Bambú, la hierba mágica de más rápido crecimiento del mundo y que sirve para todo

Dos biólogos crean en la vega del Guadalquivir el primer laboratorio botánico de Europa de especies no invasivas de esta planta

Antonio Vega-Rioja (izquierda) y Manuel Trillo, en el vivero de bambú levantado en la vega del Guadalquivir a finales de junio.PACO PUENTES

El bambú es una hierba, gigante, pero no deja de ser una humilde herbácea de la familia de las gramíneas (poáceas) con características muy singulares: algunas especies crecen entre 70 centímetros y un metro en un solo día, es capaz de fijar entre tres y cuatro veces más CO₂ que otras plantas, florece una vez cada 100 o 150 años de media para morir después, sus raíces no profundizan más allá de 100 centímetros, aunque la altura de sus tallos pueda superar los 25 metros en solo tres años, cuando alcanza la madurez, y con no más de tres metros cuadrados pueden aportar sombra sobre una superficie ...

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El bambú es una hierba, gigante, pero no deja de ser una humilde herbácea de la familia de las gramíneas (poáceas) con características muy singulares: algunas especies crecen entre 70 centímetros y un metro en un solo día, es capaz de fijar entre tres y cuatro veces más CO₂ que otras plantas, florece una vez cada 100 o 150 años de media para morir después, sus raíces no profundizan más allá de 100 centímetros, aunque la altura de sus tallos pueda superar los 25 metros en solo tres años, cuando alcanza la madurez, y con no más de tres metros cuadrados pueden aportar sombra sobre una superficie hasta 60 veces mayor. Manuel Trillo y Antonio Vega-Rioja, dos biólogos formados en la Universidad de Sevilla, han creado el primer vivero certificado de bambú no invasivo en Europa, un laboratorio botánico para investigar y aplicar todas las bondades de esta hierba, sobre la que pesan prejuicios más enraizados que los rizomas de la planta.

Hay hoteles, casas, escuelas y puentes hechos de bambú. Esta hierba, la de crecimiento más rápido del mundo, aporta alimento, sombra, oxígeno y es capaz de reducir la temperatura ambiente hasta en 15 grados con respecto a una superficie al sol. Sin embargo, arrastra la falsa losa de ser considerada invasora, pese a que solo una veintena de las más de 1.500 especies identificadas tienen tal consideración y solo en algunas regiones.

“El prejuicio viene de confundir origen con comportamiento. La patata o el tomate o la naranja tampoco son originales de Europa, pero no son invasivas. La raíz del bambú es central, no como la grama. Solo genera un macollo [vástagos, flores o espigas que nacen de un mismo pie]”, señala Vega-Rioja.

El padre de Vega-Rioja, que era arquitecto técnico, comenzó a interesarse por estas plantas y le transmitió la pasión a su hijo que, ya como biólogo, y junto a su compañero Manuel Trillo, crearon un laboratorio botánico ecológico para investigar e introducir esta planta como elemento ornamental, industrial y bioclimático, entre otros usos. De ahí nació La Bambusería, situada a escasos kilómetros de la capital andaluza y que constituye el primer vivero europeo de esta planta para especies no invasoras.

Manuel Trillo (izquierda) y Antonio Vega-Rioja, en el vivero de bambú no invasivo creado en Sevilla.PACO PUENTES

“Reunimos 10.000 semillas de las que germinaron 7.500 y seleccionamos unas 400 en función de sus características”, explica Vega-Rioja mientras muestra en el laboratorio botánico, de solo una hectárea y situado en la vega del Guadalquivir, diferentes especies adaptadas a diversas condiciones climáticas: algunas soportan hasta -12 grados y sobrevivieron a Filomena mientras otras crecen en los desiertos. La gigantesca masa verde contrasta con las fincas vecinas sembradas con girasoles y patatas. En la puerta de entrada se registran 40 grados sobre el asfalto de la carretera de acceso. En el vivero, 25,1.

En el interior solo se escuchan los pájaros, pese a que, a escasos 50 metros, medio centenar de trabajadores recogen la cosecha de patatas. Las virtudes del bambú como pantalla contra el ruido han sido ampliamente investigadas y los estudios demuestran que es un material acústico absorbente adecuado.

Pero el potencial de este gigante herbáceo es enorme. Conocido por ser clave en la alimentación del panda, hasta el punto de haber condicionado su fisionomía, según publica Scientific Reports, el bambú ha estado presente en la vida humana desde el principio de los tiempos.

