Muere el genetista Francisco J. Ayala a los 88 años de edad

Era uno de los científicos españoles de mayor prestigio; participó en la secuenciación del genoma humano y en la comprensión de enfermedades como el chagas o la malaria. Perdió todos sus cargos por las acusaciones de acoso sexual realizadas por cuatro mujeres

Francisco J. Ayala, en Valencia en 2019.Mònica Torres

Francisco José Ayala, uno de los científicos españoles de mayor prestigio, ha muerto a los 88 años de edad, según ha publicado el científico Lawrence Krauss en su web. Licenciado en Teología y en Física, se había ordenado como sacerdote dominico en 1960, pero un año después colgó el hábito para ir a estudiar a EE UU junto a Theodosius Dobzhansky, uno de los padres de la comprensión actual de la evolución. Se había interesado por la genética en la Universidad de Salamanca, investigando la mos...

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Francisco José Ayala, uno de los científicos españoles de mayor prestigio, ha muerto a los 88 años de edad, según ha publicado el científico Lawrence Krauss en su web. Licenciado en Teología y en Física, se había ordenado como sacerdote dominico en 1960, pero un año después colgó el hábito para ir a estudiar a EE UU junto a Theodosius Dobzhansky, uno de los padres de la comprensión actual de la evolución. Se había interesado por la genética en la Universidad de Salamanca, investigando la mosca del vinagre junto a Fernando Galán, y se vio atraído por la evolución por influencia del paleontólogo jesuita Teilhard de Chardin.

Fue director del departamento de Biología Evolutiva de la Universidad de California en Irvine desde 1989, y entre sus contribuciones está una mejor comprensión del reloj molecular, que permite estimar el momento en el que dos especies se separaron durante la evolución. También ha realizado aportaciones importantes sobre la reproducción del Trypanosoma cruzi, que causa el chagas, o la evolución del Plasmodium, que provoca la malaria.

Como miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU, donde entró con 45 años, participó en los inicios del Proyecto Genoma Humano, que acabaría con la secuenciación completa del primer genoma. “Una de las cosas que se plantearon fue secuenciar el genoma, pero no sabíamos cómo hacerlo. A mediados de los ochenta empezó a haber métodos de secuenciación y se pensó en hacerlo, y se preguntó a la Academia si se debía hacer, y nuestro comité dijo que sí, que se hiciera. Se calculó que se tardarían 15 años y que costaría unos 3.000 millones de dólares. Luego se terminó dos años antes y con menor coste”, recordaba en una entrevista en EL PAÍS.

Ayala perdió todos sus cargos y reconocimientos en la Universidad de California en Irvine (UCI), en 2018, por las acusaciones de acoso sexual realizadas por cuatro mujeres. El científico tuvo que dimitir después de una investigación interna sobre una serie de denuncias de acoso sexual contra él que se completó tras entrevistar a más de 60 testigos de la institución, además de a las denunciantes. Después de esa investigación, la Academia Nacional de Ciencias de EE UU le expulsó al dar por probado que acosó sexualmente a sus compañeras.

El llamado caso Ayala estalló el 28 de junio de 2018, cuando la Universidad de California en Irvine (UCI), a la que ha dedicó más de 30 años y donado 10 millones de dólares, anunciaba la retirada de todos los honores al más importante profesor de esa institución. En una nota, aseguraba que Ayala, nacionalizado estadounidense, había recibido cuatro denuncias por acoso sexual de otras tantas empleadas del centro. Tras medio año de investigación y más de 60 entrevistas, llevadas a cabo por dos especialistas, se decidió dar por buenas tres de ellas porque el informe consideró acreditado que había quebrantado la normativa universitaria dedicada a proteger a su personal frente a comportamientos sexistas.

Ciencia y religión

A lo largo de su carrera, el científico publicó decenas de libros sobre temas científicos, pero también se ha interesado por asuntos éticos o por la relación entre la ciencia y la religión. En su opinión, el catolicismo es compatible con las enseñanzas de la biología, aunque no cree que sea el caso del creacionismo. Por estas aportaciones al diálogo entre la ciencia y la religión recibió en 2010 el premio Templeton, dotado con 1,2 millones de euros, más dotación que el Nobel.

Entre otros muchos premios y reconocimientos, el científico fallecido recibió, en 2001, la Medalla Nacional de la Ciencia, que entrega el presidente de EE UU a personas con aportaciones sobresalientes al avance del conocimiento. Fue miembro de la Academia Estadounidense de Artes y Ciencias o de la Sociedad Filosófica Estadounidense, y fue nombrado doctor honoris causa en universidades de todo el mundo. También fue presidente de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia, la institución que edita la revista Science.

Ayala también tuvo éxito como inversor en viñedos en California, donde compró un terreno en los 80 en el que produjo vinos muy apreciados. Eso le permitió acumular una fortuna considerable. Donó parte de ese dinero, alrededor de diez millones de dólares, a su universidad, una cifra que es la mayor aportada por un investigador español a una universidad pública y batió el récord de la propia Universidad de California en Irvine, en un país donde las donaciones privadas son mucho más cuantiosas y frecuentes que en España.

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