La joven que desquició a Bolsonaro por su discurso en la cumbre del clima
La indígena Txai Surui se convierte en blanco de mensajes de odio después de que el presidente la criticara por su discurso en la COP26: “Vivo bajo un clima de amenazas desde que tengo uso de razón”
Txai Surui es la cara brasileña de la COP26 en Glasgow este año. A los 24 años, fue la primera mujer indígena en intervenir en la inauguración de una conferencia sobre el clima. En medio de encorbatados, la joven, que llevaba un colorido tocado de plumas, exigió agilidad para afrontar el cambio climático. “No es en 2030 ni en 2050. ¡Es ahora!”, dijo Txai, que creció con los paiter suruí, entre los Estad...
Txai Surui es la cara brasileña de la COP26 en Glasgow este año. A los 24 años, fue la primera mujer indígena en intervenir en la inauguración de una conferencia sobre el clima. En medio de encorbatados, la joven, que llevaba un colorido tocado de plumas, exigió agilidad para afrontar el cambio climático. “No es en 2030 ni en 2050. ¡Es ahora!”, dijo Txai, que creció con los paiter suruí, entre los Estados de Rondonia y Mato Grosso. La joven reclamó la atención del mundo al recordar que los pueblos originarios son los que más sufren el calentamiento global. “Los pueblos indígenas están en primera línea de la emergencia climática. Por eso debemos estar en el centro de las decisiones que se tomen aquí”, dijo. Pero cuando terminó de hablar —y mientras el vídeo de su discurso ya era viral en las redes sociales—, la joven fue abordada por un hombre. “Me dijo que no hablara mal de Brasil”, cuenta por teléfono. “Miré hacia abajo y vi su credencial, y me dijo ‘sí, soy parte de Brasil’, lo que significa que es de la delegación del Gobierno brasileño”.
Al día siguiente, el presidente Jair Bolsonaro , que no acudió a la COP26, la criticó, aunque indirectamente. “Se quejan de que no fui a Glasgow. Llevaron a una india allí, para sustituir a Raoni [famoso gran cacique que ha denunciado a Bolsonaro ante el TPI] , para atacar a Brasil”, dijo a sus partidarios al salir del Palacio de la Alborada, la residencia presidencial. “¿Alguien ha visto a algún alemán atacando la energía fósil de Venezuela? ¿Alguien ha visto atacar a Francia porque su legislación medioambiental no se parece en nada a la nuestra? Nadie critica a su propio país. ¿Alguien ha visto alguna vez a un norteamericano criticando los incendios de California? No. Solo pasa aquí, vaya.”
Las declaraciones del presidente, dice Txai, provocaron una oleada de mensajes de odio en sus redes sociales. “Estoy sufriendo las consecuencias de la declaración de Bolsonaro”, dice. “La cantidad de mensajes de odio que estoy recibiendo ahora son incontables. Incluso estoy intentando no usar mucho el móvil para no verlo, porque hoy me he levantado bastante abatida a cuenta de eso”, dijo el viernes pasado. Narra que, después de lo que escuchó tras el discurso de apertura, los representantes de la ONU la llamaron para hablar de lo sucedido y muchas organizaciones presentes en la COP le ofrecieron apoyo legal. “Vamos a presentar una demanda aquí por la intimidación que sufrí”, dice.
No es la primera vez que Txai se enfrenta a amenazas. Hija del jefe Almir Surui y de Neidinha Surui, como se conoce a su madre, la combatividad de Txai viene desde la cuna. “Mis padres son muy valientes, creo que he salido un poco a ellos”, dice. Sin embargo, reconoce que la militancia de la familia tiene su precio. “Vivo bajo un clima de amenazas desde que tengo uso de razón”, afirma. “Cuando tenía unos 14 años, durante un tiempo vivimos escoltados por la Fuerza Nacional. Allá donde íbamos, esos hombres armados estaban a nuestro lado. Las amenazas, dice, procedían de los madereros de la región donde vive su grupo étnico.
Hoy, Txai dice que, a pesar de las amenazas, no tiene miedo. “Me resulta muy pesado recibir estos mensajes, pero no tengo miedo”, dice. “Hemos crecido con ello. La lucha de los pueblos indígenas se hace con nuestra vida, no es sólo por nuestras vidas, luchamos con nuestra propia vida”.
La joven no se deja deslumbrar por la posición que ha empezado a ocupar en la agenda mundial. Se muestra crítica con la conferencia de Glasgow, y dice estar algo de acuerdo con Greta Thunberg, cuando dijo que “la COP26 es un fracaso”. “Antes de venir aquí, estaba en la tierra de los uru-eu-uau-uaus [grupo étnico que vive en Rondonia, norte de Brasil]. Vi una gran zona despejada para la cría de ganado. ¿Y a dónde va esta carne? Pues aquí a Europa”, dice. “Los que más están sufriendo el cambio climático son los pueblos originarios y no están aquí en la toma de decisiones. En ese sentido, sí que estoy un poco de acuerdo con Greta”.
Incongruencias de la COP26
Al margen de la Conferencia sobre el Clima, Txai lleva a cabo una amplia labor de defensa de los pueblos indígenas. Estudiante de último semestre de Derecho, es coordinadora del Movimiento Juvenil Indígena de Rondonia y trabaja para la ONG Kanindé, que defiende los derechos de los indígenas. Además, es embajadora de Z1, una cuenta digital para adolescentes. Cuando la COP termine el día 12, Txai se irá directamente a Suecia, donde tiene una agenda con colaboradores.
Pero antes de ello, la joven indígena sigue llamando la atención sobre las incongruencias de la Cumbre del Clima. El acuerdo firmado por Brasil, China y más de un centenar de países para alcanzar la deforestación cero antes de 2030 es una de estas contradicciones. “Brasil firmó, pero ese mismo Brasil tiene el marco temporal [que reconoce apenas los pueblos que estaban en sus tierras en 1988, cuando se promulgó la Constitución, y no considera los que fueron expulsos]. Es el mismo país que ha desmantelado los organismos ambientales, una política que va totalmente en contra de los pueblos indígenas”, afirma. “¿Se puede confiar en un país que practica todo eso?”, dice ella, que recuerda también un proyecto de ley apoyado por el Gobierno que está en el Congreso, que dificulta el reconocimiento de las tierras indígenas.
Los acuerdos, en su visión, son todos puramente políticos. “Estados Unidos ya ha dicho que no asignará recursos a los países que no firmen. Por eso, Brasil no quiere estar al margen”, afirma. “Pero, ¿lo pondrá en práctica?”, pregunta. También ve con recelo otro acuerdo firmado durante la conferencia, que destina 10.000 millones de reales (casi 1.600 millones de euros) a los pueblos indígenas. “En la comunidad donde vivimos nadie sabe del Acuerdo de París, de la cumbre del clima. Sabemos de defender la selva. ¿Cómo nos llegarán estos recursos?
El fósil del día
El pasado día 5, Brasil recibió el Fósil del Día, un antipremio que se concede irónicamente durante las conferencias sobre el clima desde 1999 a los que están en contra del clima. Brasil lo recibió por “su terrible e inaceptable trato a los pueblos indígenas”. La Red de Acción por el Clima (CAN) elige a los países que más se esfuerzan por dificultar las negociaciones del día. La elección de Brasil se produjo dos días después de que Bolsonaro criticara, aunque indirectamente, el discurso de Txai Surui.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal