Déficit fiscal en la hora de la verdad

El ministerio de Hacienda deberá proponer un plan de ajuste fiscal que le permita acercarse lo más posible al cumplimiento de la meta. Y sincerar cuál será la nueva meta en el decreto de responsabilidad fiscal

El edificio sede del Ministerio de Hacienda en Santiago de Chile, en una imagen de archivo.Ministerio de Hacienda de Chile

Hace unos días conocimos el resultado de la ejecución presupuestaria del 2024. El déficit efectivo fue muy superior al proyectado por la Dirección de Presupuestos (Dipres) alcanzando a 2,9 puntos del PIB, 2.800 millones de dólares superior al comprometido, lo que conlleva con seguridad a un incumplimiento de la meta de balance estructural para el 2024 que debería cerrar con un déficit de 3,2 puntos del PIB; es decir, 1,3 puntos del PIB (4.000 millones de dólares por sobre la meta de responsabilidad fiscal).

La mala noticia es que este desenlace era la crónica de una muerte anunciada. Se hicieron todas las advertencias que esto iba a ocurrir. El ministerio de Hacienda conocía desde junio que algo andaba mal en los modelos de proyección de ingresos. El problema es que Dipres, al no realizar los ajustes a tiempo, terminó arrastrando este error de proyección de los ingresos también para 2025.

Al asumir esta nueva Administración, realizó una profunda revisión de las proyecciones fiscales entregadas por la Administración anterior. No solo las ratificó, sino que proyectó un nivel de holguras importante para el período, considerando que la economía crecería en torno al 3% durante el período 2023-2026.

En septiembre del año 2023, cuando se ingresó el proyecto de ley de presupuestos 2024, la Dipres proyectaba que los ingresos tributarios netos en 19,7 puntos del PIB, el registro más alto en la última década y superior en 1,6 puntos del PIB al promedio de igual período. Algo no andaba bien desde el inicio, que hacía bastante evidente presagiar en futuro desenlace. De ahí en adelante, comenzó un largo calvario para lograr el cumplimiento de la meta fiscal comprometida para el año 2024, es decir, un déficit de 1,9 puntos del PIB.

A principios de junio de 2024, se dieron a conocer los resultados de la operación renta, donde la recaudación tributaria se redujo en 10%. A esa altura del partido, era predecible que el error de proyección de la recaudación tributaria sería de una magnitud considerable. Y comenzaron las primeras señales de ajuste en el gasto público por un monto proyectado de 800 millones de dólares. Sin embargo, era insuficiente para cumplir la meta y así lo reflejaba Dipres, estimando un incumplimiento de la meta en 0,3 puntos del PIB.

En agosto de 2024, antes de ingresar el presupuesto 2025 al Congreso, el Consejo Fiscal Autónomo (CFA) levantó una importante advertencia a Dipres. Para que se cumpla la meta de recaudación, los ingresos tributarios no mineros deberían crecer en lo que resta del año un 20,3%, con lo cual advertía que los ingresos terminaran siendo de 1,3 puntos del PIB inferior a lo proyectado.

Es aquí donde más allá de las opiniones de analistas, que podrían en algunos casos tener un sesgo político, no se comprende que, ante tal nivel de evidencia, no se haya reaccionado con mayor decisión. Y, por supuesto, abrió el espacio para distintas interpretaciones. Por ejemplo, algunas versiones indicaron Dipres reconocía el escenario proyectado por el CFA, los ingresos efectivos y estructurales se debían ajustar a la baja y con una meta de déficit estructural de -1,1 puntos del PIB 2025, llevaría a nivel de gasto que sería prácticamente igual al año 2024.

En el Informe de Finanzas Públicas (IFP) que se presentó junto al proyecto de ley de presupuestos, la Dipres mantuvo prácticamente inalterada la proyección de ingresos del informe anterior, desperdiciando una nueva oportunidad para ajustar las proyecciones con base en las recomendaciones realizadas por el CFA y el mercado.

Por su parte, las clasificadoras de riesgo y el Fondo Monetario Internacional (FMI), fueron categóricos para señalar que la meta de balance fiscal no se cumpliría y por un orden de magnitud considerable.

Sin embargo, durante la tramitación del presupuesto en el Congreso, los parlamentarios transversalmente levantaron sus aprehensiones respecto a la proyección de ingresos.

A Dipres le quedaba jugar un all in en la repatriación de capitales para lograr acercarse a la meta. Pero falló. En diciembre las cartas estaban echadas. El incumplimiento de la meta era de proporciones importantes y deberían asumirlo con todos los costos que conlleva.

El ministerio de Hacienda deberá proponer un plan de ajuste fiscal que le permita acercarse lo más posible al cumplimiento de la meta. Y sincerar cuál será la nueva meta en el decreto de responsabilidad fiscal. Asimismo, hacer un esfuerzo de austeridad y ajustar los compromisos bajo la línea para mitigar el crecimiento de la deuda pública que generará el relajamiento de la meta fiscal.

La principal lección de esta historia es que Dipres y el ministerio de Hacienda, más allá de las mejoras que podría merecer el modelo de proyección de ingresos fiscales, demoraron mucho tiempo en reconocer un error de proporciones advertido por todos los expertos. Y si bien se realizaron ajustes del gasto ex post, ya era tarde. Los errores ya se habían arrastrado al presupuesto 2025.

Así, la meta de responsabilidad fiscal para este año no se cumplirá, acumulando un tercer año de incumplimiento consecutivo.

Esto no solo afecta la credibilidad de las metas fiscales, sino que también limita el margen de acción futura de la política fiscal, con consecuencias que aún estamos en proceso de dimensionar.


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