Glasgow lidera decenas de marchas en el mundo para exigir justicia climática
Miles de personas se manifiestan por segundo día consecutivo en las calles de la ciudad escocesa bajo la lluvia y el viento para pedir más acción y menos palabras a los líderes reunidos en la cumbre del clima
Decenas de miles de personas, 50.000 según los organizadores, recorrieron ayer las calles del centro de Glasgow para pedir justicia climática. Bajo la lluvia y el viento, la ciudad escocesa, sede de la COP26, ha vivido otra jornada de manifestaciones para exigir a los líderes políticos mundiales que se reúnen en la cumbre del clima más acción y menos palabras contra el calentamiento global. “Estoy aquí porque el Gobierno no está haciendo suficiente, y además nos están engañando mientras lavan su conciencia ecologista“, lamenta Sharlotte Roberts, estudiante de 16 años, que ha venido a la marcha...
Decenas de miles de personas, 50.000 según los organizadores, recorrieron ayer las calles del centro de Glasgow para pedir justicia climática. Bajo la lluvia y el viento, la ciudad escocesa, sede de la COP26, ha vivido otra jornada de manifestaciones para exigir a los líderes políticos mundiales que se reúnen en la cumbre del clima más acción y menos palabras contra el calentamiento global. “Estoy aquí porque el Gobierno no está haciendo suficiente, y además nos están engañando mientras lavan su conciencia ecologista“, lamenta Sharlotte Roberts, estudiante de 16 años, que ha venido a la marcha desde Edimburgo con amigos.
Desde las 12.45 (13.45 hora peninsular española), la manifestación ha discurrido de Kelvingrove Park hasta Glasgow Green, en el otro lado de la ciudad. De nuevo, se escuchaban cánticos como “¿Qué queremos? Justicia climática. ¿Cuándo la queremos? Ya”, o “El pueblo unido jamás será vencido”, en distintos idiomas.
Las gaitas, la batucada de organizaciones como Extinction Rebellion y varias bandas de música que tocaban tambores y saxofones han amenizado la marcha, organizada por coalition COP26, que se ha desarrollado en un ambiente festivo y familiar, con numerosa presencia de niños y jóvenes. “Mi país sufre directamente el cambio climático, pero no tiene el apoyo financiero para luchar contra él”, lamenta María Law, de Sierra Leona, que trabaja en finanzas desde hace tres años en Edimburgo y que ha venido a Glasgow a la manifestación. La mujer de 37 años sostiene una pancarta a favor de los refugiados en Escocia. “El mundo necesita que creemos un ambiente inclusivo para todos”, añade.
Becky Stoakes, británica de 31 años y residente en Zaragoza, sostiene: “Tenemos que hacer el máximo ruido posible. Aquí están los delegados de la COP26 y es necesario hacer mucha presión para que entiendan que es una de las últimas oportunidades que tenemos para cambiar y evitar esta crisis que está afectando a muchas comunidades”. Esta activista llegó el pasado sábado a Glasgow tras una marcha de 30 días caminando junto a otras 15 personas de Ecologistas en Acción, Extinction Rebellion y Alianza Emergencia Climática Ya de Aragón.
Tenemos que hacer el máximo ruido posible. Es una de las últimas oportunidades que tenemos para evitar esta crisis que está afectando a muchas comunidadesBecky Stoakes, activista de Extinction Rebellion
Además de numerosas banderas escocesas, del pueblo tibetano, de Palestina y la wiphala ―el emblema de los pueblos indígenas―, se vieron muchas pancartas con frases del estilo ‘We need a solution, not a pollution’, algo así como ‘Necesitamos una solución, no más polución’; ‘I am sure the dinosaurs thought they had time too’ (’Estoy seguro de que los dinosaurios también pensaron que tendrían más tiempo’) o el ya conocido como lema de las protestas de esta cumbre del clima: ‘No more blah, blah, blah’, es decir, ‘No más bla, bla, bla’.
Las manifestaciones de este sábado vienen precedidas de una marcha convocada por la plataforma Fridays For Future, en la que miles de jóvenes pidieron más acción y menos palabras a los países que se reúnen en la cumbre del clima. La activista Greta Thunberg, por su parte, se mostró muy rotunda en su discurso tras la protesta masiva: “No es un secreto que la COP26 es un fracaso”. Y añadió: “¿Cuánto tiempo les llevará a los políticos darse cuenta? La cumbre del clima se ha convertido en un festival de dos semanas para lavar su conciencia, cuando todo sigue igual y todo es bla, bla, bla”.
Más de 200 acciones en 20 países
Además de la gran marcha en la ciudad que acoge la COP26, había convocadas más de 200 acciones en más de 20 países en todo el mundo, desde Australia hasta Brasil, pasando por Corea del Sur o Canadá.
En las protestas de Sídney y Melbourne, las primeras en producirse en el mundo, los participantes tildaron la cumbre del clima de “comedia” y calificaron de “vergüenza absoluta” la posición de su Gobierno, defensor de la industria minera del país.
En Londres, miles de manifestantes, incluidos sindicalistas, grupos de derechos de los refugiados, estudiantes y ambientalistas, marcharon desde el Banco de Inglaterra hasta Trafalgar Square.
En Bruselas, capital de Bélgica, esta mañana 238 jóvenes fueron detenidos (un arresto administrativo, por lo que deberán ser liberados en 24 horas) tras ocupar y cortar el tráfico en la céntrica Rue de la Loi. “Con esta acción de desobediencia civil no violenta, el movimiento quiere expresar su cólera tras años de protestas, huelgas de alumnos y llamamientos”, explicaron los manifestantes, organizados bajo el nombre Time4rage.
