El incendio soberanista en Cataluña no prende entre los valencianos

Ni las proclamas anticatalanistas ni el independentismo influyen en los votantes

Participantes en una manifestación el pasado 9 de octubre en Valencia con la 'senyera' de la Comunidad Valenciana y la 'estelada'.Mònica Torres

La tensión generada en Cataluña habría tenido en otro momento un eco especial en la Comunidad Valenciana, donde las referencias al territorio vecino se han vivido en las últimas décadas de forma emocional. La encuesta publicada por este periódico el 9 d’Octubre confirma, sin embargo, que el incendio desatado por la consulta so...

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La tensión generada en Cataluña habría tenido en otro momento un eco especial en la Comunidad Valenciana, donde las referencias al territorio vecino se han vivido en las últimas décadas de forma emocional. La encuesta publicada por este periódico el 9 d’Octubre confirma, sin embargo, que el incendio desatado por la consulta soberanista no tiene influencia en la Comunidad Valenciana, donde el cambio político que anuncia el sondeo se rige por claves internas.

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El rechazo a lo catalán, empezando por la unidad de la lengua, dio forma a un combativo movimiento popular, el blaverismo. Y a un partido político de corte regionalista, Unión Valenciana, absorbido electoralmente por el PP a finales de los años noventa. El desmoronamiento del respaldo a los populares no abre la puerta hoy en las Cortes Valencianas a una fuerza de corte similar. Tampoco calan las apelaciones al peligro de contagio independentista del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, a las que los partidos de la oposición parlamentaria no responden, sabedores de que entrar en ese debate solo puede darles problemas.

Las formaciones que animan a seguir los pasos del soberanismo, como Esquerra Republicana del País Valencià, se mantienen lejos de las Cortes Valencianas en intención de voto, en línea con una sociedad en la que el 76% se siente bastante o muy orgulloso de ser valenciano y un porcentaje mayor, del 85%, bastante o muy orgulloso de ser español.

Intención de voto en la Comunidad Valenciana.

“El lobo del anticatalanismo ya no asusta a nadie, parece como hablar de otra época. Es un cambio importante que estamos viviendo”, afirma el sociólogo y vicerrector de la Universitat de València Antonio Ariño. “Incluso los empresarios que en su día tuvieron un discurso importante al respecto ahora no están en eso”, añade el también sociólogo y autor de un libro sobre la historia del blaverismo Vicent Flor.

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Hace algunos años que las grandes organizaciones empresariales valencianas tratan el tema con pragmatismo. “Cataluña es nuestro principal cliente y nuestro principal proveedor. Lo sensato es llevarse bien con el principal cliente y el principal proveedor”, dice José Vicente González, presidente de la patronal de la Comunidad Valenciana. “El que los catalanes no iban a invadir y anexionar ya no se lo cree nadie. A nadie le va a funcionar las banderas ni las paellas con agua del Ebro o de Torrevieja”, zanja.

La economía manda

  • La renta per cápita cayó un 12% desde 2007 hasta el año pasado. Es 10 puntos inferior a la media española.
  • El bienestar de los valencianos ha retrocedido a niveles previos al año 2000.
  • La Comunidad Valenciana encabeza la destrucción de empleo desde que empezó la crisis.
  • Entre 2007 y este año se han perdido un 19% de los puestos de trabajo, frente a una caída del 16% en España. En total, han desaparecido 425.000 empleos en la comunidad autónoma.
  • La tasa de paro se mantiene en el 26,2%. Lleva más de cinco años por encima de la barrera del 20%, según la Encuesta de Población Activa.
  • La deuda autonómica asciende a 34.782 millones de euros. Es la más alta como porcentaje del PIB, un 34,8%.

La vieja contienda identitaria ha perdido mucho peso. ¿Qué ha ocurrido en la calle para que eso suceda y se avecine el cambio que predice la encuesta? “Se han agudizado nuestros grandes problemas: paro, precaridad laboral y corrupción política”, considera el historiador Joan Romero. La “muy preocupante tolerancia hacia los casos de corrupción”, que según Romero se evidenció en los años de crecimiento económico, ha desaparecido. Ahora es la primera inquietud de los valencianos por delante de la del paro, también muy elevada.

El tres veces ganador de las elecciones autonómicas, Francisco Camps, sedujo a los ciudadanos con un discurso optimista sobre la Comunidad Valenciana. Pero la crisis ha puesto de manifiesto sus problemas. Los de una autonomía con una tasa de paro “fuera del patrón normal, impropia de un país de nuestro entorno”, señala Lorenzo Serrano, miembro del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. Y con un discreto nivel de competitividad: la Comunidad Valenciana ocupa el puesto 12 entre las comunidades españolas, una posición “media-baja” en el seno de la Unión Europea y apenas “un 65% de la productividad en Estados Unidos”, explica mencionando varios indicadores la catedrática de la Universidad Jaume I de Castellón Inmaculada Martínez Zarzoso.

Aunque los datos indican que se ha producido un cambio de tendencia, los ciudadanos observan que se ha creado “una bolsa de desempleo tan masiva que incluso a ritmos elevados de recuperación va a hacer falta mucho tiempo para volver a la situación previa a la crisis”, dice Serrano. Entre los 533.600 desempleados registrados en el Servef hay, además, un grupo particularmente preocupante y no poco numeroso: aquellos trabajadores “cuyas habilidades o son muy bajas o servían para hacer cosas que en el futuro probablemente no van a proporcionar granes posibilidades de empleo”, añade el economista.

El desempleo creció con una “rapidez pasmosa” a partir de 2008. La consecuencia ha sido un aumento de la pobreza “cada vez más intenso, más extenso y más crónico”, resume Vicent Andrés, de Cáritas. La exclusión severa ha aumentado hasta afectar al 11,5% de hogares valencianos, según el organismo de la Iglesia. “Ante todo eso”, dice el sociólogo Ariño, “hable usted de anticatalanismo”.

"Esta es la tercera vez en 30 años"

Contando el salto que pronostica la encuesta de Metroscopia publicada por EL PAÍS, la Comunidad Valenciana ha vivido tres cambios electorales profundos desde la reinstauración de la democracia. Los tres coinciden con momentos de crisis y muy elevados niveles de desempleo. “A finales de los setenta y principios de los ochenta tuvimos tasas de paro por encima del 20% durante bastante tiempo. A principios de los años noventa, también. Y ahora vuelve a ocurrir por tercera vez en 30 años”, afirma el economista Lorenzo Serrano.

Una de las mayores enfermedades de la economía valenciana, señala el catedrático especializado en el sector financiero Joaquín Maudos, es la que aflige a “las finanzas públicas, duramente golpeadas por la brutal caída de la recaudación y por el injusto sistema de financiación, que ha obligado a la Generalitat a endeudarse en mayor medida para disponer de un Estado del bienestar similar al de restos de regiones”.

El sondeo recoge que el 60% de los valencianos opina que el Gobierno de Mariano Rajoy perjudica a la comunidad autónoma. Los empresarios han levantado la voz en los años por el trato en materia de financiación autonómica e inversiones del Estado. Pero su líder, José Vicente González, descarta que ello vaya a conducir a un movimiento político: “Siempre aparece alguien que dice: ‘Lo que tendríamos que hacer es organizar un partido valenciano para que nos escuchen en Madrid’. Yo creo que es un error descomunal que lo hagamos lo empresarios. Cada uno debe dedicarse a lo que sabe, y nosotros no sabemos hacer eso”.

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