Los protagonistas del crecimiento de la comunidad

Contra el miedo a los ‘Mohamed de Lepe’

Gladys Meza, peruana y presidenta de la ONG Huelva Acoge, aboga por la inclusión para impedir el auge de los discursos xenófobos

Gladys Meza, en la sede de Andalucía Acoge. ALEJANDRO RUESGA (EL PAÍS)

Unas huellas blancas en la acera de la Avenida Alemania de Huelva guían los pasos hasta la sede de la ONG Huelva Acoge. Ese camino, que muchos inmigrantes han seguido en la última década es el que realizó hace casi 10 años su actual directora, Gladys Meza. Ella acudió a la organización en busca de ayuda con sus papeles. “Llevaba un año buscando sin éxito trabajo como contable en la ciudad, después de haber estudiado en la Universidad de Sevilla un curso de Dirección de Empresas”, explica desde su despacho.

En Huelva vivía su ...

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Unas huellas blancas en la acera de la Avenida Alemania de Huelva guían los pasos hasta la sede de la ONG Huelva Acoge. Ese camino, que muchos inmigrantes han seguido en la última década es el que realizó hace casi 10 años su actual directora, Gladys Meza. Ella acudió a la organización en busca de ayuda con sus papeles. “Llevaba un año buscando sin éxito trabajo como contable en la ciudad, después de haber estudiado en la Universidad de Sevilla un curso de Dirección de Empresas”, explica desde su despacho.

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En Huelva vivía su hermana y durante este tiempo había trabajado de todo para ganarse la vida. Era el momento más delicado, en el que se cuestionaba para qué había dejado su Perú natal, donde trabajaba en una empresa agroalimentaria, para venirse a España, donde todo era diferente, el momento del duelo migratorio, la depresión de todos los inmigrantes y de la que pocos hablan. Hablando con la abogada, surgió la posibilidad de colaborar como voluntaria y Meza, trabajadora incansable, hizo de esa oportunidad el trampolín para hacer de su periplo en España una historia de superación y éxito.

Meza supo canalizar sus experiencias para adaptarse a la dureza del cambio para empatizar con otros migrantes que, como ella, tenían dificultades para integrarse en la vida en nuestro país. “Tenía la empatía que necesitaban”, explica. Casi 10 años después, Meza preside la ONG a la que acudió a pedir ayuda y es la encargada de brindar ese apoyo a los cientos de inmigrantes que llegan desorientados, que precisan de información básica o de recursos más concretos.

La población extranjera supone el 7,4% del total de los habitantes de Andalucía. Huelva es una de las provincias andaluzas que, por el peso tan importante que implica el sector agroalimentario en su economía, más depende de la fuerza laboral extranjera. La estacionalidad de los cultivos implica una temporalidad de los contratos que influye de manera decisiva en la forma de vida de los migrantes y, por ende, en los trámites para regularizar su situación. Esa circunstancia y el bajo coste de la mano de obra ha consolidado en la provincia el fenómeno de los asentamientos. “Nosotros los visitamos asiduamente, vamos con profesionales para que los que viven allí puedan informarse de sus derechos…”, explica Meza, quien alerta sobre la perpetuación de esa forma de vida. “Muchos creen que como quienes trabajan allí son de África están acostumbrados a vivir en esas condiciones, pero esos trabajadores querrían pagar un alquiler, como cualquiera. El problema es que muchos de los pueblos no tienen oferta de viviendas y pocos alquilan por los meses que dura la temporada”, se lamenta.

Meza advierte de las secuelas de vivir en barracones sin lo más básico. “Hemos detectado personas con problemas mentales, adultos que han ido enlazando temporadas con temporadas y han prolongado su estancia durante años y menores no acompañados que, al cumplir los 18, ven en el campo su única salida para subsistir y en los asentamientos su única opción de tener un techo. El drama de los menores extranjeros no acompañados es bien conocido por Huelva Acoge que tiene programas de asesoramiento y un programa para buscar salidas a los chavales cuando cumplen los 18.

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La lucha contra los prejuicios es otra de las batallas de Meza y de Huelva Acoge. “Hay mucho miedo a la inclusión”, reconoce. “Si tú no conoces a tu vecino es muy fácil caer en los estereotipos, pero en cuanto sabes cómo opina de las cosas, todo cambia”, advierte. Conocer al otro, considerarlo un igual es uno de los principios motores de Meza, quien reclama huir de etiquetas. “No me gusta que hablemos de migrantes, ni de segundas o terceras generaciones, porque eso implica una barrera todos somos iguales”, señala y recuerda que eso mismo replicó cuando le ofrecieron formar parte de la Junta Directiva de Andalucía Acoge porque su condición de extranjera aportaría una experiencia y una visión nueva.

Esa visión es la que considera clave para atajar los intentos de determinados grupos políticos por dividir a la sociedad y levantar el miedo a la inmigración. “Los problemas de los migrantes son los mismos que los de los nativos. Los cinco minutos de espera en las consultas médicas son los mismos para el onubense que para el marroquí, el acceso a la vivienda. La escolarización…”, explica. “Unidos siempre va a ser más fácil lograr objetivos, porque son los mismos”, incide.

Meza reconoce que ha habido un repunte de los discursos xenófobos alentados por determinados grupos políticos al amparo de la llegada de migrantes a las costas andaluzas en los últimos meses, pero es optimista. “De momento son palabras y esperemos que no se concreten en hechos. No creo que los andaluces vayan a renunciar a los avances en materia social que se han conseguido en los últimos años”, sostiene para reclamar, también, sensatez a la hora de abordar los mensajes que lanzan ciertas fuerzas políticas. “Se habla de deportaciones masivas, de muros, de avalancha de pateras… Nada de eso es cierto o se puede hacer, pero sirve para alimentar el miedo”, advierte.

La presidenta de Huelva Acoge reclama más implicación por parte de las distintas Administraciones públicas. “Hasta el año pasado el interés de la Junta fue prácticamente cero. Desde entonces hemos conseguido avances y estamos expectantes por constatar si esa colaboración se mantiene con el nuevo Gobierno”, señala Meza, quien pide más coordinación entre las políticas e iniciativas de las instituciones y las ONG, no solo a nivel español, sino extranjero. “No podemos permitir que el Mediterráneo se convierta en un cementerio”, advierte y, como hace a diario desde su trabajo, busca la empatía. “Todos tienen la sensación de que en Europa se vive mejor, yo misma antes de venirme a España no le pregunté a mi hermana cómo era estar aquí, pensé que no iba a ser muy diferente de Perú y no era así, pero no pregunté, lo dí por sentado”. En 2018 murieron o desaparecieron tratan doe acceder a España 1.064 las personas, de acuerdo con la APDHA.

La de Meza es una historia de éxito y de superación de sinsabores. Algunos son incapaces de sobreponerse al duelo migratorio o ven frustradas sus expectativas. Otros vieron sus sueños sepultados en el Estrecho. La mayoría, sin embargo, forman parte de la historia de esta comunidad, contribuyendo desde el anonimato a impulsar la economía andaluza, entrelazando sus vidas para la consecución de un triunfo colectivo, ese por el que aboga Meza. “Hay que conseguir que nadie se extrañe cuando oiga: Soy Mohamed, de Lepe”, afirma.

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