Aguas residuales y del mar: los recursos hídricos que no bajan con la sequía
Los expertos consideran que si no fuera por las desaladoras ahora mismo habría restricciones en el abastecimiento en la costa mediterránea, mientras Murcia reutiliza ya el 98% de lo que sale de sus depuradoras
Mientras el nivel de los embalses sigue bajando (y con una gran parte de las reservas subterráneas en mal estado), el país cada vez mira más hacia otras dos formas de obtener recursos hídricos. Un 9% del agua potable que sale por los grifos del país procede ya del mar y un porcentaje...
Mientras el nivel de los embalses sigue bajando (y con una gran parte de las reservas subterráneas en mal estado), el país cada vez mira más hacia otras dos formas de obtener recursos hídricos. Un 9% del agua potable que sale por los grifos del país procede ya del mar y un porcentaje similar de las aguas residuales procedentes de los váteres son depuradas con una calidad que permite regar incluso lechugas que se van a comer, de acuerdo a los datos de la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDyR). España no solo encabeza la clasificación europea de número de grandes presas construidas, también de desalación y de reutilización de agua regenerada (de mayor calidad que la depurada convencional), recursos que son más caros, pero tienen la ventaja de que no disminuyen con la sequía.
Al contrario, la previsión es que sigan ganando protagonismo en los próximos años. Si ya estaba prevista la ampliación de algunas de las grandes desaladoras (como la de Torrevieja, en Alicante, o la de Águilas, en Murcia), el real decreto ley 4/2023 contra la sequía aprobado la semana pasada por el Gobierno con ayudas para los agricultores incluye también 440 millones de euros para la construcción de tres nuevas plantas desalinizadoras (en Blanes, Girona; en Almería y en Málaga), 600 millones para instalar parques solares en desaladoras ya en funcionamiento, 180 millones para mejoras en dos depuradoras de Alicante y otras medidas para que la reutilización de agua regenerada crezca un 150% de aquí a 2027, pasando de los actuales 400 hm³ a cerca de 1.000 hm³.
Muy por delante en el desarrollo de estas tecnologías, hay puntos del país –en la costa peninsular y las islas– en los que estas otras aguas resultan estratégicas desde hace tiempo. Como destaca Domingo Zarzo, presidente de AEDyR, “si no tuviéramos desaladoras, ahora mismo habría restricciones en el abastecimiento en toda la costa mediterránea”. En cuanto al aprovechamiento de las aguas residuales, llama mucho la atención el caso de Murcia, que reutiliza el 98% de lo que sale de sus depuradoras (frente al 9% de media en España o el 5% en Europa), o de la Comunidad Valenciana, la región europea con un mayor volumen de agua reutilizada (271,54 hm³).
Estos recursos pueden superar en calidad al agua convencional que se usa a veces en el país y suponen un alivio indudable para zonas áridas, sobre todo, en un momento crítico como el actual. Sin embargo, algunos expertos advierten del peligro de aumentar la oferta de recursos hídricos sin arreglar también los agujeros en las tuberías del sistema. En opinión de Julia Martínez, directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua, “la clave para adaptarnos al cambio climático es pasar de políticas de oferta a gestión de la demanda, lo que implica reducir las necesidades de agua en todos los usos, en el abastecimiento humano, en las industrias y, muy especialmente, en el regadío, que se está bebiendo ahora mismo el 80% del agua en España”. Además, esta bióloga defiende que la reutilización no genera en realidad ningún recurso nuevo en el conjunto del sistema, pues en caso de no reutilizarse, la mayor parte del agua de las depuradoras se vierte a los ríos para que se diluya. Considera que sí implica una ganancia cuando se evita el vertido de una depuradora al mar, pero no cuando el agua depurada se deja de verter a un río del que se va a seguir extrayendo los mismos metros cúbicos más abajo.
“Si lanzamos el mensaje de que somos capaces de generar un recurso adicional y eso lo que hace es desbocar las demandas, lo que estamos haciendo es lanzar justo la señal que no queríamos”, destaca también Gonzalo Delacámara, director del Centre for Water and Climate Adaptation de la Universidad IE, que opina que el aumento de la disponibilidad de agua desalada y reutilizada debería ir acompañada de una reducción de la presión sobre acuíferos sobreexplotados y los ecosistemas naturales.
Tras el fuerte impulso dado por el Gobierno central entre 2004 y 2011, la capacidad actual de desalación en España es de cerca de cinco millones de metros cúbicos al día, un potencial solo superado en el mundo por Arabia Saudí, otros países del Golfo Pérsico y Estados Unidos. Según los datos de AEDyR, en el país hay más de 770 desaladoras con capacidad para generar más de 100 m³/día y cien de ellas de más 10.000 m³/día. La planta más grande es la de Torrevieja (de 240.000 m³/día), gestionada por la empresa estatal Acuamed, que funciona ahora mismo a pleno rendimiento para cubrir las solicitudes tramitadas por los regantes. El pasado mes de abril, esta instalación produjo 6,7 hm³.
Como recalca Zarzo, de todo el agua desalada ahora mismo en el país un 21% se destina a la agricultura, lo que supone “una rareza” en el resto del mundo (donde apenas se utiliza un 3% para el riego de cultivos). “Viene mucha gente de Australia, Chile u otros países para ver aquí instalaciones de desalación para agricultura y cultivos regados con agua desalada, somos un ejemplo a nivel mundial”, incide el presidente de AEDyR, que explica que la barrera no es ya tecnológica (pues si bien el agua desalada resulta problemática por contener boro —un nutriente que puede resultar tóxico para algunos cultivos—, este asegura que las grandes plantas de Acuamed son capaces de retirarlo), sino económica, al depender de que los cultivos sean suficientemente rentables para pagar esta agua más cara.
