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La compleja tarea de recuperar a la fauna silvestre tras los incendios forestales en Chile

El veterinario Pablo Salah, de la Fundación Ñamku, en la Región de Valparaíso, dice que, a diferencia de otras catástrofes, esta vez “lo más impactante es que, cuando uno entra a los bosques, no hay nada”

Incendios Viña del Mar 2024
Árboles aledaños a la comunidad El Olivar, en Viña del Mar, el 4 de febrero.Claudio Santana (Getty Images)
Ana María Sanhueza

Los incendios forestales que afectaron hace poco más de una semana a la zona centro-sur de Chile, que han dejado hasta ahora 132 personas fallecidas y a miles de damnificadas, han traído, además, graves consecuencias en el ecosistema. En la Región de Valparaíso, uno de los sectores azotados por la catástrofe, recién se está dimensionando el grave daño que provocó el fuego en la fauna silvestre local. Con los días han empezado a aparecer más animales muertos y heridos, entre ellos zorros y aves, además de colonias de roedores silvestres que han comenzado a asomarse desde la tierra para buscar alimento. Sin embargo, el bosque que conocían, desapareció.

José Guajardo Reyes, veterinario y director del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) del Gobierno del presidente Gabriel Boric, señala que, a “las vidas fracturadas” por la tragedia, se suma el daño que provocaron las llamas en la fauna. “En este caso, es muy difícil cuantificar el daño, porque hay muchas aves, reptiles, anfibios y mamíferos que todavía están bajo el fuego, porque si bien los incendios se apagaron, los leños continúan ardiendo. Hay mucha destrucción”.

Y agrega: “Esto es un drama por el papel que juegan los animales en el ecosistema. Son ellos los que llevan un equilibrio y mantienen en buen nivel nuestra naturaleza. Por lo tanto, la pérdida de lechuzas o de zorros va a generar que otro tipo de animales se multipliquen, como los ratones o algún tipo de insecto. Por ello, para nosotros es muy importante y preocupante la recuperación rápida de su entorno y la salud de cada uno de ellos”.

José Guajardo Reyes, director del SAG, observa las jaulas de dos animales rescatados tras los incendios.
José Guajardo Reyes, director del SAG, observa las jaulas de dos animales rescatados tras los incendios.Servicio Agrícola y Ganadero

Un incendio de “propociones bíblicas”

Pablo Salah, veterinario y director de la Fundación Ñamku, que rescata fauna silvestre en la zona en coordinación con el SAG, dice a EL PAÍS que, en comparación a otras catástrofes, entre ellas varios incendios forestales que han atendido desde 2014, que “éste ha sido de proporciones bíblicas”.

Salah explica que en los incendios la fauna local –zorro culpeo y zorro chilla; culebra chilena; lagartijas; lechuzas; búhos; codornices, perdiz chilena, tiuque; zorzal, golondrina y roedores silvestres como el ratón chinchilla y la abrocoma, además de colonias de degú y cururo, nativo chileno– o mueren en el lugar por el fuego y el humo, o huyen y se esconden. Sin embargo, una señal de que ésta ha sido una tragedia mayor es que, esta vez, el centro de rehabilitación y reinserción Ñamku, ubicado en Concón, en la Región de Valparaíso, ha atendido unos 38 pacientes en la urgencia, entre ellos arañas pollito, y de ellos ha muerto la mitad a causa del fuego.

Un zorro culpeo rescatado tras los incendios.
Un zorro culpeo rescatado tras los incendios.Servicio Agrícola y Ganadero

“El comportamiento de la fauna ha sido atípico por la magnitud del incendio y la cantidad de bosques y zonas naturales que se quemaron”, dice Salah. El veterinario recuerda que en otro mega incendio, ocurrido en Valparaíso en 2014, se quemaron dos cerros. “En cambio, ahora estamos hablando de una afectación de siete cerros, por lo tanto, hay que multiplicar todo por siete: las personas afectadas, los animales, las hectáreas. Son proporciones que nadie tenía en su cerebro que podía suceder”, dice.

Salah menciona entre esos cerros a Achupallas y El Olivar en Viña del Mar; además del Jardín Botánico de esa ciudad, donde murieron cuatro personas. También, entre otros varios sectores, Pompeya de Quilpué y Peñuelas, que es donde habría comenzado el incendio.

Hasta que el bosque vuelva a florecer

Sobre el comportamiento de la fauna silvestre, el veterinario señala que, en medio de un incendio forestal, cuando hay animales de superficie que logran escapar, que “en esa carrera por salvarse, muchas veces se accidentan. Esos son la mayoría de los casos que han llegado a la fundación, por una fractura o también por lesiones de piel y quemaduras”.

Pero hay otro grupo, que mantiene preocupada tanto a la fundación como al SAG, es el de los animales de baja movilidad, como los cururos y los degú. “Son roedores que viven en galerías bajo tierra, que se mantuvieron escondidos en los incendios y que están apareciendo ahora. Pero, al estar todo quemado, no tienen alimento ni agua”. Ante ello están trabajando contra el tiempo en bebederos artificiales e instalando lugares con frutas y semillas en los sitios donde, hasta la semana pasada, eso existía naturalmente. “Es para que puedan tener algo de alimento mientras crece la vegetación, hasta que el bosque vuelva a florecer. Cuando haya brotes, nos podemos quedar tranquilos”.

Sin embargo, por la magnitud de la tragedia, no se puede aventurar cuánto puede demorar que en el bosque vuelvan a nacer brotes. Por ello, junto al SAG están barajando otra opción, además de los bebederos. Es una “perturbación controlada”, que implica que con ultra sonido se empiece a desplazar a la fauna hacia zonas que no se incendiaron. “El tema es que son muchos kilómetros, por eso estamos viendo si va a ser factible o no para poder proteger y salvar a esa fauna”, acota Salah.

Una lechuza resguardada por el Servicio Agrícola y Ganadero.
Una lechuza resguardada por el Servicio Agrícola y Ganadero.Servicio Agrícola y Ganadero

“Lo más impactante es que, cuando uno entra a los bosques, no hay nada. Normalmente, cuando hay un incendio, queda alguna parte del árbol, y uno ve que por ahí podría empezar a brotar algo. Pero ahora se va a demorar más porque no hay nada de nada”, señala el veterinario. “Eso complica mucho, porque no hay cómo estos animales vayan rápidamente a conseguir su alimento”.

Y agrega: “Este ha sido un tremendo daño al econosistema y va a costar que se recupere y vuelva a la realidad. Es una tragedia, porque hay un sistema en el que convivía fauna y flora y funcionaba. Pero ahora, para que estos actores puedan lograr un equilibrio, son muchos, muchos años. No es solo que crezca la vegetación, sino que vuelva a existir un equilibrio entre las especies. De veterinario llevo más de 20 años, pero es primera vez que veo algo con tanto daño profundo en la vida natural”.

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Sobre la firma

Ana María Sanhueza
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en justicia y derechos humanos. Ha trabajado en los principales medios locales, entre ellos revista 'Qué Pasa', 'La Tercera' y 'The Clinic', donde fue editora. Es coautora del libro 'Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas' y de 'Los archivos del cardenal', 1 y 2.

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