Opinión

Cuando la historia llega al revés

Si contemplamos hoy el hundimiento de la casa Pujol no pocos creen que en algún repliegue aparecerá Banca Catalana

Deja de ser una transgresión pecaminosa especular sobre el caso Banca Catalana y cómo habrían ido las cosas con un desenlace distinto o incluso contrapuesto al que culminó en la exaltación de Jordi Pujol y tuvo por consecuencia su gran avance electoral. ¿Cómo sería ahora el panorama histórico de Cataluña si Jordi Pujol hubiese acabado su trayectoria al haber prosperado aquella petición de procesamiento? Si contemplamos hoy el hundimiento espectacular de la casa Pujol no pocos analistas consideran que en algún repliegue del caso reaparecerá el asunto de Banca Catalana, desde vertientes muy dist...

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Deja de ser una transgresión pecaminosa especular sobre el caso Banca Catalana y cómo habrían ido las cosas con un desenlace distinto o incluso contrapuesto al que culminó en la exaltación de Jordi Pujol y tuvo por consecuencia su gran avance electoral. ¿Cómo sería ahora el panorama histórico de Cataluña si Jordi Pujol hubiese acabado su trayectoria al haber prosperado aquella petición de procesamiento? Si contemplamos hoy el hundimiento espectacular de la casa Pujol no pocos analistas consideran que en algún repliegue del caso reaparecerá el asunto de Banca Catalana, desde vertientes muy distintas a la que permitieron al entonces presidente de la Generalitat su identificación casi intemporal con una Cataluña de concepción irredenta y orgánica.

Lo que va a pasar corresponde ya a un after hours del pujolismo pero aplicar los métodos de la historia virtual permitiría tener algunas pistas sobre lo que hubiese ocurrido entonces con el fervor pujolista y de qué modo se habría producido la evolución de la política catalana y su conexión con el conjunto de España. La historia virtual consiste en indagar como repercutiría en las circunstancias actuales un acontecimiento significativo del pasado que hubiese transcurrido de otra manera. De no haber sido asesinado Lincoln, el trato de postguerra a los estados sureños ¿hubiese sido o no muy distinto? ¿Cuál sería el desenlace de la Segunda Guerra Mundial si Japón no ataca Pearl Harbour? ¿Y si el bando republicano hubiese ganado la guerra en España? ¿A dónde nos hubiese llevado una transición liderada por Fraga y no por Adolfo Suárez? En fin, ¿se hubiese producido la insurrección de octubre de l934 con un Lluís Companys dotado de cierta sensatez?

Evaluar una resolución muy distinta del caso Banca Catalana representaría, según la teoría de la historia virtual, la percepción a posteriori de otra realidad hipotéticamente posible construida virtualmente a partir de lo que hubiese podido ser y no fue. Por lo que se refiere al pujolismo, este planteamiento virtual tendrá un interés añadido si finalmente llegamos a la conclusión de que la querella presentada entonces por la Fiscalía General de Estado tenía fundamentos para concretarse de modo muy distinto al que se dio entonces.

En La història a l'inrevés, un ensayo de notable sagacidad intelectual, el malogrado Joan Crexells intuyó en 1925 lo que sería la historia virtual. Esa era la pregunta de Crexells: ¿Qué diría un hombre que viviese la historia al revés? Por ejemplo: la humanidad existente en el siglo XX estaba convencida —según la perspectiva virtual de Crexells— de que su siglo representaba un progreso respecto al siglo XIX, por la simple razón que el siglo XIX le predecía. “¿Pero que hubiese pasado si hubiese ocurrido al revés, si el siglo XX hubiese sido, a ojos de algún espectador, anterior al siglo XIX?”. En fin, quizás seríamos propensos a pensar que entre el siglo XX y el siglo XIX había un progreso indudable, según Crexells. El caso de Joan Crexells también merecería una exploración de historia virtual. De no haber muerto tempranamente, ¿tenía el fuste para sustituir a D'Ors o incluso convertirse en el maître à penser de toda una generación? Más aún: ¿en qué medida la influencia de su vitalidad intelectual habría alterado el panorama que se genera después del noucentisme? ¿Le podríamos considerar hoy una personalidad de las que engrandecen un país pequeño en lugar de empequeñecerlo?

En alguno de sus prólogos tan anodinos y sesgados, el profesor Joaquim Molas, recientemente fallecido en olor de santidad laico-nacional, le perdonó la vida a Joan Crexells. Ese es otro caso de historia virtual, aunque mucho más ínfimo y anecdótico. ¿Cuál sería la calidad actual de los estudios de literatura catalana en la universidad si el profesor Molas no hubiese urdido todos los componentes de una secta afín que ha transpirado tanta mediocridad intelectual a cargo del contribuyente? ¿Serían hoy las cosas distintas si el profesor Antoni Comas hubiese vivido para ejercer su magisterio tan desusado a los dogmas? La improductividad intelectual de los departamentos universitarios de literatura catalana sigue, con raras excepciones, en el vasallaje mortecino a la generación de profesores adictos a las tesis del profesor Molas.

Tout se tient. Joan Crexells lo percibió tempranamente, a inicios de la década de los veinte, del siglo pasado. Escribió que después de la Gran Guerra las cosas en el mundo estaban tan complicadas que no era de extrañar que la derrota de Venizelos —el gran estadista griego, amigo de Cambó, dicho sea de paso— pudiera influir, por ejemplo, en que el gobernador civil de Barcelona autorizase o no un mítin en Olot. Ahora los científicos nos dicen que los aludes de nieve pueden ser provocados por una fractura muy lejana, del mismo modo que el aleteo de una mariposa es capaz de generar un huracán al otro extremo del mundo. En el caso de Banca Catalana, más que el efecto mariposa, lo que tendremos es una estampida de viejos elefantes.

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Valentí Puig es escritor.

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