La NASA colabora con una empresa chilena para mapear los bosques de la Patagonia
El trabajo que se realiza desde la Estación Espacial Internacional es complementado por mediciones de campo realizadas en el extremo sur del país
El 19 de abril de 2019 se empezaron a disparar rayos láser a Tierra desde la Estación Espacial Internacional (EEI), marcando el inicio de la misión GEDI (Global Ecosystem Dynamic Investigation), que busca determinar cuánto carbono almacenan los ecosistemas forestales y así dar cuenta del impacto de la deforestación en el cambio climático. El proyecto, desarrollado por el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA y la Universidad de Maryland, se realiza a través de un satélite acoplado a la EEI y mediante una tecnología de detección a distancia llamada LIDAR, que dispara rayos láser que permiten conocer la altura de los árboles, la estructura de los mismos y así determinar el carbono que almacenan.
La misión, que hasta el momento ha tenido 25 billones de observaciones, tomó muestras hasta marzo de 2023 y se espera que vuelva a funcionar en el verano del hemisferio norte de 2024. A través de la tecnología láser han monitoreado todas las áreas verdes del planeta, incluyendo las 45 millones de hectáreas de la Patagonia chilena.
Sin embargo, la compleja geografía que caracteriza a este lugar ubicado en el fin del mundo ha generado complicaciones: “Es una zona muy difícil para trabajar. Son bosques muy densos, algunos totalmente prístinos, y hay mucha pendiente, lo que siempre es bastante problemático para poder determinar con precisión la altura de los árboles”, explica Adrián Pascual, académico de la Universidad de Maryland y parte del equipo científico de la misión GEDI.
Para Felipe Escalona, CEO de The Real Eco State, empresa chilena que busca proteger la Patagonia a través de la venta de terrenos exclusivamente para la conservación, las extensas áreas del extremo austral de Chile también eran un misterio. Su objetivo era invertir en ciencia y poder obtener información de los bosques para que sus compradores pudieran conocer de mejor manera el aporte ecológico que realizan los terrenos que adquirían: “Queríamos poder explicarles qué tipo de vegetación poseían sus predios y la cantidad de carbono que captan los árboles”, explica desde Nueva York, donde The Real Eco State ha abierto oficinas para llegar a nuevos mercados de conservacionistas.
En esa búsqueda, Escalona se enteró de que existía la misión GEDI, cuyos datos son públicos, y los contactó para colaborar y así precisar los datos de la NASA con información recabada en terreno. Para esta tarea el CEO de The Real Eco State decidió invertir para que una ONG chilena, We Conserv, ayudara con las mediciones de campo directamente en la Patagonia.
Por su parte, Adrián Pascual consiguió financiamiento de la Universidad de Maryland para viajar a Chile y colaborar con el mapeo de la zona. La primera semana de septiembre estuvo recorriendo la región de Aysén, observando con los investigadores chilenos cómo volaban los drones que también ocupan tecnología LIDAR. “Desde la misión GEDI lo que nos interesa es saber qué tal funcionan nuestros modelos aquí en la Patagonia, porque la mayoría de los lugares que hemos hecho para calibrarlos están en la Amazonia. Entonces, por eso a mí me preocupaba ver qué tal lo estábamos haciendo aquí abajo y en base a los resultados que tengamos de los drones probablemente vamos a intentar hacer un esfuerzo para poder tener lugares donde calibremos nuestros modelos aquí en Chile”, comenta Pascual sobre la colaboración que se ha centrado en la zona del canal Puyuhuapi y en lugares aledaños al lagos Rooselvelt y Cóndor. En cuanto a los resultados, el investigador de la Universidad de Maryland dice que aún es muy temprano para entregar cifras, pero que están trabajando en ello y la información será pública.
Por su parte, Escalona está muy entusiasmado con seguir obteniendo datos de la Patagonia: “Ha sido muy interesante ir aprendiendo cómo se comportan los distintos tipos de bosques. A nosotros, como compañía, estas observaciones nos entregan datos relevantes en función de qué lugares hay que priorizar para la conservación”. Y agrega: “A mí me gusta pensar que, más temprano que tarde, un metro cuadrado de la Patagonia va a ser más importante y, por ende, más caro que un metro cuadrado en Nueva York. Las grandes ciudades te entregan servicios desde un punto de vista netamente financiero; en cambio la Patagonia, con sus bosques que captan grandes cantidades de carbono, le entregan un servicio a toda la humanidad”.
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