Palíndromos
Desde la más remota antigüedad, los palíndromos han intrigado tanto a los estudiosos de lenguaje como a los ocultistas
No se puede envolver un huevo con papel de aluminio sin que se formen arrugas, como vimos la semana pasada; pero, como señala Rafael Granero: “Matemáticamente (y físicamente), no es posible adaptar una superficie plana (inelástica o de elasticidad limitada) a una esférica sin deformarla: o se estira, o se arruga, o se rompe. Ni lo contrario, y por eso no podemos aplanar la piel entera de media naranja sin que se cuartee. Pero si hacemos jugar al calor... Existen envoltorios termo ajustables, como las fundas termorretráctiles: una lámina plástica que, al aplicarle calor, se contrae y se adapta perfectamente a la forma del objeto”.
En cuanto a los animales cuyo nombre contiene las cinco vocales una sola vez, Fernando Garro ha “cocinado” astutamente el acertijo, poniendo de manifiesto, una vez más, la importancia de la precisión en los enunciados: “Mi cuñado es un animal y se llama Aurelio”.
Debí precisar que me refería al nombre común de un animal no humano, y en ese caso hay algunas respuestas discutibles y/o jocosas, como “zarigüeyo” (no aceptado por la RAE pero sí coloquialmente). O “paquidermo”, que no es el nombre de un animal sino de un orden taxonómico (hoy en desuso, por cierto); pero es habitual llamar paquidermo a un elefante (aunque actualmente lo correcto es llamarlo proboscídeo), por lo que se puede dar por buena la respuesta de Javier Andueza. Y si aceptamos los diminutivos cariñosos, podrían valer “sabuesito” (bien, el corrector no lo subraya en rojo) y “hormigüela” (este sí).
En la misma línea jocosa, Bretos Bursó propone “futbolinera” (mujer aficionada al futbolín) como palabra que contiene las cinco vocales en orden inverso al alfabético. Y sin alejarnos del fútbol, también podría servir un partido entre Portugal y Chile: sería una competición lusochilena.
En cuanto al mayor número cuyo nombre contiene las cinco vocales sin repetirlas, Bursó propone “noventa y un mil”; pero Granero se pasa al catalán y ataca con “quatre trillons”, y Bursó contrataca con “cent quadrillons”. ¿Quién da más?
La respuesta de Jaime Zubieta al tercer acertijo de la semana pasada es “Esta frase no tiene treinta y cinco letras”. ¿Hay alguna otra solución?
Y la respuesta “oficial” al cuarto acertijo es “cinco”; pero ¿hay alguna más?
Simetría verbal
Al hablar de juegos y acertijos con las palabras, es inevitable mencionar los palíndromos.
Un palíndromo es una palabra o frase cuyas letras están dispuestas de tal manera que no cambia al leerla de derecha a izquierda. Hay muchas palabras palindrómicas, sobre todo entre las más cortas: asa, ama, ara, ata, efe, eme, ene, oro, oso, ojo… ¿Cuántas puedes encontrar de tres letras? Y, yendo al otro extremo, ¿cuál es la palabra palindrómica más larga?
En cuanto a las frases palindrómicas, recordemos un par muy logradas, una popular (en castellano) y otra culta (en latín): “Dábale arroz a la zorra el abad” e “In girum imus nocte et consumimur igni” (Damos vueltas en la noche y nos consume el fuego). El palíndromo latino podría ser una antigua adivinanza relativa a las mariposas nocturnas o a las antorchas; o a los demonios, según algunos, por lo que se lo conoce como el verso del diablo. Guy Debord, fundador de la Internacional Situacionista, adoptó el palíndromo In girum… como divisa y realizó en 1978 un cortometraje con este título. Y, siguiendo con el latín, es de obligada mención el misterioso multipalíndromo del Cuadrado Sator: SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS (pero ese es otro artículo).
En castellano, el palíndromo de la zorra y el abad es difícilmente superable. ¿Se te ocurre alguno?
(Casualmente, o tal vez no, esta es la entrega nº 545 de El juego de la ciencia: un número palindrómico, también llamado capicúa).