Despega con éxito el megacohete Starship, pero explota a los pocos minutos de vuelo
SpaceX ha logrado superar los problemas más graves de la anterior prueba de su lanzadera espacial superpesada, que esta vez llegó a salir al espacio antes de explotar
El cohete Starship ha despegado con éxito en su segundo vuelo de prueba, desde la base espacial de SpaceX en Boca Chica, en el sur de Texas (EE UU), a las 14:03, hora peninsular española. La expectación era máxima tras el primer intento fallido del 20 de abril, que llevó a la compañía espacial de Elon Musk a ejecutar profundas reformas tanto ...
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El cohete Starship ha despegado con éxito en su segundo vuelo de prueba, desde la base espacial de SpaceX en Boca Chica, en el sur de Texas (EE UU), a las 14:03, hora peninsular española. La expectación era máxima tras el primer intento fallido del 20 de abril, que llevó a la compañía espacial de Elon Musk a ejecutar profundas reformas tanto en la plataforma de lanzamiento como en la astronave, destinada a convertirse en la mayor y más potente de la historia de la carrera espacial.
En este nuevo intento, SpaceX ha logrado tres hitos inéditos hasta ahora: en el despegue funcionaron esta vez el total de los 33 motores del Starship, la plataforma de lanzamiento no sufrió los tremendos daños del primer intento y se separaron sus dos módulos —el enorme propulsor Booster 9 y la nave en sí, la Ship 25— casi tres minutos después de iniciado el vuelo. Sin embargo, al llegar al siguiente paso —el apagado de motores de la parte superior, cinco minutos después— ya se había perdido la señal de la nave, que debía haber dado casi una vuelta completa a la Tierra.
La astronave ya había superado la línea que separa la atmósfera del espacio exterior, y la última señal registrada marcó una altitud de 148 kilómetros, justo antes de perderse la comunicación; posiblemente fue debido a que se activó su autodestrucción, pero SpaceX aún no ha comunicado los detalles de por qué y cuándo sucedió esta pérdida. La compañía espacial sí que explicó, en la red social X, que el propulsor había explotado de manera no programada, muy poco después de la separación. Fue el primer indicio de que no todo iba a la perfección, tras la euforia que cundió en el control de la misión tras el aparentemente impecable despegue.
El éxito de hoy es parcial. SpaceX no ha cumplido todos los objetivos de este segundo vuelo de prueba, que duró ocho minutos, cuando la aspiración era mantener a la nave en una trayectoria suborbital durante más de una hora. Sin embargo, los importantes avances del ensayo de hoy mantienen viva la esperanza de la NASA de usar una versión modificada de este artefacto para posar astronautas sobre la Luna en la misión Artemis 3, prevista para diciembre de 2025. El administrador de la NASA, Bill Nelson, felicitó “a los equipos que han logrado los avances en el vuelo de prueba de hoy. Es una oportunidad para aprender y, entonces, volver a volar”.
El tiempo apremia para llegar a ese alunizaje en 2025. Para que se pueda cumplir ese plazo es necesario que, tras las importantes mejoras sobre el primer intento, la administración federal de EE UU autorice ahora a Musk a realizar múltiples pruebas con cohetes Starship mejorados durante 2024. El empresario, dueño de SpaceX y de la red social X (antes Twitter), sueña con llegar mucho más allá: esta nave es su apuesta para establecer la primera colonia humana en Marte.
En esta prueba realizada hoy, el primer momento clave fue el del encendido de todos los 33 motores Raptor que los cohetes Starship utilizan para despegar con la mayor potencia jamás registrada por un artefacto espacial. Con sus 120 metros de altura, tan altos como un edificio de 30 piso, superan en empuje de despegue tanto a los Saturno V de las misiones Apolo a la Luna del siglo XX como a los SLS, que la NASA usará en las misiones Artemis para regresar al satélite durante esta década. Durante el despegue, en la primera prueba de un Starship el pasado mes de abril, los destrozos causados en la base por el escape de los motores significaron la retirada de la licencia a SpaceX para repetir el ensayo durante los últimos siete meses.
Finalmente, tras multitud de modificaciones, como un sistema de refrigeración por agua diseñado para proteger la plataforma de la explosión generada en el despegue, la Agencia Federal de Aviación estadounidense concedió el pasado miércoles la autorización a SpaceX para volver a lanzar un Starship. La compañía de Musk también ha tenido que volver a lograr las correspondientes autorizaciones ambientales, pues su base se encuentra junto a un parque natural en la costa del golfo de México.
El segundo momento decisivo de esta segunda prueba tuvo lugar hacia el minuto 2:50, cuando se logró el hito de la separación entre el propulsor y la parte superior. Ahí se había producido el otro gran fallo durante el primer ensayo y como los dos módulos no lograron separarse, SpaceX hizo explotar su Starship en pleno vuelo. La separación es imprescindible para que la parte superior, la nave en la que irían los pilotos o la carga en futuras misiones, siga ascendiendo hasta alcanzar su destino en la órbita terrestre baja.
En este vuelo de prueba de hoy, todos los 6 motores de la nave superior se han encendido durante el momento de la separación, que por eso se denomina separación en caliente. Aunque SpaceX y Elon Musk han mostrado espectaculares imágenes de ese momento, todavía no está claro si el nuevo método ha sido completamente exitoso o si esa separación en caliente pudo ser la causa de que el propulsor explotara unos segundos después. Mientras tanto, la nave continuó su subida en la trayectoria prevista hasta poco antes del minuto 8:33 de vuelo, cuando estaba previsto que se apagaran sus motores. En ese momento, la base de SpaceX ya había perdido la señal de la nave.
Imprescindible para volver a pisar la Luna
El plan de vuelo para esta prueba preveía que, mientras que el propulsor ya habría caído al mar, la nave del Starship debía seguir volando durante aproximadamente una hora y diez minutos más, hasta comenzar su maniobra de reentrada en la atmósfera y terminar cayendo sobre el océano Pacífico. Estos serán los retos para el tercer vuelo de prueba de un Starship. Y cuando todo eso salga bien, SpaceX pondrá en práctica en futuros ensayos lo que verdaderamente diferencia a los Starship de los cohetes lunares de la NASA (además de su mayor potencia): los dos módulos del megacohete de Elon Musk están preparados para regresar a la base, posarse suavemente y ser reutilizados en cuestión de horas. El sistema SLS de la NASA para viajar a la Luna, en cambio, está compuesto por cohetes de un solo uso.
Con su proyecto de megacohetes reutilizables Starship, Musk pretende aumentar exponencialmente la capacidad humana de subir toneladas de carga a la órbita terrestre, y eso es un paso imprescindible para poder establecer bases en la Luna y también para viajar a Marte en un futuro. Pero mucho antes, ya están llamados a tener un importante papel en el regreso a la Luna. La NASA utilizará como módulo de alunizaje, para que la primera mujer pise la superficie lunar, un modelo adaptado de la nave superior de los Starship. Esa misión está prevista para finales de 2025 y, a falta de dos años, la gigantesca lanzadera espacial de Musk aún no ha logrado completar un vuelo, aunque ya haya despegado con éxito. El desafío sigue siendo enorme para las siguientes pruebas, pero un nuevo despegue fallido hoy había sido un duro golpe no solo para Elon Musk, sino para el programa Artemis para reconquistar la Luna.
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