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Un estudiante chileno de 16 años, ingresado con graves quemaduras tras la ocupación de un colegio

El alumno del Liceo de Aplicación, de los más representativos de la educación pública de Santiago, manipuló un líquido acelerante que explotó

Liceo de Aplicación de Santiago
Liceo de Aplicación, uno de los establecimientos emblemáticos de Santiago y de la educación pública de Chile. Lugar donde por causas que se investigan un estudiante sufrió graves quemaduras y se encuentra en riesgo vital.Cristian Soto Quiroz
Ana María Sanhueza

Un estudiante de 16 de años del Liceo de Aplicación de Santiago, uno de los establecimientos públicos más emblemáticos de la capital de Chile, se encuentra ingresado con el 25 % de su cuerpo quemado, con ventilación mecánica y en coma inducido. El sábado, el adolescente intentó prender una fogata durante la ocupación del colegio, en el marco de una manifestación. Utilizó un líquido acelerante que produjo una explosión.

Según explicó a radio ADN Rodrigo Roco, el director de Educación de la Municipalidad de Santiago, que sostiene el liceo, la policía maneja dos hipótesis. La primera, que la explosión la produjo “un aerosol que reventó”. La segunda, que “podrían haberse estado manipulando algunos elementos acelerantes o explosivos” durante la ocupación del colegio. “Lo más importante es la recuperación de este chico, que si bien ha estado grave ha ido respondiendo positivamente a los tratamientos”. Cuando se producen estas tomas, dijo el director, “la no presencia de adultos en el espacio es un problema”.

El Liceo de Aplicación, que tiene 950 alumnos, fue tomado el jueves de la semana pasada por una veintena estudiantes. Según el diario La Tercera, la ocupación se acordó después de una votación mayoritaria de un consejo de delegados de curso, al considerar insuficientes los resultados a las demandas que realizaron a la Dirección de Educación Municipal (DEM) de Santiago. En el largo petitorio, los alumnos exigían mayor personal docente y más cantidad de profesionales de salud mental, además de mejoras en la infraestructura y que se sacara la presencia policial del establecimiento (es un liceo donde usualmente hay manifestaciones).

Durante la madrugada del viernes, el grupo de jóvenes había protagonizado una serie de incidentes en la Alameda, la principal avenida de Santiago. Encendieron barricadas y un paradero de autobuses fue quemado por personas que aun no fueron identificadas. En abril, durante otra toma, se produjo un incendio en el entretecho del edificio que afectó dos oficinas ubicadas en el segundo piso: se quemaron documentos históricos.

Esta nueva ocupación fue depuesta poco después de las quemaduras que sufrió el estudiante, mientras que Carabineros concurrió al liceo la mañana de este lunes con una orden de desalojo. Cuando la policía entró ya no había alumnos, pero sí destrozos en el interior del edificio, según señaló el teniente coronel Robinson Villarroel, de la Prefectura Santiago Central: “Existía una gran cantidad de rayados y daños que posteriormente van a ser evaluados por la administración de este colegio”.

La circunstancias de las quemaduras del estudiante de 16 años son investigadas por la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, donde se realizó una denuncia. Según adelantó el domingo en una entrevista el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, un grupo salió del interior del liceo “con acelerante, al parecer con el objeto de generar algún hecho, puede haber sido una bomba mólotov. Producto de ese acelerante, explotó en las manos de este joven”.

Claudio Vargas, cuyo hijo estudia en el liceo y “vocero de los apoderados que defienden el derecho a tener clases”, ha dicho que el jueves, apenas se enteró que el establecimiento había sido tomado, presentó una denuncia a Carabineros, por lo que criticó que el desalojo se produjera días después. Lo ocurrido con el estudiante, dijo, refleja una crisis profunda. “Una cosa es que los niños tengan un pensamiento crítico y otra es que se impongan frente el resto. El Liceo de Aplicación está secuestrado por la violencia. Este es un grupo que no supera las 50 personas, y los que gatillan estos hechos no son más de quince”.

Durante la jornada también se pronunció la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler: “Es una situación gravísima, muy lamentable. Esta situación es tremendamente dañina para la comunidad educativa y para nuestro país”.

En 2006, en el primer Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, los secundarios de los establecimientos públicos salieron a las calles en demanda por mejor educación. Desde entonces, ningún Gobierno ha sido capaz de enfrentar esta crisis que se hace evidente en los colegios históricos del centro de Santiago de Chile, donde son habituales las tomas de los recintos y, en general, diversos tipos de violencias.

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Sobre la firma

Ana María Sanhueza
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en justicia y derechos humanos. Ha trabajado en los principales medios locales, entre ellos revista 'Qué Pasa', 'La Tercera' y 'The Clinic', donde fue editora. Es coautora del libro 'Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas' y de 'Los archivos del cardenal', 1 y 2.

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