Plantación de distintas especies en La Bambusería, el vivero ecológico creado en Sevilla.PACO PUENTES

Y esta presencia permanente se debe a que, además de ser también una fuente de alimento, su estructura especial, analizada en un estudio de National Science Review, no ha pasado inadvertida para los humanos, quienes han utilizado la planta para todo tipo de construcciones o para ahorrar hasta el 20% de energía en el transporte de objetos pesados con una simple vara. “Estas herramientas, notables pero simples, pueden reducir potencialmente el esfuerzo energético del portador”, explica Ryan Schroeder, de la Universidad de Calgary, en Journal of experimental biology.

Otro artículo, publicado en GCB Bioenergy describe cómo el bambú puede ser un recurso para desarrollar energía renovable. “El bioetanol y el biocarbón son los principales productos que se pueden obtener”, explica Zhiwei Liang, de la Universidad Húngara de Agricultura y Ciencias de la Vida.

La clave de la versatilidad del bambú reside en la distribución espacial de las fibras en los cilindros huecos, que se optimiza para reforzar su resistencia y la capacidad de flexión. “Imitar el modelo de ligereza y dureza del bambú, un enfoque llamado biomimética, ha demostrado ser exitoso para resolver muchos problemas en el desarrollo de materiales”, afirma Motohiro Sato, de la Universidad de Hokkaido y autor de una investigación en Plos One. En este sentido, la membrana portadora de agua dentro del bambú, que le permite ser la planta de más rápido crecimiento en el mundo, ha inspirado a un equipo de investigación de la Universidad Tecnológica de Queensland para desarrollar electrodos más eficientes para baterías que podrían permitir recargas a un ritmo mucho más rápido.

Invernadero de experimentación con especies de bambú.PACO PUENTES

La lista de usos y aplicaciones de la naturaleza del bambú es enorme, desde la elaboración de menaje biodegradable hasta la fabricación de bicicletas o muebles pasando por todas las ramas de la construcción. Y en esa senda se han adentrado los dos biólogos españoles. “Nunca hemos dejado la investigación”, afirma Trillo, quien tuvo que complementar sus conocimientos de biología con los de agricultura, un máster práctico que le facilitó su vecino Emilio Jiménez, sin cuyas enseñanzas no habrían podido llevar a cabo el proyecto, según admite el investigador.

El compromiso con el laboratorio botánico hizo que Vega-Rioja se haya convertido en el primer exportador legal de bambú de Tailandia o que no dejen de experimentar con la hibridación para conseguir plantas de características especiales según su uso o la zona en la que se vayan a cultivar o que persigan semillas únicas por el mundo, que pueden llegar a costar hasta 10 dólares cada grano, para conseguir un vivero de hasta 200 variedades.

Una de las aplicaciones con un potencial de aplicación inmediato y efectos a corto plazo es la creación de espacios verdes resistentes a plagas y sombreados en zonas específicas, donde se pueden conseguir soluciones bioclimáticas con una mínima utilización de suelo (incluso se pueden plantar en macetas) y sin perjudicar la superficie construida.

Tallos de bambú de diferentes especies cultivadas en Sevilla.PACO PUENTES

Hablan de zonas cercanas a autovías, de patios de colegios, de polígonos industriales, de plazas sin sombra, de vallados domésticos, de avenidas o de áreas desprovistas de vegetación. No defienden el bambú como solución alternativa a la flora autóctona, sino como herramienta de intervención quirúrgica en espacios donde es necesaria una cubierta vegetal rápida, que capture la mayor cantidad de CO₂ posible y aporte un 35% más de oxígeno y una sombra capaz de reducir el calor en 15 grados cuando las condiciones ambientales son extremas.

El precio por metro cubierto por bambú puede variar entre 70 euros y hasta 500 euros, según el coste de producción de la planta y la singularidad de la especie que se requiera. Esta hierba puede aportar una estructura de longevidad centenaria, a un precio menor del metro cuadrado de construcción y con un consumo hídrico mayor en los tres primeros años y mucho menor después de la madurez y durante las estaciones de reposo.

Para defenderlo cuentan con un arsenal científico. Como una investigación publicada en Nature sobre 293 ciudades europeas que demuestra que los espacios urbanos, aunque sean verdes, concentran entre dos y cuatro veces más calor que aquellos cubiertos por árboles o plantas altas; y hasta tres estudios sobre el mayor potencial de los bosques de bambú para capturar CO₂ frente a otras masas forestales.

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