Ecuador de las negociaciones en la COP26
Delegados de casi 200 países llevan casi una semana en Glasgow. La finalidad de la reunión es buscar el modo de cumplir con los objetivos marcados en 2015 por el Acuerdo de París para limitar el aumento de la temperatura media global entre 1,5 y 2 grados y evitar las devastadoras catástrofes naturales del calentamiento global. En lo que va de cumbre, algunos países se han comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, a dejar de utilizar carbón como fuente de energía, a acabar con la financiación extranjera de los combustibles fósiles, a frenar la deforestación y a restringir la emisión de metano.
Los negociadores harán una pausa este domingo antes de lo que se perfila como una semana frenética de tira y afloja en cuestiones clave para luchar contra los efectos del cambio climático.
Participantes en la marcha de Glasgow
Además del Amazonas, en Brasil hay muchos territorios más que proteger de las políticas del Gobierno de Bolsonaro”Taily Terena, activista e indígena del pueblo Tenera en Mato Grosso (Brasil)
Taily Tenera, activista climática de 28 años, ha viajado hasta Glasgow desde Mato Grosso del Sur, un Estado brasileño que en 2020 sufrió una ola de incendios que provocó una de las mayores devastaciones de su historia. “Debemos protestar por lo que pasa en mi comunidad, pero también en Brasil y en el mundo. Es muy importante que diferentes grupos de la sociedad civil nos unamos en la lucha contra el cambio climático, aunque tengamos diferentes perspectivas. Estamos todos aquí con el mismo propósito”, afirma la activista. Tenera, que es su apellido pero también el nombre del pueblo al que pertenece, ha venido como parte de una organización de mujeres indígenas de Brasil (Conami). “Además del Amazonas, en Brasil hay muchos territorios más que proteger de las políticas del Gobierno de Bolsonaro”, sentencia.
El gobierno de la India tiene que apoyar a los agricultores que están sufriendo el cambio climático y la subida de precios”Kartar Singh, jubilado de el Punjab (India)
Kartar Singh, un jubilado de 68 años, originario de la región india del Punjab, y que lleva viviendo en Glasgow 44 años, asegura: “Estoy aquí en solidaridad con los agricultores de la India, mi pueblo. El Gobierno de India tiene que apoyar a los agricultores que están sufriendo el cambio climático y la subida de precios”. Desde enero de 2021, los trabajadores del campo en el país asiático lideran una ola de protestas tras la reforma agraria que el Ejecutivo de Modi realizó. El sector agrícola denuncia que estas leyes invitan a las compañías privadas a desempeñar un puesto determinante, si no “dictador”, en la economía y seguridad alimentaria de la India. “Escuchad a la gente que trabaja en el campo y que da la comida al resto del mundo”, reclama Singh.
El momento presente es lo único que puede cambiar el futuroAlmudena Garrido Diez, técnico superior universitaria, de Bilbao
“El momento presente es lo único que puede cambiar el futuro”, afirma Almudena Garrido Diez, técnico superior de la Universidad de Deusto, de 52 años, que ha llegado a Glasgow desde Edimburgo, ciudad donde vive desde hace tres años, después de aterrizar desde su ciudad natal, Bilbao, tras una excedencia. Entre sus manos sostiene un cartel en el que se puede leer, en inglés: “Estoy enamorada de la Madre Tierra”. Activista medioambiental desde hace años, Garrido no confía demasiado en las decisiones que se tomarán en la COP26. “¿Van a ser nuestros días distintos después de la cumbre?“, se pregunta. “Es importante que se vea que queremos cambiar nuestra forma de vida. Por eso estoy aquí, porque no he perdido la esperanza”.
Los líderes tienen que pensar en el futuro y las consecuencias de sus decisionesTobias Ungerer, estudiante de idiomas alemán
Tobias Ungerer es estudiante de idiomas en la Universidad de Edimburgo y ha viajado con un grupo de amigos, con los que estudia en la capital escocesa, para manifestarse ante la COP26. “Estoy aquí porque pienso en el futuro y espero que los líderes también lo hagan, no solo en este año, sino en las consecuencias que sus decisiones tendrán más adelante”. Este alemán de 26 años porta un cartel en el que puede leerse: “Ya tengo dos grados, no necesito uno (o dos o tres) más”, en un juego de palabras entre los estudios y la temperatura del planeta. “Todo es posible, así que elegir lo adecuado para el planeta es únicamente una cuestión de humildad y de voluntad”, afirma.
Hay que hacer algo rápido antes de que sea demasiado tardeTim Goff, doctor jubilado de Inglaterra
Tim Goff es un médico jubilado que nació y vive en Kent, un condado al sur de Inglaterra. Ha viajado a Glasgow en tren desde allí para unirse a la marcha de este sábado. “No necesitamos que extraigan más petróleo del mar del Norte. Los políticos británicos dicen una cosa y hacen otra”, opina. Este doctor, que lleva una pancarta en la que se puede leer: “Ten un buen —incendio, huracán, inundación― día”, asegura estar preocupado por el cambio climático desde hace décadas. “Tenemos que actuar ya, hay que hacer algo rápido antes de que sea demasiado tarde”, expresa Goff. Este activista medioambiental, de 76 años, explica que construyó con sus propias manos una casa pasiva, como se conoce a un tipo de construcción en la que se utilizan los recursos de la arquitectura bioclimática para conseguir una mejor eficiencia energética.
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