 millones de dólares (unos 393.000 millones de euros), sumando las pérdidas económicas y los esfuerzos para librarse de ellas. Y están dentro de las cinco principales causas de la crisis de pérdida de biodiversidad que está azotando el planeta, concluye el Informe ‘Evaluación sobre especies exóticas invasoras y su control’, que se presentó el lunes pasado.

Mattia Menchetti, uno de los científicos del estudio, explica que la especie “reduce la biodiversidad de invertebrados y pequeños vertebrados, e incluso pueden causar daños y matar a individuos jóvenes de animales de mayor tamaño”. También provocan daños en la agricultura al comerse partes de las plantas e incluso a infraestructuras con el deterioro del cableado.

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