80 aniversario del II Congreso Internacional de Escritores antifascistas

Manuel Aznar: “No nos podemos cruzar de brazos ante el avance del fascismo”

El coordinador académico del encuentro del 80º aniversario del II Congreso Internacional de Escritores de 1937 advierte de la ascensión de estos partidos en el mundo

Manuel Aznar, coordinador académico del encuentro del 80º aniversario del II Congreso de Escritores antifascistas.

Valencia fue escenario en 1937 del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura en plena Guerra civil española. Aquel cónclave de escritores se convirtió en un alegato contra el fascismo tras el golpe militar de Francisco Franco contra el Gobierno de la Segunda República española. Más de un centenar de expertos han reflexionado esta semana en el Centre del Carme de Cultura Contemporània sobre el encuentro de ...

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Valencia fue escenario en 1937 del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura en plena Guerra civil española. Aquel cónclave de escritores se convirtió en un alegato contra el fascismo tras el golpe militar de Francisco Franco contra el Gobierno de la Segunda República española. Más de un centenar de expertos han reflexionado esta semana en el Centre del Carme de Cultura Contemporània sobre el encuentro de escritores. Manuel Aznar, coordinador académico de las jornadas, que han tenido lugar del 20 al 23 de noviembre, advierte del ascenso de partidos fascistas en el mundo.

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Pregunta. Visto ochenta años después, ¿cuál fue el impacto intelectual del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura?

Respuesta. El congreso fue el acto de propaganda cultural más importante que organizó el Gobierno republicano durante la Guerra civil. El objetivo era doble: manifestar la solidaridad de los escritores antifascistas del mundo entero con la República española que había sido víctima de un golpe de Estado militar. Y que estos escritores antifascistas reunidos en Valencia, de vuelta a sus países, escribieran e influyeran en favor de la causa republicana para que acabase la política de no intervención de las democracias occidentales, sobre todo de Inglaterra y Francia. Esa política de no intervención era vergonzante y criminal. Pero las guerras las ganan las armas y no las letras, y eso explica la victoria militar de Franco, que tuvo el apoyo del fascismo internacional.

P. No se hizo caso a los escritores...

R. Una cosa es lo que opinaban y escribían los escritores antifascistas y otra, la más importante, lo que convenía políticamente a estos gobiernos. No les hicieron caso y luego les pasó factura porque Francia fue invadida por el fascismo. Ya se advertía desde España que si el fascismo ganaba la guerra, no se conformaría solo con eso sino que intentaría expandirse por otros lugares de Europa. Por eso, la política de no intervención en España la acabaron pagando esos gobiernos que fueron luego invadidos por el fascismo internacional.

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P. Y tras la victoria del alzamiento militar, ¿qué pasó con los escritores españoles?

R. Los que en 1939, cuando acabó la guerra, pudieron exiliarse fueron unos privilegiados, en el sentido de que salvaron la vida porque lo que llegó no fue la paz sino la victoria con mayúsculas del fascismo, la represión, los fusilamientos, la cárcel. Y uno de los ejemplos más claros puede ser el del poeta Miguel Hernández. Él atravesó la frontera equivocada, que fue la portuguesa, donde estaba el gobierno dictatorial de Oliveira Salazar, y su policía lo detuvo y lo devolvió a la España de Franco. El escritor va pudriéndose de cárcel en cárcel hasta que muere enfermo en la de Alicante en 1942. Los republicanos vencidos en 1939, los que consiguen exiliarse, fueron unos privilegiados porque a pesar de que su primera experiencia fueron los campos de concentración franceses, luego rehicieron su vida, su historia e intentaron volver a vivir del oficio literario. Los peor parados fueron los que se quedaron.

P. ¿Encuentra alguna similitud con el momento político actual? 

R. Aquel fue un contexto excepcional, estábamos en guerra y todo tiene una significación en su contexto. Pero desgraciadamente cada vez tiene más sentido ser antifascista. El Frente Nacional en Francia pasó a una segundo vuelta y si llega a ganar Le Penn hubiéramos tenido a una potencia europea con un gobierno fascista. El ascenso de la extrema derecha en Alemania, Inglaterra, la xenofobia, el racismo, gobiernos directamente fascistas en los antiguos países del Este: Polonia, Hungría… Por desgracia, va a tener sentido ser antifascista por la situación política actual. No nos podemos cruzar de brazos cruzados ante el ascenso del fascismo en el mundo.

P. Es el coordinador académico del encuentro. En 1987 se celebró el 50 aniversario del congreso. ¿Qué queda de estos encuentros?

R. En 1987, la Consejería de Cultura organizó un encuentro en Valencia con motivo de los 50 años de aquel congreso y lo interesante fue que todavía había escritores vivos de aquella época. En 2007 se hizo un acto más modesto dentro del congreso Valencia, capital de la República, con una sección dedicada a los escritores antifascistas. La Universitat de València publicó las actas en un libro, que recoge una serie de trabajos valiosos sobre este congreso, que se conoce bien poco. Hay que recuperar la memoria republicana, que es la tradición democrática más inmediata que tenemos, y que el franquismo consiguió borrar.

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