Aunque los precios pueden variar mucho, según Delacámara, un metro cúbico de agua reutilizada puede costar a la salida de la depuradora unos 35-50 céntimos de euro y un metro cúbico de agua desalada unos 90 céntimos (sin contar el transporte hasta la zona a regar), mientras que bombear un metro cúbico de agua convencional en una parcela puede suponer apenas 10 céntimos. “A veces los regantes prefieren pagar menos y regar sus limones o sus lechugas con lo que bombean de un acuífero sobreexplotado, aunque tenga altos niveles de salinidad o pueda estar contaminado por nitratos”, incide este economista, que considera que hacen falta incentivos para promover que el riego sea más sostenible. “Si lo que se quiere es no resolver solo el problema a corto plazo, sino garantizar la seguridad hídrica a largo plazo en un contexto de adaptación climática, hace falta un sistema de precios que permita entrar en el mercado a opciones más costosas, como se hizo con las renovables para desplazar a los combustibles fósiles”, argumenta. “Siempre, claro, que sean realmente más sostenibles, si es una planta desaladora que no trata su salmuera [residuo salino generado por estas instalaciones], entonces mejor no utilizarla”.
En el caso de la reutilización, la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (AEAS) estima que el 61,9% del agua regenerada se emplea en agricultura, el 18% en jardines y zonas de ocio, un 2% en industria, limpieza de alcantarillado y baldeo de calles, y un 0,82% en la recarga de acuíferos. La tecnología actual ya es capaz de depurar el agua del váter con una calidad también suficiente para beberla. Sin embargo, la legislación española no lo permite de momento, lo que sí ocurre en sitios como Singapur.
En Murcia, casi la totalidad de sus 121 hm³ reutilizados al año se dedican a la agricultura. De hecho, un 15% de toda el agua con la que se riega en esta comunidad sale de las depuradoras, según Esamur, la empresa pública que se encarga del saneamiento en la región. Como explica Pedro Simón, su director técnico, si bien hoy en día se depura casi toda el agua urbana en el país, aquella que se va a reutilizar debe pasar por un tratamiento añadido para eliminar también patógenos. Esto tiene unos mayores costes que la depuración normal, que al igual que ocurre en la Comunidad Valenciana o en Cataluña, son sufragados con un canon de saneamiento que pagan todos los ciudadanos. La particularidad de Murcia es que esta agua tratada con mayor calidad resulta hoy gratis para los agricultores, algo que puede cambiar por la entrada en vigor en junio de un nuevo reglamento europeo que aumenta todavía más los requisitos (y los costes) para la reutilización. “Para mí el problema principal es de confianza”, explica Simón sobre los recelos que todavía existen sobre el uso de un recurso sacado de las aguas residuales. Sin embargo, como recalca el director técnico de Esamur, un agua bien depurada de una planta convencional que se vierte a los ríos puede tener entre 10.000 y 100.000 unidades de Escherichia coli por cada 100 mililitros, pero la que se reutiliza ahora mismo en Murcia no puede superar las 100 unidades y con el nuevo reglamento se tiene que bajar a 10.
“Esta es una fuente de agua que puede ser muy beneficiosa y que puede servir para proteger acuíferos, desde luego en el momento en el que estamos no podemos desdeñar ninguna”, incide Simón, que piensa que ya sería perfectamente viable utilizarla para el abastecimiento de ciudades si la legislación lo permitiera. “El agua podría regenerarse una y otra vez, sería como un circuito cerrado, que es lo que tienen los astronautas. A lo mejor en el futuro habrá que hacerlo, hoy es mejor reutilizarla en otros usos menos comprometidos para que resulte menos costoso”, comenta.
Antes de beber esta agua, para Pascual Fernández, presidente de AEAS, todavía hay mucho margen donde aumentar su reutilización en el país, en otros territorios y en otros sectores. “Hay mucho potencial de desarrollo en la industria, muchas industrias pueden funcionar perfectamente con agua reciclada y con esto al final lo que estamos haciendo es quitarle presión al conjunto del sistema”, indica.
Los embalses, medio vacíos
El nivel de los embalses en España volvió a bajar esta semana y las reservas de agua están en estos momentos en 27.033 hectómetros cúbicos (hm³), muy por debajo de los 38.356 hm³ de la media de los últimos 10 años en esta época del año. Esto no ocurre porque se hayan destruido obras de este tipo para almacenamiento (como afirma un bulo que circula por internet), sino por la prolongada escasez de lluvias y la mayor evaporación debido al calor, que reducen la disponibilidad de un recurso sometido ya de por sí en algunas zonas a una gran presión. Con más de un millar, España sigue siendo el país con más grandes presas de Europa, e incluso ha ampliado algunas para aumentar su capacidad de almacenamiento; el problema es que muchas de estas infraestructuras están hoy medio o casi vacías: según los datos más actualizados del Ministerio para la Transición Ecológica, en estos momentos los embalses se encuentran de media al 48,2% de su capacidad. Una situación que se espera que a la larga vaya a peor por el calentamiento del planeta.
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