polémica por los incidentes de Bilbao

“Pasaron como el caballo de Atila”

Indignación entre comerciantes afectados por las salvajes acciones de ‘kale borroka’ Lamentan la falta de seguridad policial durante la manifestación

Encapuchados atacan un hotel de la Gran Vía de Bilbao en las protestas contra el Foro Global España 2014. RAFA RIVAS (AFP)

La violencia empleada por los radicales durante sus salvajes protestas del pasado lunes siguen todavía en la retina de muchos de los comerciantes afectados en varias zonas de Bilbao por los destrozos en sus establecimientos. “Pasaron como el caballo de Atila”, subrayó uno de ellos, mientras se lamentaba de la falta de seguridad policial, sobre todo durante la manifestación de la mañana convocada por la plataforma Gune que agrupa a la mayoría sindical vasca y a grupos sociales.

Un día después de sufrir ...

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La violencia empleada por los radicales durante sus salvajes protestas del pasado lunes siguen todavía en la retina de muchos de los comerciantes afectados en varias zonas de Bilbao por los destrozos en sus establecimientos. “Pasaron como el caballo de Atila”, subrayó uno de ellos, mientras se lamentaba de la falta de seguridad policial, sobre todo durante la manifestación de la mañana convocada por la plataforma Gune que agrupa a la mayoría sindical vasca y a grupos sociales.

Un día después de sufrir los efectos de la kale borroka, los comercios tratan de recuperar la normalidad, aunque buena parte de ellos han tenido que proteger sus escaparates con maderas al tener las lunas rotas y comienzan a evaluar sus daños y las posibles pérdidas. Ante la magnitud de los daños, la asamblea de la asociación de comerciantes BilbaoDendak condenó ayer de manera rotunda y unánime “los ataques premeditados, indiscriminados y extremadamente graves” que sufrieron, según dice en su comunicado, “numerosos comercios, establecimientos hosteleros y hoteleros, oficinas bancarias, mobiliario urbano y vehículos privados y municipales”.

Este grupo, que aglutina a más de dos mil propuestas comerciales y hosteleras, espera que este tipo de hechos “no se vuelva a repetir ya que más allá de la extrema gravedad de los ataques suponen un terrible menoscabo para la imagen de nuestra ciudad”. BilbaoDendak suscribió el acuerdo de la Junta de Portavoces del Ayuntamiento de la capital vizcaína y agradeció la solidaridad recibida.

Como reflejo más explícito de esta violencia está la sucursal de la BBK de la calle Correo, en el Casco Viejo, y que quedó completamente destrozada. “Con la BBK se ensañaron. Abrieron el cristal con un mazo y tablas de madera. Entraron, cogieron un ordenador y una silla, y pusieron dentro un petardo. La Ertzaintza llegó bastante tarde, cuando ya habían roto a sus anchas”, aseguraron a Efe las empleadas de una tienda próxima que siguió la acción vandálica y que tampoco pudieron evitar ser víctimas.

“Con la oficina de BBK se ensañaron. Entraron y pusieron dentro un petardo”

“Fue todo muy rápido y no nos dio tiempo a reaccionar”, lamentó ayer una de las dependientas, mientras recordaba cómo ante la llegada de los encapuchados bajaron la persiana apresuradamente y apagaron las luces con tres clientas en el interior. Pero no se salvaron. A este comercio le rompieron la luna, les saltaron cristales hacia dentro y les pintaron “FMI, lapurrak (ladrones)”.

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Una dependienta de la tienda de la marca Adolfo Domínguez de la calle Correo relató que “empezó a haber gente rara, se empezaron a acumular por grupitos y fueron hacia el paso de peatones del Arenal”. Después, recuerda que “pusieron contenedores en la carretera y quemaron uno” y tras la llegada de la Ertzaintza, se dispersaron por la calle Correo. En un bar cercano, su dueño reconoció ayer que “nos quitaron una silla, fue la que tiraron a Movistar y les rompieron la luna. Cerramos y esperamos a que pasase. Estuvimos hasta las 9 de la noche, pero ya no había nadie en la calle”.

En la zona de Gran Vía, arrasada en sus zonas más emblemáticas, ayer se acumularon los vehículos de cristaleros para reparar las lunas destrozadas. El empleado de unos grandes almacenes recordó ayer cómo “empezaron a tirar papeleras, alcantarillas y piedras. Rompieron el video-wall del escaparate. Se cerraron las persianas, con gente dentro y prendieron fuego a una de las persianas”. En general, los empleados de las tiendas atacadas por los violentos reconocieron ayer el miedo que pasaron ante la avalancha de ataques sin que hubiera presencia policial alguna para atajar los estragos.

“Fueron momentos muy desagradables y con una cierta tensión”, dice una de ellas. Su compañera se acordó en ese momento de los ertzainas. “No sé si es porque estaban todos los policías en la zona del Guggenheim. Aquí he visto muchísimas manifestaciones, no esto, sino mucho más, y encontré que había poca presencia policial para lo que estaba ocurriendo”, dijo ayer mientras comenzaba el inventario de las prendas dañadas.

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