La oposición a Gabriel Boric se prepara para medir sus fuerzas el 7 de mayo
La extrema derecha y la moderada se han fortalecido en los últimos 12 meses, sobre todo tras el plebiscito constitucional
Durante su primer año de Gobierno, el presidente chileno, el izquierdista Gabriel Boric, no ha lidiado con una sola derecha en la oposición, sino con varias derechas. El ala extrema la lidera el excandidato presidencial y fundador del Partido Republicano, José Antonio Kast, quien lo superó en la primera vuelta presidencial en 2021, aunque fue derrotado en el balotaje. “Lamentablemente, no encuentro nada positivo en el Gobierno del presidente Boric”, dijo en una entrevista en diciembre. La otra, a la que los analistas denominan como tradicional, convencional o clásica, ha sido, en general, más abierta al diálogo. Uno de sus representantes principales es el senador y presidente del Partido Unión Demócrata Independiente (UDI), Javier Macaya.
Unos y otros, moderados y más extremistas, se han fortalecido en estos últimos 12 meses, sobre todo tras el plebiscito que echó por tierra la propuesta de nueva Constitución en septiembre pasado. Ante el nuevo intento de reemplazar la Carta Fundamental actual, la oposición a Boric junta fuerzas con miras a la elección del 7 de mayo, cuando los chilenos vuelvan a las urnas para elegir a 50 miembros del consejo que redactará una nueva propuesta. Medirán su peso ante el Gobierno con un sistema de voto obligatorio que ha sido recientemente repuesto y, de paso, sabrán el tamaño de uno y otro sector dentro de la derecha.
“Hoy las diferenciaciones entre estas derechas están relativamente claras”, dice Cristóbal Rovira, politólogo de la Universidad Diego Portales (UDP). “Por un lado Macaya, con esta idea de una derecha dialogante y, aunque muy crítica de Boric, dispuesta a tender puentes para sacar determinadas reformas. Por otro, la derecha más dura, que dice que no hay ningún puente que tender, que el Gobierno es un fracaso de la A a la Z y que, por lo mismo, no hay que sentarse a conversar, sino esperar los próximos tres años [cuando el mandatario termine su mandato] para poder ser mayoría. Son dos tonos muy diferentes”, agrega.
La derecha de Macaya es parte de Chile Vamos, conglomerado en el que la UDI convive con Renovación Nacional (RN), donde milita el exmandatario Sebastián Piñera (2018-2022), y una formación relativamente nueva, Evópoli. Para el sociólogo Ernesto Ottone, que fue asesor del expresidente socialista Ricardo Lagos (2000-2006), a este mapa opositor debe agregarse al Partido de la Gente (PDG), de corte populista, cuyo líder Franco Parisi salió tercero en la primera vuelta presidencial de 2021 con un 12,8%. “Este es un sector que no aparece ligado a la derecha, pero es bastante de derecha, pues al final del día se siente más cerca del Partido Republicano que de cualquier otro sector político”, señala el ensayista.
Precisamente, la oposición, en todas su versiones, el miércoles dio el mayor golpe legislativo que ha tenido Gobierno desde su instalación, cuando rechazó de entrada la reforma tributaria, clave para financiar el programa del Ejecutivo. Dos de las ministras de Boric, Carolina Tohá, de Interior, y la vocera Camila Vallejo, responsabilizaron de la derrota a la derecha y al expresidente Sebastián Piñera, que reapareció en la escena política a un año de dejar el poder con una mirada muy crítica a la reforma.
Tres meses antes, la actitud de la derecha tradicional era otra. En diciembre, la oposición y el oficialismo llegaron a un acuerdo transversal en el Congreso que permitió iniciar el segundo intento constitucional. Macaya, aunque fue parte de los que rechazaron el texto, fue uno de los articuladores de su sector. Kast, en cambio, no ha dejado de afirmar que Chile no necesita otra Carta Magna.
La oposición más dialogante fue también la que se sentó a una mesa de seguridad, que convocó la ministra Tohá para impulsar un acuerdo ante la crisis de delincuencia que vive el país. Pero, después de los 13 indultos que el mandatario concedió a fines del año pasado, 12 de ellos vinculados a delitos del estallido social de octubre de 2019, la derecha congeló su participación y cortó el puente. Fue un hito en la relación entre La Moneda y la oposición, que se tensionó con dos intentos de destitución a ministros de Boric, que finalmente fueron rechazados.
Para Sylvia Eyzaguirre, investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP), un centro de estudios de la derecha liberal, que las derechas compitan en dos listas en la elección constituyentes de mayo “fue una buena decisión política”. “Permite mostrar que en la derecha existe diversidad, que tienen proyectos políticos distintos y que esa diferencia se va a poder ver electoralmente”, explica. Es un buen momento para un sector que, según sus cálculos internos, entre moderados y radicales podrían ganar entre 23 y 27 escaños de los 50 que hay en disputa en la elección que se celebrará en ocho semanas.
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